Akasha

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Akasha (devanāgarī: आकाश Ākāśa) es una palabra sánscrita que significa "espacio, cielo". En el hinduismo es el primer (y más elevado) elemento (mahābhūta) de la creación, después del cual siguen cuatro más (Aire, Fuego, Agua y Tierra).

En la visión teosófica, Akasha se considera la Sustancia Primordial espiritual que impregna todo el espacio y desde la cual se desarrolla el cosmos. Antes del comienzo de la manifestación, se dice que Akasha contiene en simiente al Logos del futuro sistema. Cuando llega la hora del despertar, el Logos se desarrolla en Akasha y el Pensamiento Divino del Logos diferencia la sustancia primordial en todos los planos y formas manifestados en el Cosmos.

En la lista de planos cósmicos, se considera a Akasha el quinto (contando desde el plano más bajo "hacia arriba"), el plano de Mahat o Pensamiento Divino. Sin embargo, también se refleja en los planos prakríticos correspondientes.

Descripción general

H. P. Blavatsky lo define de la siguiente manera:

Âkâsa (Sánscrito). La sutil, supersensible esencia espiritual que llena y penetra todo el espacio. La substancia primordial erróneamente identificada con el Éter, puesto que es respecto del Éter lo que el Espíritu respecto de la Materia, o el Âtma respecto del Kâmarûpa. En realidad, es el Espacio universal en que está inmanente la Ideación eterna del Universo en sus siempre cambiantes aspectos sobre los planos de la materia y objetividad, y del cual procede el Logos, o pensamiento expresado. Por esta razón declaran los Purânas que Âkâza sólo tiene un atributo, el sonido, puesto que el sonido no es más que el símbolo descifrado del Logos, o sea el "Verbo"o "Lenguaje" en sentido místico.


Este principio algunas veces está referido como substancia primordial o cósmica, la cual es el vehículo de la Mente Divina, o Ideación.[1] Es el aspecto más elevado de la Materia Cósmica o Prakriti manifestada:

La doctrina Tibetana esotérica Budista enseña que Prakriti es Materia Cósmica, de la cual todas las formas visibles son producidas; y Akâsa esa misma materia cósmica - pero sin embargo más imponderable, como fuera ser "Prakriti" el cuerpo o la substancia, y Akâsa-Sakti su alma o energía.[2]

Âkâsa, entonces, es Pradhâna en otra forma . . . . Es, se dice, el Noúmeno del séptimo-pliegue diferenciado de Prakriti.[3]

Después de un Maha-pralaya Akasha es "resuelto de nuevo dentro del estado primario de la objetividad potencial primaria" mulaprakriti). Cuando el impulso Manvantárico vuelve-a despertar y Akasha es desarrollada, se convierte en el upadhi de la Ideación Cósmica.[4]

En la visión esotérica akasha es septenaria como cualquier cosa en el cosmos:

El reino de Akâsa es el nóumeno indiferenciado y Espacio abstracto que será ocupado por Chidakasam, el campo de la conciencia primordial Tiene muchos grados,sin embargo, en la filosofía Oculta; de hecho, “siete campos" El primero es el campo de la conciencia latente que es coetáneo con la duración del primer y segundo Logoi inmanifestado. Es la "Luz que brilla en la obscuridad y la obscuridad no la comprende" el Evangelio según San Juan. Cuando acomete la hora para que el Tercer Logos aparezca, entonces de la potencialidad latente allí irradia un campo meno de conciencia diferenciada, que es Mahat, o la colectividad entera de aquellos Dhyan-Chohans de vida sensible del que Fohat es el representante en el plano objetivo y el Manasaputras en el subjectivo. La Luz Astral es la que refleja los tres planos más elevados de conciencia, y está sobre el plano terrestre más inferior; por eso no se extiende más allá del cuarto plano, donde, uno puede decir, comienza Akâsa.[5]

Franz Hartmann escribió:

