Akasha

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Descripción general

H. P. Blavatsky lo define de la siguiente manera:

Âkâsa (Sánscrito). La sutil, supersensible esencia espiritual que llena y penetra todo el espacio. La substancia primordial erróneamente identificada con el Éter, puesto que es respecto del Éter lo que el Espíritu respecto de la Materia, o el Âtma respecto del Kâmarûpa. En realidad, es el Espacio universal en que está inmanente la Ideación eterna del Universo en sus siempre cambiantes aspectos sobre los planos de la materia y objetividad, y del cual procede el Logos, o pensamiento expresado. Por esta razón declaran los Purânas que Âkâza sólo tiene un atributo, el sonido, puesto que el sonido no es más que el símbolo descifrado del Logos, o sea el "Verbo"o "Lenguaje" en sentido místico.



Franz Hartmann escribió:

Âkâsha es la substancia viva primordial, correspondiente a la concepción de alguna forma del éter cósmico que penetra el sistema solar. Toda cosa es, por decirlo así, Âkâza condensado, habiéndose hecho visible por el cambio de su estado supraetéreo en una forma concentrada y tangible, y toda cosa de la Naturaleza puede ser resuelta otra vez en Âkâsha y hacerse invisible, cambiando en repulsión el poder de atracción que mantenía unidos sus átomos; pero hay una propensión en los átomos que han constituído una forma, a tender otra vez a la unión en el orden anterior y reproducir la misma forma, y una forma puede, por lo mismo, haciendo aplicación de esta ley, ser aparentemente destruída y reproducirse luego. Esta tendencia se halla en el carácter de la forma conservada en la Luz Astral.

Akasha y magia

El Akasha tiene conección con el poder detrás de toda operación mágica. Mme. Blavatsky escribió:

En el mismo sacrificio (el Jyotichtoma, Agnichtoma) se llama el "Dios Âkâza". En estos misterios pertenecientes al sacrificio, Âkâza es el Deva omnipotente que todo lo dirige, y desempeña el papel de Sadasya, el superintendente de los mágicos efectos de la ceremonia religiosa. Tenía en la antigüedad designado su propio hotri (sacerdote), que tomaba su nombre. El Âkâza es el agente indispensable de toda krityâ (operación mágica) religiosa o profana. La expresión "excitar el Brahmâ" significa despertar el poder que yace latente en el fondo de toda operación mágica, pues los sacrificios védicos no son en realidad otra cosa que ceremonias mágicas. Este poder es el Âkâza -bajo otro aspecto Kundalini- electricidad oculta, el alkahest de los alquimistas en cierto sentido, o el disolvente universal, la misma Anima mundi en el plano superior, como la Luz astral en el inferior. "En el acto del sacrificio, el sacerdote está penetrado del espíritu de Brahmâ; durante aquel tiempo es Brahmâ mismo".

Según C. W. Leabeater

En el Hinduismo

Râma Prasâd escribió:

Âkâsha es el nombre del primer Tattva (Âkâsha-Tattva), el éter sonoro. Es un Tattva importantísimo; todos los restantes derivan de él, y viven y obran en él. Todas las formas e ideas del universo viven en él. No hay cosa viviente en el mundo que no esté precedida o seguida de Âkâza. Este es aquel estado del cual podemos esperar que salga inmediatamente toda otra substancia y todo otro Tattva, o, más estrictamente, en el cual toda cosa existe pero no se ve.