Elementario

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Propiamente, son las almas desencarnadas de las personas depravadas. Estas almas, algún tiempo antes de la muerte, separaron de sí mismas su respectivo Espíritu divino perdiendo de este modo sus posibilidades de inmortalidad. Pero en el grado actual de ilustración, se ha creído mejor aplicar dicho término a los fantasmas de personas desencarnadas, en general, aquellos cuya residencia temporal es el Kâma-loka [o sea, los restos Kâma rûpicos de seres humanos en proceso de desintegración, susceptibles de ser temporalmente revivificados y hechos conscientes en parte por medio de corrientes de pensamiento o magnéticas de personas vivas.] Eliphas Lévi y algunos otros cabalistas hacen poca distinción entre los espíritus elementarios que habían sido hombres, y aquellos seres que pueblan los elementos y son las fuerzas ciegas de la Naturaleza. Una vez divorciadas de sus tríadas superiores y de sus cuerpos, dichas almas permanecen en sus envolturas kâma-rûpicas, y son irresistiblemente atraídas a la tierra en medio de elementos afines a sus groseras naturalezas. Su permanencia en el Kâma-loka varía en cuanto a su duración; pero termina invariablemente en desintegración, disolviéndose como una columna de niebla, átomo por átomo, en los elementos que las rodean. [Los Elementarios son los cadáveres astrales de los muertos, la contraparte etérea de la persona que un tiempo vivió, que tarde o temprano de descompondrá en sus elementos astrales, de igual modo que el cuerpo físico se disuelve en los elementos a que pertenece. Estos elementarios, en condiciones normales, no tienen conciencia propia; pero pueden recibir vitalidad de un médium, y por ello son, digámoslo así, galvanizados durante pocos minutos, volviendo a la vida y conciencia (artificiales), y entonces pueden hablar, obrar y recordar con claridad cosas que hicieron durante la vida. Con mucha frecuencia son observados por los Elementales, que se sirven de ellos como máscaras para representar personas difuntas y engañar a la gente crédula. Los Elementarios de personas buenas tienen poca cohesión y se evaporan pronto; los de los malvados pueden durar largo tiempo; los de los suicidas, etc., tienen vida y conciencia propias mientras no se ha verificado la separación de los principios (esta división se da a consecuencia de la atracción opuesta de la Materia y el Espíritu. Una vez llevado a cabo, el cuerpo astral se disolverá en sus elementos, y el Espíritu entrará en el estado espiritual. –Véase: Sinett, Budhismo Esotérico). Estos son los más peligrosos. (F. Hartmann).] (G.T. H.P.B.).

Elementales

Espíritus de los Elementos. Criaturas desarrolladas en los cuatro reinos o elementos: tierra, aire, fuego y agua. Los cabalistas los denominan Gnomos (los de la tierra), Silfos (los del aire), Salamandras (los del fuego) y Ondinas (los del agua). Excepto unos pocos de las especies superiores, y sus regentes, son más bien fuerzas de la Naturaleza, que hombres o mujeres etéreos. Estas fuerzas, como serviles agentes de los ocultistas, pueden producir diversos efectos; pero si son empleadas por “Elementarios” (véase esta palabra) –en cuyo caso esclavizan a los médium-, ellos engañarán a la gente crédula. Todos los seres inferiores invisibles engendrados en los planos quinto, sexto y séptimo de nuestra atmósfera terrestre, se llaman Elementales: Peris, Devs, Djins [o Jins], Silvanos, Sátiros, Faunos, Elfos, Enanos, Trolls, Kobolds, Brownias, Nixias, Trasgos, Duendes, Pinkies, Branshees, Gente musgosa, Damas blancas, Fantasmas, Hadas, etc., etc. [Los Elementales son espíritus de la Naturaleza. Seres materiales, pero invisibles (para nosotros), de naturaleza etérea, que viven en los elementos del aire, agua, tierra o fuego. No tienen Espíritu inmortal sino que están hechos de la substancia del alma, y tienen varios grados de inteligencia. Sus caracteres difieren considerablemente. Representan en su naturaleza todos los grados del sentimiento. Unos de ellos son de índole benéfica, y otros maléfica. (F. Hartmann). En el mundo astral … hay numerosas huestes de elementos naturales, o espíritus de la Naturaleza, divididos en cinco clases principales, que son los elementales del éter, del fuego, del aire, del agua y de la tierra. Los últimos cuatro grupos eran denominados en el ocultismo medieval: Salamandras, Silfos, Ondinas y Gnomos. (Inútil es decir que hay otras dos clases que completan las siete, que no nos interesan por ahora, puesto que aun no están manifestadas) … Estos seres tienen por tarea mantener las actividades relacionadas con sus elementos respectivos; son los conductos mediante los cuales obran las energías divinas en estos diversos medios y son en cada elemento la expresión viva de la ley. A la cabeza de cada una de estas divisiones hay un gran Ser (Deva o Dios), jefe de una poderosa hueste inteligencia directriz y guía de todo el departamento de la Naturaleza regido y animado por la clase de elementales que están bajo su dominio. Así, Agni, dios del fuego, es una gran entidad espiritual relacionada con las manifestaciones del fuego en todos los planos del universo y mantiene su gobierno por medio de las legiones de elementales del fuego. Conociendo la naturaleza de éstos y sabiendo los métodos para dominarles, se obran los llamados milagros o hechos mágicos que de vez en cuando se registran en la prensa. Los cinco dioses que presiden a los elementos son: Indra, señor del Âkâza o éter; Agni, señor del fuego; Pavana [o Vâyu], señor del aire; Varuna, señor del agua, y Kchiti, señor de la tierra. –(A. Besant, Sabiduría Antigua).] (G.T. H.P.B.).