Espíritu
Espíritu. La falta de mutuo acuerdo entre los escritores acerca del empleo de esta palabra ha dado origen a una tremenda confusión. Generalmente, se le hace sinónimo de alma, y los lexicógrafos apoyan su uso. En las enseñanzas teosóficas, la voz "Espíritu" se aplica únicamente a lo que pertenece directamente a la Conciencia universal, y que es su emanación homogénea y pura. Así, la Mente superior del hombre, o sea su Ego (Manas), cuando está unida de un modo indisoluble con el Buddhi, es un Espíritu; mientras que el término "Alma" humana o hasta animal (el Manas inferior, que obra como instinto en los animales), se aplica sólo al Kâma-Manas, y se califica de alma viviente. Esta es nephesh, en hebreo, el "aliento de vida". El espíritu es informe e inmaterial, y, cuando está individualizado, es de la más elevada substancia espiritual -Suddasattva, la esencia divina, de que está formado el cuerpo de los más elevados Dhyânis que se manifiestan. De consiguiente, los teósofos rechazan la denominación de "Espíritus" para aquellos fantasmas que aparecen en las manifestaciones fenomenales de los espiritistas, y dan a dichos fantasmas el nombre de "cascarones" y varios otros. (Véase: Sûkchma-Zarîra). En breves palabras, el Espíritu no es una entidad en el sentido de tener forma; puesto que, como declara la filosofía búdica, donde hay una forma, hay una causa de dolor y sufrimiento. Pero cada espíritu individual -entendiéndose que esta individualidad dura todo el manvantárico ciclo de vida -se puede describir como un centro de conciencia, un centro autosenciente y autoconciente; un estado, no un individuo condicionado. Esto explica que haya tanta riqueza de palabras en sánscrito para expresar los diferentes estados de Ser, Seres y Entidades, con la particularidad de que cada denominación indica la diferencia filosófica, el plano a que pertenece tal unidad, y su grado de espiritualidad o materialidad. Desgraciadamente, estos términos son casi intraducibles en nuestras lenguas occidentales. [El Espíritu (Âtman) es uno con lo Absoluto, como una radiación suya. (Clave de la Teosofía). No debe confundirse con el Alma. "La Materia es el vehículo para la manifestación del Alma en este plano de existencia, y el Alma es el vehículo, en un plano más elevado, para la manifestación del Espíritu, y los tres forman una trinidad sintetizada por la Vida que los impregna a todos ellos". (Doctr. Secr., I, 80). San Pablo establece también claramente la distinción entre Alma y Espíritu, en los pasajes siguientes: "Y el Dios de paz os santifique en todo, para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero…" (I Tesalonicenses, V, 23); "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz y más penetrante que toda espada de dos filos, y alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu…" (Hebr., V, 12). Esta distinción, muchos psicólogos que en nuestros días blasonan de católicos, parecen haberla relegado por completo. -La palabra Espíritu -dice F. Hartmann- es usada muy indistintamente, lo cual puede dar origen a una gran confusión. En su verdadero significado, Espíritu es una unidad, un poder viviente universal, el origen de toda vida; pero la palabra espíritu y espíritus se emplea asimismo con mucha frecuencia para significar cosas invisibles, pero, a pesar de esto, substanciales, tales son: las formas, figuras y esencias, elementales y elementarios, sombras, espectros, apariciones, ángeles y diablos. Espíritu significa voluntad consciente, y bajo este aspecto, toda cosa es la expresión de su propio espíritu que reside en su interior; pero el espíritu sin organización ni substancia no tiene individualidad y es como un soplo. Sólo después de haberse organizado el espíritu como ser substancial dentro de una forma viviente, puede existir como ser individual. (F. Hartmann).] (G.T. H.P.B.).