Elemental
Un Elemental es un espiritu encarnando uno de los elementales de la antiguedad (tierra, agua, aire, y fuego). Registros Antropológicos de creencias y prácticas indígenas a través del mundo muestran que la creencia en Elementales es anterior a todas las religiones principales.
Descripción General
Mme. Blavatsky afirma:
Hay diferentes clases [de elementales] para cada plano, y división del plano, de la naturaleza. Muchos no pueden ser reconocidos por lo hombres. Y aquellos pertenecientes a un plano no actúan en otro.[1]
En la Literatura Teosófica se menciona a tres reinos elementales, que se están desarrollando en dirección a la humanidad. Mme. Blavatsky escribió que "los elementales inferiores, no-inteligentes y semi-inteligentes -son todos futuros hombres".[2]
Sin embargo, en Isis sin Velo ella escribio que "tales seres nunca se convierten en hombres".[3] La discrepancia puede ser explicada si nosotros interpretamos esta última cita sólo en términos del manvantara actual.
Los Elementales carecen de cualquier sentido de moralidad:
En cuanto al carácter moral de los elementales, no lo tienen: son incoloros en sí mismos (excepto algunas clases) y simplemente asumen el tinte, por así decirlo, de la persona que los usa.[4]
Los elementales no tienen forma, pero pueden asumir diferentes formas:
La forma dada o asumida por cualquier elemental es siempre subjetiva en su origen. Es producida por la persona que ve y que, para ser más sensible a la presencia del elemental, inconscientemente le ha dado forma. O puede deberse a una impresión colectiva sobre muchos individuos, que da como resultado la asunción de una forma definida que es el resultado de las impresiones combinadas.[5]
Los elementales pueden ser empleados "por adeptos vivos de la magia y la hechicería, para producir los resultados fenomenales deseados".[6] En Cartas de los Mahatma a A. P. Sinnett se hace mención a dos tipos de elementales: los "Asuras", que tienen forma humana, y las "Bestias" , que son elementales animales. Ambos se convertirán en hombres en un futuro manvantara.[7]
Espíritus de la naturaleza
Mme. Blavatsky definió los elementales de la siguiente manera:
'Elementales. Espíritus de los Elementos. Las criaturas evolucionaron en los cuatro Reinos o Elementos: tierra, aire, fuego y agua. Son llamados por los cabalistas, Gnomos (de la tierra), Sílfides (del aire), Salamandras (del fuego) y Ondinas (del agua). Excepto algunos de los tipos superiores y sus gobernantes, son más fuerzas de la naturaleza que hombres y mujeres etéreos. Estas fuerzas, como agentes serviles de los ocultistas, pueden producir diversos efectos; pero si son empleados por "elementales" (q.v.), en cuyo caso esclavizan a los médiums, engañarán a los crédulos. Todos los seres invisibles inferiores generados en los planos 5, 6 y 7 de nuestra atmósfera terrestre, se llaman Elementales: Peris, Devs, Djins, Sylvans, Sátiros, Faunos, Elfos, Enanos, Trolls, Kobolds, Brownies, Nixies, Goblins, Pinkies, Banshees, Moss People, White Ladies, Spooks, Fairy, etc., etc., etc.[8]
Una referencia moderna temprana a esta clase de elementales aparece en las obras Alquímicas del siglo XVI de Paracelso. Sus obras agruparon a los Elementales en cuatro de los elementos de la siguiente manera:
- Gnomo: Elemental de Tierra.
- Ondinas: (también conocida como Ninfa): Elemental de Agua.
- Sílfide: Elemental de Aire.
- Salamandra: Elemental de Fuego.
Elementales y pensamientos
Mme. Blavatsky describió a los elementales como "centros de fuerza o energía sobre los que actuamos mientras pensamos y en otros movimientos corporales. También actuamos sobre ellos y les damos forma".[9] Los elementales "están constantemente asumiendo la impresión transmitida por los actos y pensamientos de esa persona y, por lo tanto, si establece una fuerte corriente de pensamiento, atrae elementales en mayor número.[10]
En su primera carta a A. O. Hume, Maestro K.H. escribió:
Cada pensamiento del hombre al evolucionar pasa al mundo interior y se convierte en una entidad activa al asociarse. . . con un elemental; es decir con una de las fuerzas semiinteligentes de los reinos. Sobrevive como una inteligencia activa, una criatura engendrada por la mente, durante un período más o menos largo proporcional a la intensidad original de la acción cerebral que la generó. Así, un buen pensamiento se perpetúa como un poder benéfico activo; un malvado como un demonio maléfico. Y así el hombre está continuamente poblando su corriente en el espacio con un mundo propio, poblado de los hijos de sus fantasías, deseos, impulsos y pasiones, una corriente que reacciona sobre cualquier organización sensible o nerviosa que entre en contacto con ella en proporción a su intensidad dinámica. . . . el Adepto desarrolla estas formas conscientemente, otros hombres las desechan inconscientemente.[11]
Por esta razón, La Voz del Silencio afirma:
Antes de que puedas acercarte a esa meta . . . debes haber reunido todos los cambios mentales en tu Ser y haber matado al ejército de sensaciones mentales, sutiles e insidiosas, se arrastran sin ser solicitadas dentro del brillante santuario del Alma.
