Diferencia entre revisiones de «Tercer Ojo»

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<blockquote>Había criaturas humanas de cuatro brazos en aquellos primeros días de la unión entre hombres-mujeres (andrógenos), con una cabeza, sin eembargo con tres ojos. Podían ver detrás y delante de ellos.<ref>Helena Petrovna Blavatsky, ''La Doctrina Secreta'' vol. II, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1993), 294.</ref></blockquote>
<blockquote>Había criaturas humanas de cuatro brazos en aquellos primeros días de la unión entre hombres-mujeres (andrógenos), con una cabeza, sin eembargo con tres ojos. Podían ver detrás y delante de ellos.<ref>Helena Petrovna Blavatsky, ''La Doctrina Secreta'' vol. II, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1993), 294.</ref></blockquote>
Durante las evoluciones humanas tempranas este ojo servía como un órgano tanto para la visión física como la espiritual.
<blockquote>El tercer ojo era principalmente [en los animales], como en el hombre, el único órgano de visión. Los dos ojos frontales se desarrollaron más tarde tanto en el bruto como en el hombre. . . . Mientras que el ojo “ciclópeo” era, y sigue siendo, en el hombre el órgano de la visión espiritual, en el animal era el de la visión objetiva.<ref>Helena Petrovna Blavatsky, ''La Doctrina Secreta'' vol. II, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1993), 299.</ref></blockquote>
Pero dado que estas primeras Razas-Raíces estaban en la[[Evolución#Arcos descendentes y ascendentes|arco descendente]] de la evolución, el tercer ojo fue reemplazado gradualmente por los dos frontales, perdiendo así su función física. Posteriormente, a medida que el ser humano se volvió cada vez más material, personal y sensual, también perdió sus funciones espirituales y se retiró al interior del cráneo:
[[Evolución#Arcos descendentes y ascendentes|arco descendente]] de la evolución, el tercer ojo fue reemplazado gradualmente por los dos frontales, perdiendo así su función física. Posteriormente, a medida que el ser humano se volvió cada vez más material, personal y sensual, también perdió sus funciones espirituales y se retiró al interior del cráneo:
<blockquote>Este ojo, una vez realizada su función, fue reemplazado, en el curso de la evolución física de lo simple a lo complejo, por dos ojos, y así fue almacenado y apartado por la naturaleza para su uso posterior en eones venideros.<ref >Helena Petrovna Blavatsky, ''La Doctrina Secreta'' vol. II, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1993), 299.</ref></blockquote>
<blockquote>Se nos dice que la posesión de un tercer ojo físico fue disfrutada por los hombres de la Tercera Raza Raíz hasta casi el período medio de la Tercera SUB-raza de la Cuarta Raza Raíz, cuando la consolidación y perfección de la estructura humana lo hizo desaparecer de la anatomía exterior del hombre.  Sin embargo, psíquica y espiritualmente, sus percepciones mentales y visuales duraron casi hasta el final de la Cuarta Raza, cuando sus funciones, debido a la materialidad y a la condición depravada de la humanidad, se extinguieron por completo antes de la inmersión de la mayor parte del continente atlante.
<blockquote>Un KALPA más tarde (después de la separación de los sexos) los hombres, habiendo caído en la materia, su visión espiritual se oscureció; y coordinadamente el tercer ojo comenzó a perder su poder. . . . El tercer ojo también, petrificándose gradualmente, pronto desapareció. Lo de dos caras se convirtió en una sola cara y el ojo se hundió profundamente en la cabeza y ahora está enterrado bajo el cabello.<ref>Helena Petrovna Blavatsky, ''La Doctrina Secreta'' vol. II, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 294.</ref></blockquote>
<blockquote>El “tercer ojo” fue alguna vez un órgano fisiológico, y que más tarde, debido a la desaparición gradual de la espiritualidad y el aumento de la materialidad (la naturaleza espiritual fue extinguida por la física), se convirtió en un órgano atrofiado.<ref>Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. II, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 295-296.</ref></blockquote>
<blockquote>Era un órgano activo, decimos, en esa etapa de la evolución en la que el elemento espiritual en el hombre reinaba supremo sobre los elementos intelectuales y psíquicos apenas incipientes. Y, a medida que el ciclo avanzaba hacia ese punto en el que los sentidos fisiológicos fueron desarrollados por el crecimiento y consolidación del hombre físico y fueron "pari passu" con él. . . ese “ojo” mediano terminó por atrofiarse junto con las primeras características espirituales y puramente psíquicas del hombre.<ref>Helena Petrovna Blavatsky, ''La Doctrina Secreta'' vol. II, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 298.</ref></blockquote>
<blockquote>El "ojo de Siva" no se atrofió por completo antes del cierre de la Cuarta Raza. Cuando la espiritualidad y todos los poderes divinos y