Âkâsha es la substancia viva primordial, correspondiente a la concepción de alguna forma del éter cósmico que penetra el sistema solar. Toda cosa es, por decirlo así, Âkâza condensado, habiéndose hecho visible por el cambio de su estado supraetéreo en una forma concentrada y tangible, y toda cosa de la Naturaleza puede ser resuelta otra vez en Âkâsha y hacerse invisible, cambiando en repulsión el poder de atracción que mantenía unidos sus átomos; pero hay una propensión en los átomos que han constituido una forma, a tender otra vez a la unión en el orden anterior y reproducir la misma forma, y una forma puede, por lo mismo, haciendo aplicación de esta ley, ser aparentemente destruida y reproducirse luego. Esta tendencia se halla en el carácter de la forma conservada en la Luz Astral.

Akasha y magia

El Akasha tiene conexión con el poder detrás de toda operación mágica. Mme. Blavatsky escribió:

En el mismo sacrificio (el Jyotichtoma, Agnichtoma) se llama el "Dios Âkâza". En estos misterios pertenecientes al sacrificio, Âkâza es el Deva omnipotente que todo lo dirige, y desempeña el papel de Sadasya, el superintendente de los mágicos efectos de la ceremonia religiosa. Tenía en la antigüedad designado su propio hotri (sacerdote), que tomaba su nombre. El Âkâza es el agente indispensable de toda krityâ (operación mágica) religiosa o profana. La expresión "excitar el Brahmâ" significa despertar el poder que yace latente en el fondo de toda operación mágica, pues los sacrificios védicos no son en realidad otra cosa que ceremonias mágicas. Este poder es el Âkâza -bajo otro aspecto Kundalini- electricidad oculta, el alkahest de los alquimistas en cierto sentido, o el disolvente universal, la misma Anima mundi en el plano superior, como la Luz astral en el inferior. "En el acto del sacrificio, el sacerdote está penetrado del espíritu de Brahmâ; durante aquel tiempo es Brahmâ mismo".[6]


Según C. W. Leabeater

C.W. Leadbeater escribió:

Igual que muchos otros términos Teosóficos, la palabra Âkâsha ha sido usado muy libremente. En alguno de nuestros libros anteriores fue considerado como sinónimo de luz astral, y en otros fue empleado para significar cualquier tipo de materia invisible, desde Mulaprakriti hasta el éter físico. En libros posteriores su uso ha sido restringido a la materia del plano mental. .[7]

En el Hinduismo

En el Hinduismo Âkâsha (a menudo traducido como "espacio", "éter", o incluso "cielo") es el principal y más sutil de los "cinco elementos" (Panchamahabhuta). Es el primero creado, y forma la base y esencia de todas las cosas en el universo invisible. En este sentido, es considerado como el uno, eterno, y toda extensa sustancia imperceptible. Su principal caractarística o propiedad es Shabda (sonido), del cual es el sustrato.


Râma Prasâd escribió:

Âkâsha es el nombre del primer Tattva (Âkâsha-Tattva), el éter sonoro. Es un Tattva importantísimo; todos los restantes derivan de él, y viven y obran en él. Todas las formas e ideas del universo viven en él. No hay cosa viviente en el mundo que no esté precedida o seguida de Âkâza. Este es aquel estado del cual podemos esperar que salga inmediatamente toda otra substancia y todo otro Tattva, o, más estrictamente, en el cual toda cosa existe pero no se ve.

Referencias

  1. Helena Petrovna Blavatsky, The Secret Doctrine vol. I, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 326.
  2. Helena Petrovna Blavatsky, Collected Writings vol. III (Wheaton, Ill: Theosophical Publishing House, 1968), fn. 405.
  3. Helena Petrovna Blavatsky, The Secret Doctrine vol. I, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 256.
  4. Helena Petrovna Blavatsky, The Secret Doctrine vol. I, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 328.
  5. Helena Petrovna Blavatsky, Collected Writings vol. X (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1988), 360.
  6. Helena Petrovna Blavatsky, Theosophical Glossary (Krotona, CA: Theosophical Publishing House, 1973), 13.
  7. Charles Webster Leadbeater, Clairvoyance, (Adyar, Madras: The Theosophical Publishing House, 1986), ??.