Diferencia entre revisiones de «Carta de los Mahatmas No. 29»
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* '''dikshita''' es un término sánscrito para iniciado o dedicado. | * '''dikshita''' es un término sánscrito para iniciado o dedicado. | ||
*'''briza''', en la carta original en inglés, ''breaze'', seguramente un error al querer escribir ''breeze'' (briza). | |||
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Revisión del 12:48 1 mar 2022
Esta es la Carta N.° 29 en Las Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett, 4.ª edición cronológica (en inglés). Corresponde a la Carta N.° 29 en la numeración de Barker. Ver a continuación Contexto y antecedentes.
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Portada
NOTAS: |
Página 1 - Traducción, imagen y notas
En respuesta a la suya tendré que responder con una carta bastante extensa. Para empezar puedo decir lo siguiente: el Sr. Hume piensa y habla de mí de una manera que sólo necesita mencionarse en la medida en que afecta el estado de ánimo en el que él se propone solicitarme instrucción filosófica. Su respeto me preocupa tan poco como a él mi disgusto. Pero dejando atrás su superficial desagrado reconozco plenamente su bondad de motivo, sus aptitudes, su potencial utilidad. Será mejor que nos pongamos manos a la obra sin más dilación, y mientras él persevere, me encontrará dispuesto a ayudar, pero no a halagar ni a discutir. Él ha entendido tan mal el espíritu con el que se escribieron tanto el Memo como el PD, que si él no me hubiera puesto durante los tres últimos días en una deuda de profunda gratitud por lo que está haciendo por mi pobre y vieja chela, nunca me hubiese tomado la molestia de hacer lo que podría parecer una excusa, o una explicación, o ambas cosas. Sea como fuere, esa deuda de gratitud es tan sagrada, que ahora hago por ella, lo que podría haberme negado a hacer incluso por la Sociedad: imploro el permiso de los Sahibs para informarles a ellos sobre algunos hechos. Con nuestras costumbres indo-tibetanas el funcionario inglés más sagaz aún no está familiarizado. La información que se ofrece ahora puede resultar útil en nuestras comunicaciones futuras. Tendré que ser sincero y franco y el Sr. Hume tendrá que disculparme. Si una vez me veo obligado a hablar debo decir TODO, o no decir — nada. No soy un buen erudito, Sahibs, como mi bendito Hermano; sin embargo, creo, comprendo el valor de las palabras. Y siendo así, entonces me cuesta entender, ¿qué parte de mi PD pudo haber provocado el irónico disgusto en mi contra por parte del Sr. Hume? Nosotros de las chozas indo-tibetanas |
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nunca reñimos (esto en respuesta a algunos pensamientos expresados en relación con el tema). Las riñas e incluso las discusiones se las dejamos a quienes, incapaces de comprender una situación a simple vista se ven por lo tanto obligados antes de tomar su decisión final sobre algo a analizar y sopesar uno por uno, y una y otra vez cada detalle. Siempre que nosotros — al menos aquellos de nosotros que somos dikshita — le parezcamos, por lo tanto a un europeo no estar "muy seguros de nuestros hechos", puede deberse a menudo a la siguiente peculiaridad. Lo que la mayoría de los hombres considera un "hecho" a nosotros puede parecernos no más que un simple RESULTADO, una idea adicional que no merece nuestra atención, generalmente atraídos solo a hacia los hechos primarios. La vida, estimados Sahibs, cuando incluso se prolonga indefinidamente, es demasiado corta para cargar nuestro cerebro con detalles fugaces, meras sombras. Al observar el avance de una tormenta fijamos nuestra mirada en la Causa que la produce y dejamos las nubes a los caprichos de la briza que les da forma. Teniendo siempre los medios a mano — cuando es absolutamente necesario — de traer a nuestro conocimiento pequeños detalles nos interesan solo los hechos principales. Por lo tanto, difícilmente podamos estar equivocados por completo, como a menudo ustedes nos acusan, ya que nuestras conclusiones nunca se extraen de datos secundarios sino de la situación en su conjunto. Por otro lado, el hombre medio — incluso entre los más intelectuales — que presta toda su atención al testimonio de la apariencia y la forma exterior, e incapacitado como lo está para penetrar a priori en el núcleo de las cosas es demasiado propenso a juzgar mal la situación en su conjunto y descubre su error solo cuando es demasiado tarde. Debido a la política complicada, a los debates |
