Diferencia entre revisiones de «Carta de los Mahatmas No. 68»
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(3) "¿Quién va al [[Devachan|Deva Chan]]?" El [[Ego]] personal, por supuesto, pero beatificado, purificado, santificado. Todo Ego — la combinación de los [[Principio|principios]] sexto y séptimo— que, tras el período de gestación inconsciente renace en el Deva-Chan, es necesariamente tan inocente y puro como un bebé recién nacido. El simple hecho de que renazca muestra la preponderancia del bien sobre el mal en su antigua personalidad. Y mientras el [[Karma]] (del mal) se hace a un lado por el momento para seguirlo en su futura reencarnación terrestre, él trae consigo solo el Karma de sus buenas acciones, palabras y pensamientos a este Deva-Chan. "Malo" es un término relativo para nosotros, como ya se le dijo más de una vez, y la [[Karma|Ley de Retribución]] es la única ley que nunca se equivoca. Por lo tanto todos aquellos que no han caído en el fango del pecado irredimible y la bestialidad, van al Deva Chan. Tendrán que pagar por sus pecados, voluntarios e involuntarios, más adelante. Mientras tanto, son recompensados; reciben los efectos de las causas que produjeron. | |||
Por supuesto es un estado, por así decirlo, de intenso egoísmo, durante el cual un [[Ego]] cosecha la recompensa de su abnegación en la Tierra. Está completamente absorto en la dicha de todos sus afectos personales, preferencias y pensamientos terrenales, y recoge allí el fruto de sus acciones meritorias. | |||
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* Se presenta al Ego Personal como "una combinación de los cinco principios inferiores" en la página 31 de esta carta. | |||
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Revisión del 21:42 14 nov 2023
Esta es la Carta N.° 68 en Las Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett, 4.ª edición cronológica (en inglés). Corresponde a la Carta N.° 16 en la numeración de Barker. Ver a continuación contexto y antecedentes
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Página 1 - traducción, imagen y notas
(1) Las observaciones adjuntas a una carta en el último Teósofo, página 226, Col. 1, me resultan muy importante y además califican —no digo contradicen— mucho de lo que hasta ahora se nos ha dicho con respecto al espiritismo. Ya habíamos oído hablar de una condición espiritual de la vida en la que el Ego redesarrollado gozaba de una existencia consciente durante un tiempo antes de reencarnar en otro mundo; pero hasta ahora se ha soslayado esa parte del tema. Ahora se hacen algunas afirmaciones explícitas al respecto; y estas
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NOTAS:
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Página 2
sugieren nuevas preguntas. En el Deva Chan (he prestado mi Teósofo a un amigo; y no lo he tenido a mano para remitirme a este pero si mal no recuerdo es el nombre dado al estado de bienaventuranza espiritual descrito) el nuevo Ego conserva un recuerdo completo de su vida en la Tierra aparentemente. ¿Es así o yo he malinterpretado ese punto?
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NOTAS:
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Página 3
(1) El Deva-Chan, o tierra de "Sukhavati", lo describe alegóricamente nuestro mismísimo Señor Buda. Lo que dijo se halla en el Shan-Mun-yi-Tung. Dice Tathagata: "Muchos miles de miríadas de sistemas de mundos más allá de este (el nuestro) existe una región de Bienaventuranza llamada Sukhavati ... Esta región está cercada dentro de siete hileras de rejas, siete hileras de inmensas cortinas, siete hileras de árboles ondulantes; esta santa morada de Arahats la gobiernan los Tathagatas (Dhyan Chohanes) y la poseen los Bodhisatwas. Tiene siete preciosos lagos, en medio de los cuales fluyen aguas cristalinas con "siete y una" propiedades, o cualidades distintivas (los 7 principios que emanan del UNO). Esto, oh, Sariputra, es el 'Deva Chan'. Su divina flor de Udambara echa una raíz a la sombra de cada tierra, y florece para todos los que la alcanzan. Quienes nacen en la bienaventurada región son en verdad dichosos, no hay más dolor ni aflicción en ese ciclo para ellos... Miríadas de Espíritus (Lha) recurren allí para descansar y luego retornan a sus propias regiones. (*) Además, Oh, Sariputra, en esa tierra de gozo muchos de quienes nacen en ella son Avaivartyas (†) . .. etc., etc. (*) Quienes no han culminado sus anillos terrestres. (†) Literalmente: quienes nunca retornarán; los hombres de la séptima ronda, etc.
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NOTAS:
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Página 4
(2) Ahora bien salvo el hecho de que la duración de la existencia en el Deva Chan es limitada, hay una semejanza muy estrecha entre esa condición y el Cielo de la religión ordinaria (omitiendo las ideas antropomórficas de Dios). (2) Ciertamente el nuevo Ego una vez que renace, conserva durante un cierto tiempo, proporcional a su vida terrestre, un "recuerdo completo de su vida en la Tierra". (*) (Ver su consulta anterior.) Pero nunca puede volver a la Tierra, desde el Deva Chan, ni tiene este último — incluso omitiendo todas las "ideas antropomórficas de Dios"— ningún parecido con el paraíso o el cielo de ninguna religión, y es la fantasía literaria de HPB que le sugirió a ella la maravillosa comparación. (3) Ahora la pregunta de importancia —es ¿quién va al Cielo— o Deva Chan? [¿]Esta condición sólo la alcanzan los pocos que son muy buenos, o los muchos que no son muy malos, después del lapso en el caso de ellos de una incubación o gestación inconsciente más larga[?] (*) Consulte la contraportada 2 de sus preguntas.
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NOTAS:
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Página 5
(3) "¿Quién va al Deva Chan?" El Ego personal, por supuesto, pero beatificado, purificado, santificado. Todo Ego — la combinación de los principios sexto y séptimo— que, tras el período de gestación inconsciente renace en el Deva-Chan, es necesariamente tan inocente y puro como un bebé recién nacido. El simple hecho de que renazca muestra la preponderancia del bien sobre el mal en su antigua personalidad. Y mientras el Karma (del mal) se hace a un lado por el momento para seguirlo en su futura reencarnación terrestre, él trae consigo solo el Karma de sus buenas acciones, palabras y pensamientos a este Deva-Chan. "Malo" es un término relativo para nosotros, como ya se le dijo más de una vez, y la Ley de Retribución es la única ley que nunca se equivoca. Por lo tanto todos aquellos que no han caído en el fango del pecado irredimible y la bestialidad, van al Deva Chan. Tendrán que pagar por sus pecados, voluntarios e involuntarios, más adelante. Mientras tanto, son recompensados; reciben los efectos de las causas que produjeron. Por supuesto es un estado, por así decirlo, de intenso egoísmo, durante el cual un Ego cosecha la recompensa de su abnegación en la Tierra. Está completamente absorto en la dicha de todos sus afectos personales, preferencias y pensamientos terrenales, y recoge allí el fruto de sus acciones meritorias.
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