Carta de los Mahatmas No. 14a
Esta es la Carta N.° 14a en Las Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett, 4.ª edición cronológica (en inglés). Corresponde a la Carta N.° 142a en la numeración de Barker. Ver a continuación Contexto y antecedentes.
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Página 1 - Traducción, imagen y notas
LA SOCIEDAD TEOSÓFICA
Parece prevalecer la impresión general de que la Sociedad es una secta religiosa. Esta impresión debe su origen, creo, a la creencia común de que toda la Sociedad está dedicada al ocultismo. Por lo que puedo juzgar, este no es el caso. De ser así, el mejor camino a seguir sería hacer que toda la Sociedad fuese secreta, y cerrar sus puertas a todos, excepto a los muy pocos que pueden haber mostrado una determinación de dedicar toda su vida al estudio del ocultismo. Si no es así, y se basa en el extendido principio Humanitario de Hermandad Universal, que el ocultismo, una de sus varias Ramas, sea un estudio completamente secreto. Desde tiempos inmemoriales, este conocimiento sagrado ha sido salvaguardado del vulgo con gran cuidado, y si bien algunos de nosotros hemos tenido la gran fortuna de entrar en contacto con algunos de los Custodios de este invaluable tesoro, ¿es correcto de nuestra parte aprovecharnos de su bondad y vulgarizar los secretos que ellos estiman más sagrados que incluso sus vidas? El mundo aún no está preparado para oír la verdad sobre este tema. Al presentar los hechos ante el gran público no preparado, solo hacemos el hazmerreír de quienes han sido amables con nosotros y nos han aceptado como sus colaboradores para hacer el bien a la humanidad. Al insistir demasiado en este tema, en cierta medida nos hemos hecho odiosos a los ojos del público. Llegamos incluso a tal punto que, inconscientemente, le hicimos creer al público que nuestra Sociedad está bajo la dirección exclusiva de los Adeptos, mientras que el hecho es que toda la dirección ejecutiva está en manos de los Fundadores, y nuestros Instructores nos aconsejan sólo en los raros casos excepcionales de mayor emergencia. El público vio que ellos deben haber malinterpretado los hechos, ya que de vez en cuando se exponían errores en la Gestión de la Sociedad, algunos de los cuales muy bien podrían haberse evitado con el ejercicio del sentido común ordinario. De ahí llegaron a la conclusión de que (1) O los Adeptos no existen en absoluto; o (2) Si existen, no tienen conexión con nuestra Sociedad y, por lo tanto, somos impostores deshonestos; o (3) Si tienen alguna conexión con la Sociedad, deben ser solo los de muy bajo grado, ya que, bajo su gestión, ocurrieron tales errores. Con las pocas nobles excepciones que tenían total confianza en nosotros, nuestros miembros nativos llegaron a una de estas tres conclusiones. Por tanto, es necesario en mi opinión |
NOTAS: |
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que se adopten medidas inmediatas para eliminar estas sospechas. Para esto, solo veo una alternativa: - (1) O toda la Sociedad debería dedicarse al ocultismo, en cuyo caso debería ser tan secreta como la Logia Masónica o Rosacruz o, (2) Nadie debería saber nada sobre ocultismo, excepto los muy pocos que pueden haber mostrado con su conducta la determinación de dedicarse a su estudio. Al considerar nuestros "Hermanos" que la primera alternativa es desaconsejable y está totalmente prohibida, queda la segunda. Otra cuestión importante es la de admisión de Miembros. Hasta ahora, cualquier persona que expresara su deseo de unirse y pudiera conseguir dos socios como aval se le permitía ingresar a la Sociedad, sin que investigáramos de cerca los motivos para hacerlo. Esto condujo a dos resultados nefastos. La gente creía o quería creer que admitíamos a los Miembros simplemente por las Cuotas de Admisión de las que vivíamos; y muchos se unieron por mera curiosidad, pues pensaban que abonando una Cuota de Admisión de Diez Rupias, podrían ver fenómenos. Y cuando se sintieron desilusionados con esto, se volvieron en contra de nosotros y comenzaron a difamar nuestra CAUSA, por la que hemos estado trabajando y por la que hemos comprometido nuestra vida. La mejor forma de remediar este mal sería excluir a esta clase de personas. Naturalmente, surge la pregunta, ¿cómo hacerlo, considerando que nuestros Reglamentos son tan liberales que admiten a todos? Pero, a la vez, nuestros Reglamentos establecen una Cuota de Admisión de Diez Rupias. Esta es demasiado baja para mantener lejos al buscador de curiosidades, quien, ante la posibilidad de quedar satisfecho, siente que puede permitirse perder una suma tan insignificante. Por lo tanto, la tarifa debería aumentarse tanto que solo se unirían aquellos que estén realmente interesados. Necesitamos hombres de principios y propósitos serios. Un hombre así puede hacer más por nosotros que cientos de cazadores de fenómenos. A mi juicio, la tarifa debería aumentarse a Rs: 200 o Rs: 300. Se podría objetar que de esta manera excluimos a los hombres realmente buenos que pueden ser sinceros y serios, pero que no pueden pagar. Pero creo que es preferible arriesgarse a la posible pérdida de un buen hombre que admitir a una multitud de holgazanes, uno de los cuales puede deshacer el trabajo de todos los anteriores. Y, sin embargo, incluso esta contingencia puede evitarse. Porque, así como ahora admitimos a algunos como miembros, que parecen especialmente merecedores, sin que paguen sus propias cuotas, así podría hacerse lo mismo con el cambio propuesto. Damodar K. Mavalankar, MST. Sometida respetuosamente a la consideración del Sr. Sinnett. |
NOTAS: |
Contexto y antecedentes
A.P. Sinnett estaba sinceramente interesado en el bienestar de la Sociedad Teosófica, de la que era vicepresidente en ese momento. Había solicitado algunas sugerencias sobre los Reglamentos y organización, y la Carta 14a contiene las sugerencias de Damodar K. Mavalankar.
Damodar fue una figura importante en los primeros días de la ST. Vivía con los Fundadores en la sede de Bombay ayudando con el trabajo. [1] Era un chela del Mahatma K.H. y finalmente fue al Tíbet para unirse a los Maestros.
En la siguiente carta, el Maestro K.H. explica la razón de esta.
Descripción física de la carta El original se encuentra en la Biblioteca Británica, Folio 6.George Linton y Virginia Hanson no obtuvieron ninguna descripción.