NOTAS:
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y lo que ustedes llaman, si no me equivoco, charla social y controversias y discusiones de salón, la sofistería se ha convertido ahora en Europa (y en consecuencia entre los angloindios) en "el ejercicio lógico de las facultades intelectuales", mientras que para nosotros nunca superó su etapa prístina de "razonamiento falaz", las premisas vacilantes e inseguras de las que se extraen, se forman y sacan la mayoría de las conclusiones y opiniones. Además, nosotros los asiáticos ignorantes del Tíbet, acostumbrados a seguir más bien el pensamiento de nuestro interlocutor o corresponsal antes que las palabras con las que lo reviste, nos interesamos en general aunque poco con la precisión de sus expresiones. Ahora bien este prefacio le parecerá tan ininteligible como inútil, y bien puede preguntarse: qué está insinuando. Paciencia, le ruego, porque tengo algo más que decir antes de nuestra explicación final. Unos días antes de dejarnos, Koot'hoomi hablando de ustedes me dijo lo siguiente: "Me siento cansado y agotado de estas interminables disputas. Cuanto más trato de explicarles a ambos las circunstancias que nos controlan y que se interponen entre nosotros tantos obstáculos para un libre intercambio, ¡menos me comprenden! En los aspectos más favorables esta correspondencia debe ser siempre insatisfactoria, incluso exasperante, a veces; ya que nada menos que entrevistas personales, en las que podría haber discusión y la solución instantánea de las dificultades intelectuales a medida que surjan, los satisfaría plenamente. Es como si estuviéramos llamándonos a los gritos a través de un barranco infranqueable y solo uno de nosotros viera a su interlocutor. De hecho, no hay en ninguna parte de la naturaleza física un abismo de montaña tan irremediablemente infranqueable y obstructivo para el |
NOTAS: |
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viajero como el espiritual, que los aleja de mí ". Dos días después cuando se decidió su "retiro" al despedirse me preguntó: "¿Vigilarás mi trabajo, verás que no caiga en ruinas?" Se lo prometí. ¡Qué no le habría prometido en ese momento! En un lugar que no debe mencionarse a los forasteros, hay un abismo atravesado por un frágil puente de hierbas entrelazadas y con un torrente embravecido debajo. El miembro más valiente de los clubes alpinos difícilmente se atrevería a aventurarse y cruzarlo, ya que cuelga como una telaraña y parece podrido e infranqueable. Sin embargo no lo es; y el que se atreve a la prueba y tiene éxito — como lo tendrá si es justo que se le permita — entra en un desfiladero de incomparable belleza paisajística, hacia uno de nuestros lugares y parte de nuestra gente, de los cuales y de quienes no hay ni nota ni registro entre los geógrafos europeos. A escasos metros de la antigua Lamasería se encuentra la antigua torre, en cuyo seno se han gestado generaciones de Bodhisatwas. Es allí, donde ahora descansa su amigo sin vida, mi hermano, la luz de mi alma, a quien le hice la fiel promesa de vigilar durante su ausencia por el trabajo. ¿Y es probable, les pregunto, que a solo dos días después de su retiro, yo, su fiel amigo y hermano haya mostrado gratuitamente una falta de respeto a sus amigos europeos? ¿Qué razón existía y qué pudo haber provocado tal idea en la mente del Sr. Hume e incluso en su mente? Por qué una o dos palabras totalmente mal entendidas y mal aplicadas por él. Lo probaré. ¿No creen que si la expresión utilizada "llegar a odiar al Sut-phana" se hubiera cambiado por "volver a sentir destellos de disgusto" o de irritación temporal esta frase por sí sola habría cambiado maravillosamente los resultados? De haberse redactado así el Sr. Hume difícilmente habría tenido la oportunidad de negar el hecho tan enérgicamente como lo hizo. Porque allí él tiene razón y la PALABRA es incorrecta. Es una afirmación perfectamente correcta |