[[en:Third Eye]]
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Revisión del 17:52 28 may 2024

El Tercer Ojo, también conocido como el ojo interno de la mente, en cultura popular se propone ser un ojo invisible lo que proporciona una percepción más allá de la vista ordinaria. En Hinduismo, se le conoce como el "Ojo de Siva" y se refiere al chakra ajna. Madame Blavatsky dijo que el tercer ojo era un ojo real a principios de las Razas Raíces, pero ahora se ha convertido en la glándula pineal parcialmente inactiva, que reside entre los dos hemisferios del cerebro. El tercer ojo se asocia a menudo con visiones religiosas, clarividencia, precognición, intuición espiritual, etc.

Descripción General

El Ojo de Siva

Se pueden encontrar referencias a este ojo en diferentes tradiciones. En Hinduism el tercer ojo es relacionado con el místico "Ojo de Siva", representado en la frente de muchos dioses. La literatura Hindu conecta este ojo con el chakra ājñā, también conocido como "chakra del entrecejo", que confiere la facultad de clarividencia y telepatatía a quien lo activa.

El Ushnisha de Buda

En el Budismo, la protuberancia reperesentada en la parte superior de la cabeza de Buda Conocida como "ushnisha" se interpreta como un símbolo del poder espiritual de la iluminación del Buda. Algunos dicen que es una protuberancia o el cráneo o la carne, mientras que otros dicen que es sólo un mechón de pelo. Algunos también lo interpretan como la apertura del chakra Sahasrāra (el chakra de la corona) durante la experiencia de iluminación del Buda. En el sudeste asiático, la protuberancia se reemplaza por una llama o una flor de loto.[1] Según Mme Blavatsky, el ushnisha representa el tercer ojo:

Uchnicha, tambien Buddhochnicha (Sk.). Explicada como "una protuberancia en el cráneo de Buddha's", formando "un mechón de pelo". Esta curiosa descripción es dada por los Orientalistas, variada por otro que establece que Uchnicha era "originalmente un mechón de pelo cónico o en forma de llama en la corona de un Buda, en épocas posteriores representado como una excrecencia carnosa en el propio cráneo". Esto debería leerse bastante al reves; para la filosofía esotérica diría: Originalmente un orbe con el tercer ojo en él, que degeneró más tarde, en la raza humana, en una protuberancia carnosa, para desaparecer gradualmente, dejando en su lugar sólo un aura ocasional del color de las llamas, percibida sólo a través de la clarividencia, y cuando la exuberancia de la energía espiritual provoca el (ahora oculto) "tercer ojo". ' para irradiar su poder magnético superfluo.[2]

La visión Teosófica no conecta el tercer ojo con el "chakra del entrecejo". Afirma que este era un ojo real en las primeras Razas Raíces, que en el curso de la evolución se retiró al cráneo y se convirtió en la Glándula pineal, mientras que el chakra ājñā nunca fue un ojo real. En cuanto a su posición, Mme. Blavatsky afirmó que estaba en la parte posterior de la cabeza, siendo su representación en la frente una licencia exotérico.[3] Así, La Teosofía no conecta los poderes del tercer ojo con los del chakra del entrecejo, sino más bien con la facultad de intuición espiritual. Esto es explicado por Mme. Blavatsky cuando comenta sobre "el 'Ojo abierto' del Dangma", mencionado en las Sloka I.8 del Cosmogenesis:

Su “ojo abierto” es el ojo espiritual interno del vidente, y la facultad que se manifiesta a través de él no es la clarividencia como se entiende comúnmente, es decir, el poder de ver a distancia, sino más bien la facultad de la intuición espiritual, a través de qué conocimiento directo y cierto es obtenible. Esta facultad está íntimamente relacionada con el "tercer ojo", que la tradición mitológica atribuye a ciertas razas de hombres.[4]

Según Mme. Blavatsky, hoy "los 'Budas' o Iniciados son los únicos que disfrutan plenamente de la facultad del “tercer ojo”, tal como está más o menos atrofiado en todos los demás.[5]

En las primeras Razas-Raíces

Representación de Siva con tres ojos y cuatro brazos

Según Mme. Blavatsky, las referencias al gigante cíclope y a los dioses hindú dotados de cuatro brazos y un ojo en medio de la frente son reminiscencias de las primeras Razas Raíces, que tenían cuatro brazos y un tercer ojo. en la nuca:

