Carta de los Mahatmas No. 68
Esta es la Carta N.° 68 en Las Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett, 4.ª edición cronológica (en inglés). Corresponde a la Carta N.° 16 en la numeración de Barker. Ver a continuación contexto y antecedentes
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Página 1 - traducción, imagen y notas
(1) Las observaciones adjuntas a una carta en el último Teósofo, página 226, Col. 1, me resultan muy importante y además califican —no digo contradicen— mucho de lo que hasta ahora se nos ha dicho con respecto al espiritismo. Ya habíamos oído hablar de una condición espiritual de la vida en la que el Ego redesarrollado gozaba de una existencia consciente durante un tiempo antes de reencarnar en otro mundo; pero hasta ahora se ha soslayado esa parte del tema. Ahora se hacen algunas afirmaciones explícitas al respecto; y estas
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sugieren nuevas preguntas. En el Deva Chan (he prestado mi Teósofo a un amigo; y no lo he tenido a mano para remitirme a este pero si mal no recuerdo es el nombre dado al estado de bienaventuranza espiritual descrito) el nuevo Ego conserva un recuerdo completo de su vida en la Tierra aparentemente. ¿Es así o yo he malinterpretado ese punto?
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(1) El Deva-Chan, o tierra de "Sukhavati", lo describe alegóricamente nuestro mismísimo Señor Buda. Lo que dijo se halla en el Shan-Mun-yi-Tung. Dice Tathagata: "Muchos miles de miríadas de sistemas de mundos más allá de este (el nuestro) existe una región de Bienaventuranza llamada Sukhavati ... Esta región está cercada dentro de siete hileras de rejas, siete hileras de inmensas cortinas, siete hileras de árboles ondulantes; esta santa morada de Arahats la gobiernan los Tathagatas (Dhyan Chohanes) y la poseen los Bodhisatwas. Tiene siete preciosos lagos, en medio de los cuales fluyen aguas cristalinas con "siete y una" propiedades, o cualidades distintivas (los 7 principios que emanan del UNO). Esto, oh, Sariputra, es el 'Deva Chan'. Su divina flor de Udambara echa una raíz a la sombra de cada tierra, y florece para todos los que la alcanzan. Quienes nacen en la bienaventurada región son en verdad dichosos, no hay más dolor ni aflicción en ese ciclo para ellos... Miríadas de Espíritus (Lha) recurren allí para descansar y luego retornan a sus propias regiones. (*) Además, Oh, Sariputra, en esa tierra de gozo muchos de quienes nacen en ella son Avaivartyas (†) . .. etc., etc. (*) Quienes no han culminado sus anillos terrestres. (†) Literalmente: quienes nunca retornarán; los hombres de la séptima ronda, etc.
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(2) Ahora bien salvo el hecho de que la duración de la existencia en el Deva Chan es limitada, hay una semejanza muy estrecha entre esa condición y el Cielo de la religión ordinaria (omitiendo las ideas antropomórficas de Dios). (2) Ciertamente el nuevo Ego una vez que renace, conserva durante un cierto tiempo, proporcional a su vida terrestre, un "recuerdo completo de su vida en la Tierra". (*) (Ver su consulta anterior.) Pero nunca puede volver a la Tierra, desde el Deva Chan, ni tiene este último — incluso omitiendo todas las "ideas antropomórficas de Dios"— ningún parecido con el paraíso o el cielo de ninguna religión, y es la fantasía literaria de HPB que le sugirió a ella la maravillosa comparación. (3) Ahora la pregunta de importancia —es ¿quién va al Cielo— o Deva Chan? [¿]Esta condición sólo la alcanzan los pocos que son muy buenos, o los muchos que no son muy malos, después del lapso en el caso de ellos de una incubación o gestación inconsciente más larga[?] (*) Consulte la contraportada 2 de sus preguntas.
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(3) "¿Quién va al Deva Chan?" El Ego personal, por supuesto, pero beatificado, purificado, santificado. Todo Ego — la combinación de los principios sexto y séptimo— que, tras el período de gestación inconsciente renace en el Deva-Chan, es necesariamente tan inocente y puro como un bebé recién nacido. El simple hecho de que renazca muestra la preponderancia del bien sobre el mal en su antigua personalidad. Y mientras el Karma (del mal) se hace a un lado por el momento para seguirlo en su futura reencarnación terrestre, él trae consigo solo el Karma de sus buenas acciones, palabras y pensamientos a este Deva-Chan. "Malo" es un término relativo para nosotros, como ya se le dijo más de una vez, y la Ley de Retribución es la única ley que nunca se equivoca. Por lo tanto todos aquellos que no han caído en el fango del pecado irredimible y la bestialidad, van al Deva Chan. Tendrán que pagar por sus pecados, voluntarios e involuntarios, más adelante. Mientras tanto, son recompensados; reciben los efectos de las causas que produjeron. Por supuesto es un estado, por así decirlo, de intenso egoísmo, durante el cual un Ego cosecha la recompensa de su abnegación en la Tierra. Está completamente absorto en la dicha de todos sus afectos personales, preferencias y pensamientos terrenales, y recoge allí el fruto de sus acciones meritorias.