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cuando dice que nunca ha existido en él un sentimiento como el odio. Queda por ver si podrá protestar contra la afirmación en general. Confesó el hecho de que estaba "irritado" y el "sentimiento de desconfianza" creado por H.P.B. ¿Esa "irritación", como él ya no negará, duró varios días? ¿Dónde ve él entonces la afirmación incorrecta? Admitamos además, que la palabra a utilizar era incorrecta. Entonces, dado que es tan exigente en la elección de palabras, tan deseoso de que siempre transmitan el significado correcto, ¿por qué no aplicar la misma regla de acción a sí mismo? Lo que bien podría excusarse en un asiático ignorante del inglés y, además, que nunca tuvo el hábito de elegir sus expresiones, por las razones dadas anteriormente, y porque entre su gente él no puede ser malinterpretado debería — tornarse inexcusable en un inglés culto y literato. En su carta a Olcott él escribe: "Él (yo) o ella (H.P.B.), o entre ellos dos, embrollaron y malinterpretaron de tal manera una carta escrita por Sinnett y por mí que hizo que recibiésemos un mensaje totalmente inaplicable a las circunstancias como para crear necesariamente desconfianza". Solicitando humildemente permiso para hacer una pregunta: ¿cuándo yo, o ella o nosotros dos, vimos, leímos y, por lo tanto, "embrollamos y malentendimos" la carta en cuestión? ¿Cómo podría ella, o yo, haber embrollado eso, que ella nunca había visto, y yo, al no tener la inclinación ni el derecho de mirar y mezclarme en un asunto relacionado con el Chohan y K.H. — nunca le presté la menor atención? ¿Le informó ella a usted ese día en cuestión, que fue como consecuencia de esa carta suya que yo la había enviado a ella a la habitación del Sr. Sinnett con el mensaje? Yo estuve allí |
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respetados Sahibs, y puedo repetirles cada palabra que ella dijo: "¿Qué sucede?... ¿Qué han estado haciendo, o diciéndole a K.H." — gritó ella en su usual forma nerviosa y excitada al Sr. Sinnett que estaba solo en la habitación — "para que M.,(mencionándome a mí) esté tan enojado — me diga que me prepare para ir a instalar nuestra sede central en Ceilán? " fueron las primeras palabras que dijo, demostrando así que no sabía nada con certeza, que se le dijo aún menos, y que simplemente hizo conjeturas a partir de lo que yo le había dicho. Y lo que yo le había dicho, fue simplemente que era mejor que se preparara para lo peor y fuera a establecerse en Ceilán que hacer el ridículo, temblaba tanto por cada carta que se le entregaba para que la remitiera a K.H.; que a menos que aprendiera a controlarse mejor de lo que lo hace, yo pondría fin a ese asunto dak. Estas palabras se las dije a ella no porque tuviera algo que ver con la carta de usted o con alguna otra, ni como consecuencia de alguna carta enviada, sino porque vi el aura alrededor de la nueva Ecléctica y de ella, negra y preñada de futuro daño, y la envié a ella para que se lo dijera al señor Sinnett, no al señor Hume. Mi comentario y mensaje que la molestaron (debido a esa disposición desafortunada y los nervios destrozados) de la manera más ridícula, produjeron la conocida escena. ¿Es debido a los fantasmas de la ruina teosófica evocados por el desequilibrado cerebro de ella por lo que ahora se la acusa, en mi compañía, de haber embrollado y malinterpretado una carta que nunca ella había visto? Si existe en la afirmación del Sr. Hume una sola palabra que podría llamarse correcta — ahora aplico el término "correcto" al significado real de toda la oración, no meramente |
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a palabras aisladas — lo dejo al juicio de mentes superiores a las de los asiáticos. Y si se me permite cuestionar lo correcto de la opinión de alguien, tan inmensamente superior a mí en educación, inteligencia y agudeza en la percepción de la eterna idoneidad de las cosas — en vista de la explicación anterior, por qué se debería considerar que estoy "absolutamente equivocado" por la siguiente afirmación: "También he visto el crecimiento de una repentina aversión (digamos irritación) engendrada de la desconfianza (el Sr. Hume confiesa y usa la misma expresión en su respuesta a Olcott — por favor compare la cita de la carta de él como se indica arriba) el día que yo la envié con un mensaje a la habitación del Sr. Sinnett". ¿Es esto incorrecto? Y además: "ellos saben lo excitable y desequilibrada que es ella, y este sentimiento hostil de parte de él fue casi cruel. Durante días él apenas la miró y mucho menos le habló — ¡e infligió a la naturaleza hipersensible