Carta de los Mahatmas No. 42
Esta es la Carta N.° 42 en Las Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett, 4.ª edición cronológica (en inglés). Corresponde a la Carta N.° 43 en la numeración de Barker. Ver a continuación contexto y antecedentes.
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Portada
Recibida en Allahabad, febrero de 1882. |
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Páginas 1 & 2- traducción, imagen y notas
Antes de que nosotros intercambiemos otra línea, debemos llegar a un acuerdo, mi impulsivo amigo. Primero tendrá que prometerme fielmente que nunca juzgará a ninguno de nosotros, ni a la situación, ni a nada que tenga alguna relación con los "míticos Hermanos" —altos o bajos, corpulentos o flacos— basándose en su experiencia mundana, o nunca alcanzará la verdad. Al hacerlo hasta ahora solo ha perturbado la solemne tranquilidad de mis cenas varias noches seguidas y ha logrado de tanto escribir y pensar sobre eso que mi serpenteante firma me persiga incluso en mis sueños, ya que por simpatía sentí que la jalaban de la cola al otro lado de las colinas. ¿Por qué es tan impaciente? Tiene toda una vida por delante para que mantengamos correspondencia; aunque mientras las nubes oscuras de la Deva-Lok "Ecléctica" desciendan sobre el horizonte de la "Madre", esta ha de ser esporádica e incierta. Incluso puede llegar a interrumpirse repentinamente debido a la tensión que ha generado nuestro amigo demasiado intelectual. ¡Oy-hai, Ram Ram! Y pensar que nuestra muy leve crítica al panfleto, una crítica que usted le transmitió a Hume Sahib, ¡pudo haber inducido a este último a matarnos de un plumazo! a destruir, sin darnos un momento para llamar a un Padri o siquiera tiempo para arrepentirnos; encontrarnos vivos y, sin embargo, tan cruelmente privados de nuestra existencia es verdaderamente triste, aunque no del todo inesperado. Pero todo es culpa nuestra. Si en cambio le hubiésemos enviado prudentemente un himno de alabanza a su artículo, ahora estaríamos sanos y salvos, rebosantes de salud y fuerzas, si no de sabiduría, durante muchos años, y habríamos descubierto en él a nuestro Ved-Vyasa para que nos cante las proezas ocultas de Krishna y Arjuna en las desoladas orillas del Tsam-po. Aunque estemos muertos y disecados, ya que estamos puedo ocupar unos minutos de mi tiempo en escribirle a usted como un bhut, en el mejor inglés que se encuentre inactivo en el cerebro de mi amigo; donde además descubro en las células de la memoria el pensamiento fosforescente de una breve carta que él mismo enviará al director del Pioneer para calmar su impaciencia inglesa. Amigo de mi amigo, K.H. no lo ha olvidado; K.H. no tiene la intención de romper con usted, a menos que Hume Sahib eche a perder la situación de forma irreparable. ¿Y por qué él lo haría? Usted ha hecho cuanto pudo, y eso es todo lo que tenemos la intención de pedirle a alguien. Y ahora hablemos. Usted debe dejar de lado por completo el elemento personal si desea progresar en el estudio de lo oculto y, durante un tiempo, incluso a él mismo. Comprenda, amigo mío, que los |
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afectos sociales tienen poco o ningún control sobre un verdadero adepto en el cumplimiento de su deber. En la medida en que se eleva hacia el perfecto adeptado, los antojos y aversiones de su antiguo yo se debilitan: (tal como K.H. se lo explicó en esencia) él alberga en su corazón a toda la humanidad y la considera como un todo. El caso de usted es excepcional. Usted lo ha obligado a él, ha tomado por asalto la posición, por la misma violencia e intensidad de sus sentimientos por él, y una vez aceptado él tiene que sufrir las consecuencias en el futuro. Sin embargo para él no es una cuestión relevante el Sinnett visible: sus impulsos, sus fracasos o éxitos en el mundo, su mayor o menor deferencia hacía él. Con el "visible" no tenemos nada que ver. Él es para nosotros sólo un velo que oculta a los ojos profanos ese otro ego cuya evolución nos concierne. En la rupa externa haga lo que quiera, piense lo que quiera: sólo cuando los efectos de esa acción voluntaria se ven en el cuerpo de nuestro corresponsal, es de nuestra incumbencia advertirlo. |