Si no fueras asesinado por ellos, entonces debes hacer inofensivamente tus propias creaciones, los hijos de tus pensamientos, ocultos, impalpables, ese enjambre alrededor de la humanidad, la descendencia y herederos del hombre y sus despojos terrestres.[12]
Elementales y Karma
Mestro K.H., cuando Sr. Hume explicándole cómo nuestros pensamientos y acciones atraen a los elementales, cómo nuestros pensamientos y acciones atraen elementales, afirma que "el Budismo llama a esto su 'Skandha', el Hindu da el nombre 'Karma'."[13] Mme. Blavatsky elaboró este concepto diciendo más:
The elemental world has become a strong factor in the Karma of the human race. . . . In the earlier ages, when we may postulate that man had not yet begun to make bad Karma, the elemental world was more friendly to man because it had not received unfriendly impressions. But so soon as man began to become ignorant, unfriendly to himself and the rest of creation, the elemental world began to take on exactly the same complexion and return to humanity the exact pay, so to speak, due for the actions of humanity. . . . Being unconscious and only acting according to the natural laws of its being, the elemental world is a powerful factor in the workings of Karma. And so long as mankind does not cultivate brotherly feeling and charity towards the whole of creation, just so long will the elementals be without the impulse to act for our benefit. But so soon and wherever man or men begin to cultivate brotherly feeling and love for the whole of creation, there and then the elementals begin to take on the new condition.[14]
Elementals . . . are able, or rather it is possible for them, to enter into the sphere of unprotected persons, and especially those persons who are engaged in the study of occultism. And then they become agents in concentrating the karma of those persons, producing troubles and disasters often, or other difficulties which otherwise might have been so spread over a period of time as to be not counted more than the ordinary vicissitudes of life.[15]
Elementals and human constitution
H. P. Blavatsky explained that in the case of a person whose thoughts are consistent, he attracts elementals of the same kind, which can be regarded collectively as one elemental:
It is one mass of elementals similarly vibrating or electrified and colored, and in that sense may be called one elemental, in just the same way that we know one man as Jones, although for years he has been giving off and taking on new atoms of gross matter.[16]
Annie Besant and C. W. Leadbeater, working on similar lines, talked about the collection of elementals on the physical, emotional and mental levels as constituting three units of elementals.
Physical elemental
C. W. Leadbeater wrote:
The physical body has a certain blind, instinctive consciousness of its own . . . and this consciousness seeks always to protect it from danger, or to procure for it whatever may be necessary. This is entirely apart from the consciou
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, Escritos Recolectados vol. IX (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1974), 105.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. I, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1993), 277.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, Isis sin Velo vol. I, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1972), xxix.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, Escritos recopilados vol. IX (Adyar, Madrás: Editorial Teosófica, 1974), 110.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, Escritos Recolectados vol. IX (Adyar, Madrás: Editorial Teosófica, 1974), 400-A.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, Isis sin Velo vol. I, (Wheaton, IL: Editorial Teosófica, 1972), xxix.
- ↑ Vicente Hao Chin, Jr., Cartas de los Mahatmas A.P. Sinnett en secuencia cronológica No. 68 (Quezon City: Editorial Teosófica, 1993 ), 196.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, El Glosario Teosófico (Krotona, CA: Editorial Teosófica, 1973), 111- 112.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, Collected Writings vol. . IX (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1974), 104.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, Collected Writings, volumen IX (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1974), 105.
- ↑ Vicente Hao Chin, Jr., Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett en secuencia cronológica Apéndice I (Ciudad Quezón: Editorial Teosófica, 1993), 472.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, la Voz del Silencio (Adyar, Madras: Editorial Teosófica, 1992), 55.
- ↑ Vicente Hao Chin, Jr., Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett en secuencia cronológica Apendice I (Quezon City: Editorial Teosófica, 1993), 472.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, Collected Writings vol. IX (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1974), 111.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, Collected Writings vol. IX (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1974), 111-112.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, Collected Writings vol. IX (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1974), 105.