Atma

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Atma (devanāgarī: आत्मन् ātma) o Ātmā, es una palabra Sanskrita que significa "yo". En la Filosofía Hindu, especialmente en la escuela Vedānta, se refiere al verdadero yo más allá del fenómeno.

En la literatura Teosófica, alude al séptimo principio en el hombre o el cosmos. Se dice que Atma es un rayo de lo Absoluto y, por consiguiente, no individual. Cada persona participa de este principio universal, que se manifiesta en él o ella como el "Yo Superior". Sin embargo, per se, atma es más allá de la conciencia o de cualquier otro atributo relativo. Su vehículo de expresión en el universo diferenciado es el sexto principio, o Buddhi.

Principio Universal

Ātma,el séptimo principio, es descrito frecuentemente por H. P. Blavatsky como un rayo de lo Absoluto:

El séptimo [principio] es la síntesis del seis, y no un principio sino un rayo del TODO-Absoluto en estricta verdad.[1]

Siendo este el caso, atma es esencialmente más allá de cualquier descripción:

Ātma es nada; es todo absoluto, y no se puede decir que es esto, eso o aquello . . . Es simplemente lo que somos. [2]

Ya que es omnipresente, no se puede considerar como un principio, sino más bien como uno universal:

Espíritu (en el sentido del Absoluto, y por lo tanto, el TODO indivisible), o Atma. Como esto no puede ser localizado y tampoco limitado en filosofía, siendo simplemente lo que ESTA en la Eternidad, y lo que no puede estar ausente incluso del punto geométrico o matemático más tenue del universo de materia o substancia, no debería llamarse, en verdad, un principio “humano” en absoluto.[3]

El séptimo [Principio] no es un principio humano, sino uno universal en el que el Hombre participa; pero también lo hace igualmente cada átomo físico y subjetivo, y también cada brizna de yerba y todo lo que vive o está en el Espacio, sea sensato o no.[4]

Decimos que el Espíritu (del "Padre en secreto" de Jesús), o Atma, no es propiedad individual de ningún hombre, pero es la esencia Divina que no tiene cuerpo, ni forma, que es imponderable, invisible e indivisible, eso que no existe sin embargo es, como los Budistas dicen del Nirvana. Sólo eclipsa al mortal; lo que entra en él y penetra por todo el cuerpo siendo sólo su rayo omnipresente, o luz, irradiado a través de Buddhi, su vehículo y emanación directa.[5]

El Yo Superior

Al referirse a la presencia de atma en los seres humanos, se dice que constituye el "yo superior":

El Yo Superior es Atma el rayo inseparable de lo Universal y UNO MISMO. Es el Dios de arriba, más que dentro de nosotros.[6]

Sin embargo, esto no significa que cada persona tiene su propio yo superior. En realidad, solo hay Uno mismo expresándose a través de cada persona:

Atma, el "Yo Superior," no es ni tu Espíritu ni el mío, sino como la luz del sol que brilla sobre todos. Es el "principio divino," universalmente difuso y es inseparable de su uno y absoluto Meta-Espíritu, como el rayo de sol es inseparable de la luz del sol.[7]

Nunca debes decir: “mi Âtma”; tu no tienes Âtma. Esta idea es la maldición del mundo. Ha producido este tremendo egoísmo, este egotismo: decimos; “nosotros somos”, “mi Âtma”, “mi Buddhi”.[8]

Inconsciencia Consciente

Siendo un principio universal y absoluto, no se puede decir que ātma tiene consciencia como la conocemos, que es un atributo relativo:

Consciencia implica limitaciones y calificaciones; algo de lo que ser consciente [el objeto], y alguien [el sujeto] que sea consciente de ello. Pero Consciencia Absoluta contiene al conocedor, la cosa conocida y la cognición, los tres en sí y los tres uno.[9]

Entiéndeme, Ātma no puede llamarse consciencia infinita. Es el uno Absoluto, que es la inconsciencia consciente. Contiene todo, la potencialidad de todo; por consiguiente, es nada en absoluto. . . . Es “Nada,” ¿entiende?[10]

El [hombre] comienza hacia abajo como una entidad espiritual simple—un principio séptimo inconsciente . . . con los gérmenes de los otros seis principios yaciendo latentes y dormidos en él. [11]

Sin embargo, no se debe pensar que atma es carencia de consciencia. Su estado no es lo que conocemos como consciencia, y, para indicar este hecho, se dice estar inconsciente o no-consciente:

No se debe olvidar, además, que damos nombres a las cosas de acuerdo con las apariencias que ellas asumen para nosotros mismos. Llamamos absoluta consciencia “inconsciencia,” debido a que nos parece que debe ser necesariamente así.[12]

Recursos en línea

Articulos

Notes

  1. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. I, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 232, fn.
  2. Michael Gomes (traductor), Comentarios de la Doctrina Secreta (The Hague: I.S.I.S. foundation, 2010), 609.
  3. Helena Petrovna Blavatsky, La clave de la Teosofía, (London: Theosophical Publishing House, 1987), 119.
  4. Helena Petrovna Blavatsky, Escritos Recopilados vol. XII (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1980), 630.
  5. Helena Petrovna Blavatsky, La Clave de la Teosofía (London: Theosophical Publishing House, [1987]), ???.
  6. Helena Petrovna Blavatsky, La clave de la Teosofía (London: Theosophical Publishing House, [1987]), 175.
  7. Helena Petrovna Blavatsky, La Clave de la Teosofía, (London: Theosophical Publishing House, 1987), 135.
  8. Michael Gomes (traductor), Comentarios de la Doctrina Secreta (The Hague: I.S.I.S. foundation, 2010), 646.
  9. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. I, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 56.
  10. Michael Gomes (traductor), Comentarios de la Doctrina Secreta (The Hague: I.S.I.S. foundation, 2010), 609-10.
  11. Vicente Hao Chin, Jr., Las Cartas de los Maestros a A.P. Sinnett en secuencia cronológica No. 44 (Quezon City: Theosophical Publishing House, 1993), 118.
  12. Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. I, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 56.