Carta de los Mahatmas No. 67
Esta es la Carta N.° 67 en Las Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett, 4.ª edición cronológica (en inglés). Corresponde a la Carta N.° 15 en la numeración de Barker. Ver a continuación contexto y antecedentes No hay diapositivas de color disponibles, pero se han tomado imágenes en blanco y negro del microfilm. Las respuestas del Mahatma están en negrita.
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Página 1 - traducción, imagen y notas
De KH a AOH. Recibida el 10 de julio de 1882. (1) ¿Cada forma mineral, vegetal, planta, animal, siempre contiene dentro de sí esa entidad que implica la potencialidad del desarrollo hasta convertirse en un espíritu planetario? En este mismo momento en esta mismísima Tierra existe tal esencia o espíritu o alma el nombre es irrelevante en cada mineral, etc. (1) Invariablemente; más bien llámelo el germen de una entidad futura, que es lo que ha sido durante siglos. Consideremos el feto humano. Desde
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en el momento de su primera plantación hasta que completa su séptimo mes de gestación repite en miniatura los ciclos mineral, vegetal y animal por los que pasó en sus envolturas anteriores, y solo durante los dos últimos, desarrolla su futura entidad humana. Se completa recién hacia el séptimo año del niño. Sin embargo existió sin ningún aumento o disminución un eón tras otro antes de abrirse camino y avanzar, a través y en el vientre de la madre naturaleza como lo hace ahora en el seno de su madre terrenal. Como dijo un erudito filósofo que confía más en sus intuiciones que en los dictámenes de la ciencia moderna. Las etapas de la existencia intrauterina del hombre contienen un registro condensado de algunas de las páginas perdidas de la historia de la Tierra. Por lo tanto usted debe mirar retrospectivamente a las entidades animal, vegetal y mineral. Debe considerar cada entidad en su punto de partida en el curso manvantárico como el átomo cósmico primordial ya diferenciado
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por la primera vibración del aliento vital manvantárico. Pues la potencialidad que se desarrollará y será finalmente un espíritu planetario perfeccionado se esconde en, de hecho es ese átomo cósmico primordial. Atraída por su "afinidad química" (?) para unirse con otros átomos similares la suma total de tales átomos unidos se convertirá con el tiempo en un globo gestador de hombres después de que hayan pasado sucesivamente las etapas de la nebulosa, la espiral y la esfera de niebla incandescente y de la condensación, consolidación, contracción y enfriamiento del planeta. Pero cuidado, no todos los globos se convierten en "gestadores de hombres". Simplemente expreso el hecho sin explayarme más al respecto. La gran dificultad para captar la idea en el proceso anterior radica en la propensión a formar nociones mentales más o menos incompletas del funcionamiento del elemento único, de su presencia inevitable en cada átomo imponderable, y su posterior multiplicación incesante y casi ilimitada
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de nuevos centros de actividad sin afectar en lo más mínimo su propia cantidad original. Tomemos el conjunto de átomos destinados a formar nuestro globo y luego sigamos, echando una ojeada al todo, el trabajo especial de tales átomos. Llamaremos al átomo primordial A. Este al no ser un centro de actividad circunscrito sino el punto inicial de un torbellino manvantárico de evolución, da nacimiento a nuevos centros que podemos llamar B, C, D, etc., de manera incalculable. Cada uno de estos puntos capitales da nacimiento a centros menores, a, b, c, etc. Y estos últimos, en el curso de la evolución e involución con el tiempo se convierten en Aes, Bes, Ces, etc., y así forman las raíces o son las causas que desarrollan nuevos géneros, especies, clases, etc., ad infinitum. Ahora bien, ni el A primordial y sus átomos complementarios, ni sus aes, bes y ces derivados, han perdido ni un ápice de su fuerza original o esencia vital por
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la evolución de sus derivados. La fuerza allí no se transforma en otra cosa como ya lo he mostrado en mi carta, sino que con cada desarrollo de un nuevo centro de actividad desde dentro de sí misma se multiplica ad infinitum sin perder nunca una partícula de su naturaleza en cantidad o calidad. Sin embargo, adquiere a medida que avanza algo más en su diferenciación. Por lo tanto, la llamada "fuerza" demuestra ser verdaderamente indestructible pero no se correlaciona y no es convertible en el sentido aceptado por los Miembros de la SR, sino que se puede decir que se expande y se convierte en "otra cosa", mientras que ni su propia potencialidad ni ser son afectados en lo más mínimo por la transformación. Tampoco puede llamarse fuerza ya que esta última no es más que el atributo de Yin Sin (Yin Sin o la "Forma de existencia" una también Adi-Buddhi o Dharmakaya, la esencia mística, universalmente esparcida)
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