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Ni el dolor, ni la pena ni siquiera la sombra de una aflicción llegan a oscurecer el resplandeciente horizonte de su auténtica felicidad: porque es un estado de perpetuo "Maya"... Dado que la percepción consciente de la personalidad en la Tierra no es más que un sueño evanescente esa sensación será igualmente la de un sueño en el Deva-Chan, solo que cien veces más intenso. Tanto es así, de hecho, que el feliz Ego es incapaz de ver a través del velo, los males, penas y aflicciones a los que pueden estar sujetos aquellos a quienes amó en la Tierra. Vive en ese dulce sueño con sus seres queridos, ya sea que se hayan ido antes, o que aún permanezcan en la Tierra; los tiene cerca de sí, tan felices, tan dichosos y tan inocentes como el mismo soñador desencarnado; y sin embargo, excepto en raras visiones, los moradores de nuestro denso planeta no lo sienten. Es en esta, durante tal condición de completo Maya que las Almas o Egos astrales de los sensitivos puros y amorosos, que actúan bajo la misma ilusión, piensan que sus seres queridos descienden a ellos en la Tierra, mientras que son sus propios Espíritus los que se elevan hacia aquellos en el Deva-Chan. Muchas de las comunicaciones espirituales subjetivas —la mayoría de estas cuando los sensitivos son de mente pura— son reales; pero es muy difícil para el médium no iniciado fijar en su mente las imágenes verdaderas y correctas de lo que ve y oye. Algunos de los fenómenos llamados psicografía (aunque más raramente) también son reales. Al quedar el espíritu del sensitivo
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odilizado, por así decirlo, por el aura del Espíritu en el Deva-Chan, se convierte por unos minutos en esa personalidad difunta, y escribe con la mano de este último, con su lenguaje y con sus pensamientos, como lo fueron durante su vida. Los dos espíritus se funden en uno; y, la preponderancia de uno sobre el otro durante tales fenómenos determina la preponderancia de la personalidad en las características exhibidas en tales escritos, y al "hablar en trance". Lo que ustedes llaman "afinidad" es en realidad una identidad de vibración molecular entre la parte astral del médium encarnado y la parte astral de la personalidad desencarnada. Acabo de ver un artículo sobre el olfato escrito por un profesor inglés (que haré reseñar en el Teósofo y diré algunas palabras), y descubro en él algo que se aplica a nuestro caso. Así como, en la música, dos sonidos diferentes pueden estar en acorde y distinguirse individualmente, y esta armonía o disonancia depende de las vibraciones sincrónicas y los períodos complementarios; así también existe una afinidad entre el médium y el "control" cuando sus moléculas astrales se mueven en acorde. Y la cuestión de si la comunicación reflejará más la idiosincrasia personal de uno, que de otro, está determinada por la intensidad relativa de los dos conjuntos de vibraciones en la onda compuesta
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de Akasa. Cuanto menos idénticos sean los impulsos vibratorios más mediúmnico y menos espiritual será el mensaje. Entonces, mida el estado moral del médium por el de la supuesta Inteligencia "controladora", y las pruebas de autenticidad no dejan nada que desear. (4) [¿]O existen grandes variedades de condiciones dentro de los límites, por así decirlo, del Deva-Chan, de modo que todos alcancen un estado apropiado, desde el cual nacerán en condiciones más bajas y más elevadas en el próximo mundo de causas[?]. De nada sirve multiplicar hipótesis. Queremos algo de información sobre la cual basarnos. (4) Sí; hay grandes variedades en los estados del Deva-Chan, y, todo es como usted dice. Tantas variedades de bienaventuranza, como en la Tierra hay matices de percepción y de capacidad para apreciar semejante recompensa. Es un paraíso ideado, en cada caso una creación del propio Ego, y que él llena con el paisaje, colma con los sucesos y repleta de
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las personas que esperaría encontrar en tal esfera de bienaventuranza compensatoria. Y es esta variedad la que guía al Ego personal temporal hacia la corriente que lo llevará a renacer en peores o mejores condiciones en el siguiente mundo de causas. Todo está tan armoniosamente ajustado en la naturaleza, especialmente en el mundo subjetivo, que los Tathagatas —o Dhyan Chohanes — que guían los impulsos, no pueden cometer ningún error. (5) A primera vista, la idea de un estado puramente espiritual sólo la disfrutarían las entidades altamente espiritualizadas en esta vida. Pero hay miríadas de personas muy buenas (moralmente) que no están espiritualizadas en absoluto. [¿]Cómo pueden estar preparados para pasar, con sus recuerdos de esta vida de una condición de existencia material a una espiritual[?] (5) Es "una condición espiritual" sólo en contraste con nuestra propia densa "condición material", y, como ya se ha dicho, son tales grados de espiritualidad los que constituyen y determinan las grandes "variedades" de condiciones dentro de los límites de Deva Chan.
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Una madre de una tribu salvaje no es menos feliz que una madre de un palacio real, al alzar en sus brazos al hijo perdido; y aunque como verdaderos Egos, los niños que mueren prematuramente antes de la perfección de su Entidad septenaria no encuentran su camino al Deva-Chan, sin embargo, la fantasía amorosa de la madre encuentra a sus hijos allí, sin que falte uno que su corazón anhele. Digamos, que no es más que un sueño, pero después de todo ¿qué es la vida objetiva en sí misma sino un panorama de vívidas irrealidades? Los placeres obtenidos por un Piel Roja en sus "felices campos de caza" en esa Tierra de Ensueños no son menos intensos que el éxtasis que siente un erudito que pasa eones sumergido en el deleite de escuchar sinfonías divinas de coros angelicales y orquestas imaginarios. Como no es culpa del primero, si nació un "salvaje" con un instinto de matar —aunque causó la muerte de muchos animales inocentes— ¿por qué, si con todo, fue un amoroso padre, hijo, esposo, por qué no debería también disfrutar de su parte de la recompensa? Sería un caso muy distinto si los mismos actos crueles hubieran sido cometidos por una persona educada y civilizada, por mero amor al deporte. El salvaje al renacer simplemente ocuparía un lugar inferior en la escala, en razón de su imperfecto desarrollo moral; mientras que el [[Karma]] del otro quedaría mancillado con delincuencia moral...
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