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No estamos ni conformes ni disconformes por su inasistencia a la reunión de Bombay. Si hubiera asistido, habría sido mejor para su "mérito"; como no asistió, perdió ese puntito. Yo no podía ni tenía derecho a influir en usted de ninguna manera, precisamente porque no es un chela. Fue una prueba, una muy pequeña, aunque a usted le pareció lo suficientemente importante como para hacerle pensar en "los intereses de su esposa e hijo". Tendrá muchas de esas; porque aunque nunca llegue a ser un chela, no hacemos confidencias ni siquiera a los corresponsales y "protegidos" cuya discreción y valor moral no han sido bien probados. Usted es víctima de maya. Será una ardua tarea para usted eliminar las "cataratas" y ver las cosas tal como son. Hume Sahib es un maya para usted tan grande como cualquier otro. Usted solo ve en él un montón de carne y huesos, la personalidad oficial, el intelecto y las influencias. Le ruego me diga ¿qué son estas para el verdadero yo en él, que usted no puede ver haga lo que hiciere? ¿Qué tiene que ver la capacidad de él para brillar en un |
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Durbar o para dirigir una sociedad científica, con la aptitud de él para la investigación de lo oculto, o la confiabilidad que él tenga para guardar nuestros secretos? Si quisiéramos que se supiera algo sobre nuestras vidas y nuestro trabajo, ¿no están abiertas para nosotros las columnas de El Teósofo? ¿Por qué deberíamos dar a conocer, por medio de él, los hechos con cuentagotas, para que sean aderezados para la comida del público con una salsa de dudas nauseabundas y mordaz sarcasmo capaz de infundir confusión en el estómago del público? Para él no hay nada sagrado, ni dentro, ni fuera del ocultismo. El posee un temperamento que mata pájaros y mata la fe; sacrificaría su propia carne y sangre tan despiadadamente como a un bulbul cantor; y lo desecaría a usted y a nosotros, a K.H. y a la "querida Vieja Dama" y nos haría desangrar hasta morir bajo su bisturí, si pudiera, con tanta facilidad como lo haría con un búho, para ponernos en su "museo" con las correspondientes etiquetas para luego relatar nuestras necrologías a los aficionados en "Plumas Sueltas". No Sahib; el Hume externo es tan diferente (y superior) al Hume interno, como el Sinnett externo es diferente (e inferior) al naciente "protegido" interior. Aprenda eso y haga que este último vigile al director, no sea que algún día le juegue una mala pasada. Nuestro mayor problema es enseñarles a los alumnos a no dejarse |
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engañar por las apariencias. Tal como fue notificado por Damodar a través del D ---, no lo llamé a usted chela, examine su carta para asegurarse de ello, sino que en broma le pregunté a O. si él reconocía en usted el material de que están hechos los chelas. Usted solo vio que Bennett tenía las manos sin lavar, las uñas sucias y usaba un lenguaje grosero y tenía, para usted, un aspecto general desagradable. Pero si ese tipo de cosas es su criterio de excelencia moral o poder potencial, ¿cuántos adeptos o lamas creadores de maravillas pasarían su examen? Esto es parte de su ceguera. Si él muriera en este momento (y usaré fraseología cristiana para que me comprenda mejor) del ojo del Ángel de la Muerte brotarían lágrimas menos ardientes sobre otros hombres igualmente maltratados, que las que brotarían por Bennett y su trabajo. Pocos hombres han sufrido, y sufrido injustamente, como él; y pocos tienen un corazón más bondadoso, desinteresado y sincero. Eso es todo: y el sucio Bennett es moralmente tan superior al caballeresco Hume como usted lo es a su Portador. |
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Lo que H.P.B. le repitió a usted es correcto: "los nativos no ven la tosquedad de Bennett y K.H. también es nativo". ¿Qué quise decir? Bueno, simplemente que nuestro amigo semejante al Buda puede ver, a través del barniz, la veta de la madera debajo, y dentro de la viscosa y maloliente ostra, ¡la "invaluable perla interior!" B ---- es un hombre honesto y de corazón sincero, además de tener un tremendo coraje moral y ser también un mártir. A seres así ama nuestro K.H., mientras que él solo menospreciaría a un Chesterfield y un Grandison. Supongo que la condescendencia del consumado "caballero" K.H. para con el burdo y pagano Bennett no es más sorprendente que la supuesta condescendencia del "caballero" Jesús para con la prostituta Magdalena: existe tanto un olfato moral como uno físico, buen amigo. Vea lo bien que K.H. leyó su carácter cuando decidió no enviar a los jóvenes de Lahore a hablar con usted sin que antes se cambiaran de ropa. La dulce pulpa de la naranja se encuentra en el interior de la piel, Sahib: intente buscar joyas dentro de los estuches y no se fíe de las que están en la tapa. Se lo repito: el hombre es honesto y muy serio; no |
