Carta de los Mahatmas No. 89
Esta es la Carta N.° 89 en Las Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett, 4.ª edición cronológica (en inglés). Corresponde a la Carta N.° 46 en la numeración de Barker. Ver a continuación contexto y antecedentes
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Página 1 - traducción, imagen y notas
Recibida [en] Simla, junio de 1882 Le agradeceré, mi querido Sinnett Sahib, un favor personal. Dado que K.H. es un Yogi-Arhat demasiado perfecto, para detener la mano que impávida ante el fracaso sigue intentando atrapar al yak tibetano por el cuello para doblegarlo bajo su yugo, entonces todo lo que me resta por hacer es hacer una vez más mi aparición en el nataka-shala para detener una actuación que amenaza con tornarse monótona incluso para nosotros, bien entrenados en la paciencia. No puedo valerme de su amable consejo de escribirle al Sr. Hume con mi rojo más brillante ya que abriría una nueva puerta para una correspondencia interminable, un honor que preferiría rechazar. Pero en cambio le escribo a usted, y le envío un telegrama con la respuesta al dorso, para que lo lea atentamente. ¿Qué tipo de mensaje es ese? ¡La reverencia quizá no esté en la naturaleza de él, ni a nadie le importa ni se le pide de ninguna manera! Pero yo creía que su cabeza, que es lo suficientemente grande como para contener cualquier cosa, tenía un rincón para un poco de sentido común. Y ese sentido común podría haberle dicho que o somos lo que afirmamos ser, o no lo somos. Que en el primer caso, aunque fueron exageradas las afirmaciones hechas en nombre de nuestros poderes aún si nuestro
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conocimiento y previsión no trascienden los de él, entonces no somos mejores que los farsantes e impostores y cuanto más rápido se separe de nosotros, mejor para él. Pero si somos en algún grado lo que afirmamos ser, entonces él actúa como un asno salvaje. Que recuerde, que no somos Rajás indios que necesitan y están obligados a aceptar Ayahs políticos y enfermeras que nos lleven de la mano. Que la Sociedad fue fundada, continuó y continuará con o sin él que haga lo que quiera en cuanto a esto último. Hasta ahora su ayuda, que nos impone, muy a la manera de los hidalgos mendicantes españoles, que ofrecen su espada para proteger al viajero con una mano y lo agarran por la garganta con la otra, no ha sido, por lo que puedo ver muy beneficiosa para la Sociedad hasta ahora. No para una de sus fundadoras, en cualquier caso, a quien casi mató el año pasado en Simla y a quien ahora acosa, pegándose a ella como si fuese su sombra convirtiendo su sangre en agua y comiéndole sus hígados. Por lo tanto, espero que grabe en la mente de él
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