Sin embargo podemos creer fácilmente que los Titanes y Cyclopes de antaño realmente pertenecieron a la Cuarta Raza (Atlante), y que todas las leyendasy alegorías posteriores encontradas en los Purânas Hindú y eel griego Hesiod and Homer, se basaban en las confusas reminiscencias de titanes reales (hombres de un tremendo poder físico sobrehumano, que les permitía defenderse y mantener a raya a los monstruos gigantes del Mesozoico y principios del Cenozoico) y de cíclopes reales (mortales de tres ojos). [6]

Había criaturas humanas de cuatro brazos en aquellos primeros días de la unión entre hombres-mujeres (andrógenos), con una cabeza, sin eembargo con tres ojos. Podían ver detrás y delante de ellos.[7]

Durante las evoluciones humanas tempranas este ojo servía como un órgano tanto para la visión física como la espiritual.

El tercer ojo era principalmente [en los animales], como en el hombre, el único órgano de visión. Los dos ojos frontales se desarrollaron más tarde tanto en el bruto como en el hombre. . . . Mientras que el ojo “ciclópeo” era, y sigue siendo, en el hombre el órgano de la visión espiritual, en el animal era el de la visión objetiva.[8]

Pero dado que estas primeras Razas-Raíces estaban en laarco descendente de la evolución, el tercer ojo fue reemplazado gradualmente por los dos frontales, perdiendo así su función física. Posteriormente, a medida que el ser humano se volvió cada vez más material, personal y sensual, también perdió sus funciones espirituales y se retiró al interior del cráneo:

arco descendente de la evolución, el tercer ojo fue reemplazado gradualmente por los dos frontales, perdiendo así su función física. Posteriormente, a medida que el ser humano se volvió cada vez más material, personal y sensual, también perdió sus funciones espirituales y se retiró al interior del cráneo:

Este ojo, una vez realizada su función, fue reemplazado, en el curso de la evolución física de lo simple a lo complejo, por dos ojos, y así fue almacenado y apartado por la naturaleza para su uso posterior en eones venideros.[9]

Se nos dice que la posesión de un tercer ojo físico fue disfrutada por los hombres de la Tercera Raza Raíz hasta casi el período medio de la Tercera SUB-raza de la Cuarta Raza Raíz, cuando la consolidación y perfección de la estructura humana lo hizo desaparecer de la anatomía exterior del hombre. Sin embargo, psíquica y espiritualmente, sus percepciones mentales y visuales duraron casi hasta el final de la Cuarta Raza, cuando sus funciones, debido a la materialidad y a la condición depravada de la humanidad, se extinguieron por completo antes de la inmersión de la mayor parte del continente atlante.

Un KALPA más tarde (después de la separación de los sexos) los hombres, habiendo caído en la materia, su visión espiritual se oscureció; y coordinadamente el tercer ojo comenzó a perder su poder. . . . El tercer ojo también, petrificándose gradualmente, pronto desapareció. Lo de dos caras se convirtió en una sola cara y el ojo se hundió profundamente en la cabeza y ahora está enterrado bajo el cabello.[10]

El “tercer ojo” fue alguna vez un órgano fisiológico, y que más tarde, debido a la desaparición gradual de la espiritualidad y el aumento de la materialidad (la naturaleza espiritual fue extinguida por la física), se convirtió en un órgano atrofiado.[11]

Era un órgano activo, decimos, en esa etapa de la evolución en la que el elemento espiritual en el hombre reinaba supremo sobre los elementos intelectuales y psíquicos apenas incipientes. Y, a medida que el ciclo avanzaba hacia ese punto en el que los sentidos fisiológicos fueron desarrollados por el crecimiento y consolidación del hombre físico y fueron "pari passu" con él. . . ese “ojo” mediano terminó por atrofiarse junto con las primeras características espirituales y puramente psíquicas del hombre.[12]

El "ojo de Siva" no se atrofió por completo antes del cierre de la Cuarta Raza. Cuando la espiritualidad y todos los poderes divinos y

  1. The Origin and Development of the Ushnisha por Sri Dharma Pravartaka Acharya
  2. Helena Petrovna Blavatsky, El Glosario Teosófico (Krotona, CA: Edotorial Teosófica, 1973), 351.
  3. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. II, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 295.
  4. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. I, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1993), 16.
  5. Helena Petrovna Blavatsky, El Glosario Teosófico ( Krotona, CA: Editorial Teosófica, 1973), 351.
  6. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. II, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1993), 293.
  7. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. II, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1993), 294.
  8. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. II, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1993), 299.
  9. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. II, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1993), 299.
  10. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. II, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 294.
  11. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. II, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 295-296.
  12. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. II, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 298.