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exactamente un ángel —a estos hay que buscarlos en ostentosas iglesias, fiestas en mansiones aristocráticas, teatros y clubes y otros santuarios por el estilo— pero como los ángeles no son parte de nuestra cosmogonía nos complace la ayuda de incluso hombres honestos y valientes aunque sean sucios. Todo esto se lo digo sin malicia ni amargura, como erróneamente usted imagina. Usted ha progresado durante este último año, y por lo tanto está más cerca de nosotros, por eso hablo con usted como con un amigo, a quien espero finalmente convertirlo a algunas de nuestras formas de pensar. Su entusiasmo por nuestro estudio tiene un tinte de egoísmo; incluso sus sentimientos por K.H. son contradictorios: sin embargo, usted está más cerca. Sólo que confió demasiado en Hume, y desconfió de él demasiado tarde, y ahora el mal karma de él reacciona sobre el de usted, en detrimento suyo. Sus amistosas indiscreciones en cuanto a cosas que H.P.B. le confió solo a usted: la causa, produce las irreflexivas publicidades de él: el efecto. Me temo que esto debe tomarse en contra de usted. Sea más prudente |
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de aquí en más. Si nuestra regla es ser cautelosos con las confidencias es porque se nos enseña desde un principio que cada hombre es personalmente responsable ante la Ley de Compensación por cada palabra que emita voluntariamente. El Sr. Hume por supuesto llamaría a esto jesuitismo. Además, intente atravesar ese gran maya contra el cual los estudiantes de ocultismo de todo el mundo siempre han sido advertidos por sus instructores: el anhelo de los fenómenos. Como la sed de bebida y opio, crece con la satisfacción. Los espiritistas están ebrios de ello; son borrachos taumatúrgicos. Si usted no puede sentirse feliz sin los fenómenos nunca aprenderá nuestra filosofía. Si desea un pensamiento filosófico y saludable, y puede estar satisfecho con este, continuemos con nuestra correspondencia. Le cuento una verdad profunda al decir que si usted (como el legendario Shloma) tan solo elige la sabiduría todas las demás cosas le vendrán por añadidura, con el tiempo. No le suma fuerza a nuestras verdades metafísicas que nuestras cartas caigan desde el espacio
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en su regazo o debajo de su almohada. Si nuestra filosofía es falsa un milagro no la convertirá en verdadera. Ponga esa convicción en su conciencia y hablemos como hombres sensatos. ¿Por qué deberíamos jugar con la caja sorpresa; no están crecidas nuestras barbas? Y ya es hora de poner fin a mi abominable caligrafía y así eximirlo de la tarea. ¡Sí — su "cosmogonía"! Bueno, buen amigo, su cosmología está— entre las hojas de mi Khuddaka Patha— (mi Biblia familiar) y haciendo un supremo esfuerzo intentaré contestarla en cuanto me hayan relevado, ya que en este preciso momento estoy de servicio. La que usted ha escogido es una tarea para toda la vida, y de alguna manera en lugar de generalizar usted se las arregla para recurrir siempre a los detalles que resultan más difíciles para un principiante. Le advierto mi buen Sahib. La tarea es difícil y
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K.H. rememorando los viejos tiempos, en que le encantaba citar poesía, me pide que cierre mi carta dirigida a usted con lo siguiente: "¿El camino serpentea cuesta arriba hasta el final? "Sí, hasta el final." "¿El viaje durará todo el largo día? "De la mañana a la noche, amigo mío." El conocimiento para la mente, como el alimento para el cuerpo, tiene por objeto alimentar y ayudar al crecimiento, pero requiere una buena digestión y cuanto más completa y lentamente se realice el proceso mejor es tanto para el cuerpo como para la mente. Vi a Olcott y le di instrucciones sobre qué decirle a nuestro Sabio de Simla. Si la V.D. se apresura a darle explicaciones epistolares a él, deténgala, ya que O. tiene todo bajo control. No tengo tiempo para cuidarla, pero le hice prometer a ella que nunca le escriba a él sin antes mostrarle a usted primero la carta. Namascar. Atentamente M.
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Contexto y antecedentes
Descripción física de la carta
El original se encuentra en la Biblioteca Británica, Folio 2. George Linton y Virginia Hanson describieron la carta de esta manera:
En tinta roja oscura sobre tres hojas de papel blanco de tamaño completo. La escritura en dos de las hojas está en diagonal. La firma es algo diferente en el sentido de que la inicial no tiene "cola", pero tiene una línea debajo que forma un bucle en ambos extremos. [2]
Historial de publicaciones
Comentario sobre esta carta
Notas
- ↑ C. Jinarajadasa, Letters from the Masters of the Wisdom, First Series (Adyar, Chennai, India: Theosophical Publishing House, 2011), 155.
- ↑ George E. Linton and Virginia Hanson, eds., Readers Guide to The Mahatma Letters to A. P. Sinnett (Adyar, Chennai, India: Theosophical Publishing House, 1972), 93.