Cadena planetaria
Una Cadena Planetaria es un grupo de siete "globos", "esferas", o "planetas" unidas entre sí en un sólo esquema de evolución. Según Mme. Blavatsky "hay siete [cadenas] en nuestro sistema."[1]
Cadenas Planetarias
El concepto Cadenas Planetarias fue publicada primero en 1883 por Alfred Percy Sinnett en su libro Budismo Esotérico. El escribió:
La vida y los procesos evolutivos de este planeta . . . están unidos con la vida y los procesos evolutivos de muchos otros planetas . . . . Un globo no le proporciona a la Naturaleza campo para los procesos por los cuales la humanidad ha sido evocada del caos, pero estos procesos no requieren más que un número limitado y definido de globos. Separados como están, con respecto a la materia mecánica densa de la que consisten, están estrecha e íntimamente ligados entre sí por corrientes y fuerzas sutiles, cuya existencia la razón no necesita preocuparse mucho en admitir, ya que la existencia de alguna conexión -de fuerza o de medios etéreos- que une a todos los cuerpos celestes visibles, se prueba por el mero hecho de que son visibles. Es a lo largo de estas corrientes sutiles que los elementos de la vida pasan de un mundo a otro.[2]
La "cadena planetaria" está compuesta de siete globos esa puede ser representada como una configuración circular. En las palabras de Mahatma K. H.:
Ahora, los cúmulos de los mundos-estelares (incluyendo nuestro propio planeta) habitado por seres inteligentes puede compararse con un orbe o más bien con un epicicloide formado por anillos como una cadena — mundos interconectados entre sí, la totalidad representando un anillo imaginario sin fin, o círculo.[3]
From this, Mr. Sinnett naturally assumed that Mars, Mercury, and the Earth where all part of the same septenary chain of globes, as he published in his Esoteric Buddhism:
Estos globos no están en el mismo plano de percepción. H. P. Blavatsky explica:
La única LEY eterna despliega todo en la (a ser) Naturaleza manifestada sobre un principio séptuple; entre los demás, las innumerables cadenas circulares de mundos, compuestas de siete globos, graduadas en los cuatro planos inferiores del mundo de formación (los otros tres pertenecientes al Universo Arquetípico). De estos siete, sólo uno, el más bajo y más material de esos globos, está dentro de nuestro plano o medio de percepción, los otros seis están fuera de él y son, por lo tanto, invisibles al ojo terrestre. Cada una de esas cadenas de mundos es la progenie y la creación de otra cadena más baja y muerta: su reencarnación, por así decirlo.[4]
Se verá que el cuarto miembro de una serie ocupa una posición única. A diferencia de los demás, el Cuarto Globo no tiene “hermana” en el mismo plano que ella misma, y por lo tanto forma el punto de apoyo del “equilibrio” representado por toda la cadena. Es la esfera de los ajustes evolutivos finales, el mundo de los equilibrios kármicos, el Salón de la Justicia, donde se alcanza el equilibrio que determina el curso futuro de la Mónada durante el resto de sus encarnaciones en el ciclo.[5]
En la literatura Theosófica los globos más elevados en los [[arcos descendentes y ascendentes respectivamente se denominan A y G (o Z). Los globos en el siguiente plano más bajo son B y F, el siguiente par son denominados C y E, y el más bajo de todos es el globo D.Aunque el Sr. Sinnett publicó que los globos C y E también eran físicos, Blavatsky rechazó este punto de vista y dijo que solo la Tierra era el globo físico de la cadena (ver más abajo [[Cadena planetaria#Controversia sobre Marte y Mercurio|Controversia sobre Marte y Mercurio] ]).
Estos globos no están en el mismo plano de percepción. H. P. Blavatsky explica:
Cadena Planetaria y el Arbol de Vida
En La Doctrina Secreta Mme. Blavatsky comparó la enseñanzas de la Teosófica acerca de los diferentes globos con los sephiroth que forma el Arbol de Vida:
El siguiente diagrama comparativo muestra la identidad entre los dos sistemas, el Kabalistico y la Oriental, los tres planos superiores de conciencia, revelados y explicados en ambas escuelas sólo a los Iniciados, los inferiores representan los cuatro planos inferiores, siendo el inferior nuestro plano, o el Universo visible.