de ella un dolor severo e innecesario! ¡Y cuando el Sr. Sinnett se lo contó él negó el hecho! . . . " A esta última oración, que continúa en la página 7 con muchas otras verdades similares, la rompí con el resto (como después de consultar usted puede averiguarlo por medio de Olcott, quien le dirá que originalmente había 12 páginas, no 10, y que él había enviado la carta con muchos más detalles de los que ahora usted encuentra en esta, porque él no sabe lo que yo he hecho y por qué lo hice. Sin querer recordarle al Sr. Hume detalles que él ha olvidado hace mucho tiempo e irrelevantes para el caso que nos ocupa, arranqué la página y obliteré gran parte del resto. Los sentimientos de él ya habían cambiado y yo estaba satisfecho.) Ahora la pregunta no es si al Sr. Hume "le importa un comino" si sus sentimientos me agradan o no, sino más bien |
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si él estaba justificado por los hechos para escribir a Olcott como lo hizo, es decir, que yo había entendido completamente mal los verdaderos sentimientos de él. Yo digo que él no lo estaba. Ni él puede evitar que yo me "disguste", ni yo puedo tomarme la molestia de hacerlo sentir de otra manera de la que siente ahora, a saber, que "no le importa un comino si sus sentimientos me agradan o no". Todo esto es pueril; y quien desee aprender cómo beneficiar a la humanidad y se crea capaz de interpretar el carácter de otras personas, debe empezar en primer lugar, a aprender a conocerse a sí mismo, a apreciar su propio carácter en su verdadero valor. Y esto, me atrevo a decir, él nunca lo ha aprendido todavía. Y él también tiene que aprender en qué casos particulares los resultados pueden a su vez convertirse en causas importantes y primarias, cuando el resultado se convierte en un Kyen. Si él la hubiese odiado a ella con el odio más amargo, no podría haber torturado sus nervios tontamente sensibles con más eficacia con la que lo hizo, mientras "todavía ama a la vieja dama". Él lo ha hecho con quienes más amaba, y, de manera inconsciente, lo hará más de una vez en el futuro; y, sin embargo, su primer impulso siempre será negarlo, porque en realidad es totalmente inconsciente del hecho, la extrema bondad de su corazón, siendo en tales casos completamente cegada y paralizada por otro sentimiento, del cual, si se le hace notar, también lo negará. Sin desanimarme por sus epítetos de "ganso" y "Don Quichote", fiel a la promesa que le hice a mi Bendito Hermano, se lo contaré le guste a él o no; ya que ahora que ha expresado abiertamente sus sentimientos, tenemos que entendernos |
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o suspender. Esto no es "una amenaza medio velada", como él lo expresa ya que "una amenaza en un hombre es como el ladrido de un perro": no significa nada. Digo que, a menos que él comprenda lo absolutamente inaplicable que es para nosotros el estándar según el cual está acostumbrado a juzgar a los occidentales de su propia sociedad, sería simplemente una pérdida de tiempo para mí o para K.H. enseñar y para él aprender. Nunca consideramos una advertencia amistosa como una "amenaza", ni nos irrita cuando se nos ofrece. Él dice que en lo personal no le importa lo más mínimo, "si los Hermanos terminaran con él mañana", mayor razón entonces para que lleguemos a un entendimiento. El Sr. Hume se enorgullece de pensar que nunca tuvo "un espíritu de veneración" por nada más que sus propios ideales abstractos. Somos perfectamente conscientes de ello. Tampoco podría tener ninguna veneración por nadie ni por nada, ya que toda la veneración de la que es capaz su naturaleza está concentrada en él mismo. Este es un hecho y la causa de todos los problemas de su vida. Cuando sus numerosos "amigos" funcionarios y su propia familia dicen que es engreimiento, se equivocan y dicen una verdadera tontería. Es demasiado intelectual para ser engreído: él es simple e inconscientemente la encarnación del orgullo. Él no tendría veneración ni siquiera por su Dios, a menos que ese Dios fuera, de su propia creación y fabricación; y esa es la razón por la que no es receptivo a ninguna doctrina establecida, ni se sometería jamás a una filosofía que no viniese armada, como la griega Saraswati o Minerva, del propio cerebro — el del padre de ella — de él. Esto puede arrojar luz sobre el hecho de por qué me negué a darle durante el breve |
