Muerte

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Muerte, en el punto de vista Teosófico, es el proceso por el cual los tres principios inferiores (el cuerpo físico, linga sharira, y prana) quedan atrás antes de que la conciencia entre en los [Vida después de la Muerte|procesos post-mortem]]. En las palabras del Mahatma K. H.:

Cuando el hombre muere, sus principios segundo y tercero mueren con el; la triada inferior desaparece, y los principios cuarto, quinto, sexto y séptimo forman el Cuaternario sobreviviente.[1]

Actitud Teosófica

En la literatura Teosófica la muerte se ve como un proceso natural, siendo parte de un ciclo de reencarnación. La vida después de la muerte es considerada como más real que la vida física, especialmente en el caso de gente espiritual. Mme. Blavatsky escribió:

Felices aquellos de sus guerreros para quienes la Muerte es considerada una madre tierna y misericordiosa. Mece a sus hijos enfermos en un dulce sueño sobre su pecho frío y suave, pero para despertarlos un momento después, curados de todos los males, felices y con una recompensa diez veces mayor por cada suspiro o lágrima amarga. El olvido post mortem de todo mal –hasta el más pequeño– es la característica más dichosa del “paraíso” en el que creemos. Sí: el olvido del dolor y la tristeza y sólo el recuerdo vívido, más aún, una vez más, la vivencia de cada momento feliz de nuestro drama terrestre; y, si tal momento nunca ocurrió en la triste vida de uno, entonces, la gloriosa realización de cada deseo legítimo, bien ganado, pero insatisfecho que alguna vez tuvimos, tan verdadera como la vida misma e intensificada setenta y siete veces siete veces.[2]

Revisión cercana a la muerte

Cuando la muerte se acerca, comienza a producirse en muchos casos un cambio de conciencia. Mme. Blavatsky escribió:

Mientras que la memoria física en un hombre de vida saludable a menudo se ve oscurecida healthy living man is often obscured, un hecho desplaza a otro más debil, en el momento del gran cambio que el hombre llama muerte - lo que llamamos "memoria" parece regresar en todo su vigor y frescura[3]


A través de nuestra "alma" es entonces que vemos, cada vez más claro, a medida que nos acercamos al final; y es a través de los latidos de la disolución que se dibujan horizontes de conocimiento más vasto y profundo, que irrumpen en nuestra visión mental y se vuelven cada vez más claros para nuestro ojo interior. De lo contrario, ¿Cómo se explican esos brillantes destellos de la memoria, la intuición profética que llega tan a menudo al debilitado abuelo como al joven que fallece? Cuanto más se acercan algunos a la muerte, más brillantes se vuelven sus recuerdos perdidos hace mucho tiempo y más correctas son sus previsiones. El desarrollo de las facultades internas aumenta a medida que la sangre vital se estanca más.[4]

Antes de que se corte la conexión entre el linga sharira y el cuerpo físico, hay una revisión completa de la vida recién vivida, donde la conciencia observa la totalidad de su vida pasada de una manera completamente objetiva:

  1. Vicente Hao Chin, Jr., Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett en secuencia cronológica No. 68 (Quezon City: Editorial Teosófica, 1993), 192-193.
  2. Helena Petrovna Blavatsky, Escritos completos, vol. XII (Wheaton, IL: Editorial Teeosófica, 1980), 71.
  3. Helena Petrovna Blavatsky, Escritos Recolectados vol. XI (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1973), 452.
  4. Helena Petrovna Blavatsky, Escritos Recolectados vol. VI (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1989), 347.