Estos siete planos corresponden a los siete estados de conciencia en el hombre.[6]
Nuestro Globo, como se enseñó desde el principio, está en la parte inferior del arco de descenso, donde la materia de nuestras percepciones se exhibe en su forma más burda. . . . . . . Por lo tanto, es lógico que los globos que ensombrecen nuestra Tierra deben estar en planos diferentes y superiores. En resumen, como Globos, están en CO-ADUNICIÓN pero no EN CONSUSTANCIALIDAD CON NUESTRA TIERRA y por lo tanto pertenecen a otro estado de conciencia.[7]
En cuanto a los planos mostrados en el diagrama, ella escribió:
El Arupa o “sin forma”, allí donde la forma deja de existir, en el plano objetivo.
La palabra "Arquetípico" no debe tomarse aquí en el sentido que le dieron los platónicos, es decir, el mundo tal como existía en la Mente de la Deidad; sino en la de un mundo hecho como un primer modelo, para ser seguido y mejorado por los mundos que lo suceden físicamente, aunque deteriorándose en pureza.
Estos son los cuatro planos inferiores de la Conciencia Cósmica, siendo los tres planos superiores inaccesibles para el intelecto humano desarrollado en la actualidad.[8]
Controversia acerca de Marte y Mercurio
En su correspondencia con los Mahatmas K. H. y M., Mr. Sinnett hizo la siguiente pregunta:
Que otros planetas de aquellos conocidos por la ciencia ordinaria, además de Mercurio, pertenecen a nuestro sistema de mundos?
¿Son los planetas más espirituales — (A, B & Y, Z) — cuerpos visibles en el cielo, o son todos los conocidos por la astronomía del tipo más material? [9]
La respuesta de Mahatma K.H. fue la siguiente:
Marte y otros cuatro planetas de los que la astronomía aún no sabe nada. No se conocen ni A, B, ni Y, Z; ni pueden ser vistos a través de medios físicos por muy perfeccionados que sean.[10]
Además de la tierra, que está en el punto material más bajo, hay sólo otros dos mundos de nuestra cadena que son visibles a los ojos físicos--el que esta detrás y el que esta delante de él. Estos dos mundos, como una cuestión de hecho, son Marte y Mercurio --Mars está detrás y Mercurio delante de nosotros--Marte en un estado de completo obscurecimientos en lo que respecta a la ola de vida humana, Mercurio apenas comienza a prepararse para su próximo período humano. . . . Los dos planetas de nuestra cadena que están detrás de Marte, y los dos que están delante de Mercurio, no están compuestos de un orden de materia que los telescopios puedan reconocer. Cuatro de los siete son, pues, de naturaleza etérea, que las personas que sólo pueden concebir la materia en su forma terrenal se inclinarán a llamar inmaterial. Pero en realidad no son inmateriales en absoluto.[11]
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. II, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 311.
- ↑ Alfred Percy Sinnett, Esoteric Buddhism (London: The Theosophical Publishing House Ltd, 1972), 29.
- ↑ Vicente Hao Chin, Jr. Mahatma Letters to A. P. Sinnett in chronological sequence No. 18 (Quezon City: Theosophical Publishing House, 1993), 64.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, The Secret Doctrine vol. I (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 152.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, La Doctrina Secreta vol. I (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 182.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, The Secret Doctrine vol. I, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 199.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, The Secret Doctrine vol. I, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 166.
- ↑ Helena Petrovna Blavatsky, The Secret Doctrine vol. I, (Wheaton, IL: Theosophical Publishing House, 1993), 200, nota al pie.
- ↑ Vicente Hao Chin, Jr. Mahatma Letters to A.P. Sinnett in chronological sequence No. 93A (Quezon City: Theosophical Publishing House, 1993), 307
- ↑ Vicente Hao Chin, Jr. Mahatma Letters to A.P. Sinnett in chronological sequence No. 93B (Quezon City: Theosophical Publishing House, 1993),331
- ↑ Alfred Percy Sinnett, Esoteric Buddhism (Londres: The Theosophical Publishing Hourse LTD, 1972), 136-137.