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período de mi instrucción: otra cosa que no fueran problemas a medias, sugerencias y acertijos para que resolviera por sí mismo. Ya que sólo entonces él creería, cuando su propia extraordinaria capacidad para captar la naturaleza de las cosas, le mostrara claramente que debe ser así, ya que encaja con lo que ÉL concibe como matemáticamente correcto. Si acusó, ¡y tan injustamente!, a K.H. por quien realmente tiene afecto — de sentirse " malhumorado" por su falta de reverencia hacia él — es porque él construyó su ideal de mi hermano a su propia imagen — ¡El Sr. Hume nos acusa de tratarlo de haut en bas! Si él supiera que a nuestros ojos un honrado lustrabotas es tan bueno como un rey honrado, y un barrendero inmoral muy superior y más excusable que un emperador inmoral, nunca habría pronunciado semejante falacia. El Sr. Hume se queja (mil perdones — "se ríe" es el término correcto) de que mostramos un deseo de censurarlo. Me atrevo a sugerir muy respetuosamente que es absolutamente al revés. Es el Sr. Hume quien (una vez más inconscientemente y cediendo no más que a un hábito de toda la vida) adoptó esa muy incómoda postura con mi hermano en cada carta que le escribió a Koothoomi. Y cuando ciertas expresiones que denotaban un feroz espíritu de autoaprobación y confianza que alcanzaban la cima del orgullo humano, fueron notadas y levemente contradichas por mi hermano, el Sr. Hume inmediatamente les dio otro significado y acusando a K.H. de haberlas entendido mal, lo llamó para sus adentros orgulloso y "malhumorado". ¿Lo acuso yo a él entonces, de falta de equidad, injusticia o algo peor? Definitivamente no. Un hombre más honesto, sincero o más bondadoso jamás respiró en el Himalaya. Conozco acciones de él |
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que su propia familia y su esposa ignoran por completo, tan nobles, tan amables y grandiosas, que incluso su propio orgullo permanece ciego al pleno valor de estas. De modo que cualquier cosa que él diga o haga, es incapaz de disminuir mi respeto por él; pero con todo esto, me veo obligado a decirle la verdad; y aunque ese aspecto de su carácter tiene toda mi admiración, su orgullo nunca ganará mi aprobación, por lo que una vez más, al señor Hume no le importará un comino, pero en verdad eso importa muy poco. El hombre más sincero y franco de la India, el Sr. Hume es incapaz de tolerar una contradicción; y, sea esa persona un Deva o un mortal, no puede apreciar o incluso permitir sin protestar las mismas cualidades de sinceridad en nadie que no sea él mismo. Tampoco se le puede obligar a confesar que cualquier persona en este mundo puede saber más que él mismo sobre cualquier cosa que ÉL haya estudiado y sobre la que se haya formado una opinión al respecto. “Ellos no se ocuparán del trabajo conjunto de la manera que a MÍ me parece mejor”, se queja él de nosotros en su carta a Olcott, y esa sola frase nos da la clave de todo su carácter; nos da la percepción más clara del funcionamiento de sus sentimientos internos. Teniendo el derecho — piensa él — a considerarse a sí mismo como despreciado y agraviado, como consecuencia de una negativa tan "poco generosa" y "egoísta" a trabajar bajo su dirección, no puede evitar considerarse a sí mismo en el fondo de su corazón, como el hombre más indulgente y generoso, que, en lugar de resentir nuestro rechazo está sin embargo "dispuesto a seguir adelante a la manera de ellos (nosotros)". Y esta |
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irreverencia nuestra por sus opiniones no puede agradarle; y así el sentimiento de este gran mal que le hacemos se eleva y se vuelve proporcional a la magnitud de nuestro "egoísmo" y "malhumor". De ahí su desencanto y el sincero dolor que siente al considerar la Logia y a todos nosotros tan por debajo del nivel de su ideal. Él se ríe, porque yo defiendo a H.P.B.; y dando paso a un sentimiento indigno de su naturaleza, muy lamentablemente olvida que la suya es justamente la disposición de justificar a amigos y enemigos que lo llaman "protector de los pobres" y cosas por el estilo, y que sus enemigos entre otros, nunca dejan de aplicar tales epítetos a él mismo; y, sin embargo, lejos de caer sobre él como un insulto, ese sentimiento caballeresco que alguna vez lo ha llevado a tomar la defensa de los débiles y oprimidos y reparar los agravios cometidos por sus colegas — como en el último caso de la disputa del municipio de Simla — lo cubre con un manto de gloria eterna tejido por la gratitud y el afecto por él hacia las personas que defiende con tanta valentía. Ustedes dos actúan bajo la extraña impresión de que a nosotros nos importa, y mucho, cualquier cosa que se pueda decir o pensar de nosotros. Desengañen sus mentes y recuerden que el primer requisito incluso para un simple faquir, es que debe haberse entrenado para permanecer tan indiferente al dolor moral como al sufrimiento físico. Nada puede darnos placer o dolor personal. Y lo que ahora digo es, más bien para hacer que nos comprendan a nosotros que a ustedes mismos lo cual es la ciencia más difícil de aprender. Que la intención del Sr. Hume — impulsada por un sentimiento tan pasajero como apresurado, y debido a una sensación de creciente irritación contra mí a quien acusó de un deseo de "censurarlo" — era vengarse lanzando un irónico y por lo tanto (para la mente europea) |
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insultante disparo hacia mí — es tan cierto como que no dio en el blanco. Al desconocer, o más bien olvidar el hecho de que nosotros los asiáticos, estamos completamente desprovistos de ese sentido del ridículo que lleva a la mente occidental a caricaturizar las mejores y más nobles aspiraciones de la humanidad — si yo pudiera incluso sentirme ofendido o halagado por la opinión del mundo me habría sentido más elogiado que otra cosa. Mi sangre Rajput nunca me permitirá ver a una mujer herida en sus sentimientos — aunque sea una "visionaria", y el ahora llamado error "imaginario" no más que otra de sus "fantasías" — y no defenderla; y el Sr. Hume sabe bastante sobre nuestras tradiciones y costumbres como para ser lo suficientemente consciente de ese remanente de sentimiento caballeresco por nuestras mujeres de nuestra raza por lo demás degenerada. Por eso afirmo, que ya sea que él esperase que los epítetos satíricos me alcanzaran y lastimaran, o fuera consciente de que estaba apostrofando una columna de granito, el sentimiento que lo impulsó fue indigno de su mejor y más noble naturaleza, ya que en el primer caso habría que considerarlo como un mezquino sentimiento de venganza, y en el segundo como infantilismo. Luego en su carta a O. él se queja o denuncia (sepa disculpar el escaso dominio que tengo de palabras en inglés) la actitud de "amenaza a medias" de romper con usted que él imagina encontrar en nuestras cartas. Nada podría ser más erróneo. No tenemos más intención de romper con él, que un hinduista ortodoxo de salir de la casa en la que está de visita hasta que le digan que ya no se desea su compañía. Pero cuando se le insinúa esto último se marcha. Lo mismo con nosotros. El Sr. Hume se enorgullece de repetir que personalmente no tiene ningún deseo de vernos, ninguna curiosidad de conocernos; que nuestra filosofía y enseñanza no pueden beneficiarlo en lo más mínimo, a él que ha aprendido y sabe todo |
NOTAS:
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lo que se puede aprender; que no le importa un bledo si rompemos con él o no, ni le interesa en lo más mínimo si estamos satisfechos con él o no. ¿Qui bono entonces? Entre la reverencia imaginada (por él) que esperamos de él, y esa combatividad innecesaria, que con él puede degenerar cualquier día, en una hostilidad inexpresada pero real, existe un abismo y ningún término medio que incluso el Chohan puede ver. Aunque ahora no se le puede acusar de no tener en cuenta, como en el pasado, las circunstancias y nuestras propias reglas y leyes peculiares, sin embargo él siempre corre hacia esa oscura frontera de la amistad, donde la confianza se oscurece y negras sospechas e impresiones erróneas nublan todo el horizonte. Soy, como era; y, como fui y soy, es probable que siempre lo sea: esclavo de mi deber hacia la Logia y la humanidad, no sólo se me enseñó a, sino que estoy deseoso de, subordinar toda preferencia por los individuos al amor por la raza humana. Es gratuito, por lo tanto, acusarme a mí o a cualquiera de nosotros de egoísmo, y deseo de considerarlos o tratarlos como "Pelingis mezquinos" y de "montar en burro", sólo porque no podemos encontrar caballos adecuados. Ni el Chohan, ni K.H., ni yo nunca menospreciamos el valor del Sr. Hume. Ha prestado un servicio invaluable a la Soc. Teo. y a H.P.B. y él solo es capaz de hacer de la Sociedad un agente eficaz para el bien. Cuando deja que el alma espiritual lo guíe, no se puede encontrar un hombre más puro, mejor ni más bondadoso. Pero, cuando su quinto principio surge con un orgullo incontenible, siempre confrontaremos y desafiaremos a este. Inconmovibles ante el excelente consejo mundano de él sobre cómo deben ustedes estar armados con pruebas de nuestra realidad, o cómo deben ustedes emprender el trabajo conjunto de la manera que le parezca mejor a ÉL, yo permaneceré igualmente inconmovible, hasta que reciba |
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órdenes en contrario. En referencia a la última carta (la del Sr. Sinnett) no importa cómo revistan sus ideas, con las frases más agradables, ustedes están sin embargo sorprendidos y en lo que respecta al Sr. Sinnett decepcionado, de que yo no conceda permiso para los fenómenos ni ninguno de nosotros dé un paso hacia ustedes. No puedo evitarlo, y sean cuales sean las consecuencias, no habrá cambio en mi actitud hasta que mi Hermano regrese entre los vivos. Saben que ambos amamos a nuestro nación y nuestra raza; que consideramos a la Sociedad Teos. como una gran potencialidad para el bien de estas en las manos apropiadas; que él ha acogido con alegría la identificación del Sr. Hume con la causa y que yo le he dado un alto — pero sólo un apropiado — valor. Y por lo tanto debe darse cuenta de que cualquier cosa que podamos hacer para unirlos a usted y a él más cerca de nosotros lo haríamos con todo nuestro corazón. Pero aún así si la elección radica entre desobedecer el más leve mandato de nuestro Chohan en cuanto a cuándo podemos verlos a ustedes, o lo que podemos escribir, o cómo, o dónde, y la pérdida de la buena opinión de ustedes, incluso el sentimiento de su fuerte animosidad y la ruptura de la Sociedad, no dudaríamos ni un instante. Puede considerarse irracional, egoísta, malhumorado y ridículo, tildarse de jesuítico y que toda la culpa recaiga en nosotros, pero la ley es LEY para nosotros, y ningún poder puede hacernos ceder un ápice en nuestro deber. Les hemos dado la oportunidad de obtener todo lo que deseaban mejorando su magnetismo, al indicarles un ideal más noble al que aspirar y al Sr. Hume se le ha mostrado lo que ya sabía cómo puede beneficiar inmensamente a algunos millones de sus semejantes. Elijan según su mejor luz. Su elección está hecha |
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lo sé, pero el señor Hume puede cambiar sus ideas más de una vez; yo seré el mismo con mi grupo y promesa sea cual fuere la decisión que él tome. Tampoco, dejamos de apreciar las grandes concesiones que él ya hizo; concesiones tanto más grandes según nuestro punto de vista, conforme él se interesa menos por nuestra existencia, y violenta sus sentimientos únicamente con la esperanza de beneficiar a la humanidad. Nadie en su lugar se habría amoldado a su situación con tanta gracia como él lo ha hecho, o se habría apoyado más estrictamente en la declaración "de los objetivos primarios" en la reunión del 21 de agosto; mientras "demuestra a la comunidad nativa que los miembros de la clase dominante" también están deseosos de promover los encomiables proyectos de la ST, él espera el momento propicio incluso para la obtención de nuestras verdades metafísicas. Él ya ha hecho un bien inmenso y aún no ha recibido nada a cambio. Tampoco espera nada. Recordándole que la presente es una respuesta a todas sus cartas y a todas sus objeciones y sugerencias, puedo agregar que usted tiene razón y que, a pesar de toda "la terrenalidad" en usted, mi bendito Hermano ciertamente tiene un verdadero respeto por usted, y el Sr. Hume, de quien me alegra descubrir que tiene buenos sentimientos por él, aunque no es como usted y realmente está "demasiado orgulloso para buscar su recompensa en nuestra protección". Sólo donde usted está y estará siempre equivocado, mi estimado señor, es al albergar la idea de que los fenómenos pueden convertirse alguna vez en "un motor poderoso" para sacudir los cimientos de creencias erróneas en la mente occidental. Nadie excepto aquellos que ven por sí mismos creerá alguna vez sin importar lo que ustedes hagan. "Satisfágannos y luego satisfaremos al mundo", dijo usted una vez. Usted quedó satisfecho y ¿cuáles son los resultados? Y desearía poder grabar en sus mentes la profunda |
NOTAS: |
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convicción de que no deseamos que el Sr. Hume o usted demuestren de manera concluyente al público que realmente existimos. Por favor dese cuenta del hecho de que mientras los hombres duden existirá la curiosidad e indagación, y esa indagación estimula la reflexión que engendra esfuerzo; pero permita que nuestro secreto se vulgarice una vez por completo y no solo la sociedad escéptica no obtendrá ningún gran bien sino que nuestra privacidad estará constantemente en peligro y tendrá que ser continuamente protegida a un costo de poder irrazonable. Tenga paciencia, amigo de mi amigo. El Sr. Hume tardó años en matar suficientes pájaros para armar su libro; y no les ordenó que abandonaran sus frondosos refugios, sino que tuvo que esperar a que vinieran y le permitieran disecarlos y etiquetarlos: así deben tener paciencia con nosotros. ¡Ah, Sahibs, Sahibs! si ustedes pudieran catalogarnos y etiquetarnos y colocarnos en el Museo Británico, entonces verdaderamente su mundo podría tener la verdad absoluta y disecada. Y así todo vuelve como de costumbre al punto de partida. Ustedes nos has estado persiguiendo alrededor de sus propias sombras, obteniendo solo un fugaz vislumbre de vez en cuando, pero nunca acercándose lo suficiente como para escapar del esqueleto demacrado de la sospecha que les pisa los talones y los mira de frente en el futuro. Así me temo que sea hasta el final del capítulo, ya que no tienen la paciencia para leer el volumen hasta el final. Porque están tratando de penetrar las cosas del espíritu con los ojos de la carne, de doblar lo inflexible a su propio modelo rudimentario de lo que debería ser, y al descubrir que no se dobla, es muy probable que rompan ese modelo y — se despidan del sueño para siempre. |
NOTAS: |
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Y ahora unas palabras de explicación como despedida. El memorando de O, que produjo resultados tan desastrosos y un qui proquo de lo más singular, se escribió el día 27. En la noche del 25, mi amado hermano me dijo, que habiendo oído al Sr. Hume decir en la habitación de H.P.B. que él nunca había oído a O. afirmarle que él, O., nos había visto personalmente, y también [lo] había oído agregar, que si Olcott se lo dijera, él tenía suficiente confianza en el hombre para creer en lo que decía, — él, K.H. pensó en pedirme que fuera y le dijera a O. que lo hiciera; creyendo que podría complacer al Sr. Hume conocer algunos de los detalles. Los deseos de K.H. son — ley para mí. Y es por eso que el Sr. Hume recibió esa carta de O., en un momento en que sus dudas ya estaban resueltas. Al mismo tiempo que le entregué mi mensaje a O., satisfice su curiosidad sobre la Sociedad de ustedes y le dije lo que pensaba de esta. O. me pidió permiso para enviarle estas notas y se lo otorgué. Ahora bien, ese es todo el secreto. Por mis propias razones deseaba que ustedes supieran lo que pensaba de la situación, pocas horas después de que mi amado Hermano, saliera de este mundo. Cuando les llegó a ustedes la carta mis sentimientos cambiaron un poco y, como dije antes, modifiqué mucho el memo. Como el estilo de O me había causado gracia, agregué mi postcriptum que se refería únicamente a Olcott, ¡pero sin embargo el Sr. Hume lo aplicó íntegramente a sí mismo! Dejemos eso. Concluyo la carta más larga que haya escrito en mi vida; pero como lo hago por K.H., estoy satisfecho. Aunque el señor Hume no lo crea, la "marca del adepto" está guardada en — — — no en Simla, e intento estar a la altura, por pobre que yo sea como escritor y corresponsal. |
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Contexto y Trasfondo
Descripción física de la carta
El original se encuentra en la Biblioteca Británica, Folio 2. Según George Linton y Virginia Hanson, la carta se escribió:
En tinta roja sobre 9 hojas de papel blanco liso, por ambas caras. Letras gruesas, manchadas ocasionalmente con alguna evidencia de correcciones. Esta es la carta más larga de M. [1]
Notas
- ↑ George E. Linton y Virginia Hanson, eds., Guía de los lectores para las cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett (Adyar, Chennai, India: Editorial Teosófica, 1972), 77.