Diferencia entre revisiones de «Carta de los Mahatmas No. 33»
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Revisión actual - 13:30 7 jul 2021
Esta es la Carta N.° 33 en Las Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett, 4.ª edición cronológica (en inglés). Corresponde a la Carta N.° 38 en la numeración de Barker. Vea a continuación contexto y antecedentes.
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PORTADA
Recibida en Allahabad. Alrededor de febrero de 1882. |
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Página 1 - traducción, imagen y notas
Su "ilustre" amigo no tuvo la intención de ser "satírico", sea cual fuere la interpretación que se le pueda dar a sus palabras. Su "ilustre" amigo simplemente se sentía triste al pensar en la gran decepción que seguramente experimentará K.H. cuando regrese con nosotros. La primera mirada retrospectiva al trabajo que a él tanto le interesa le dará muestras de sentimientos mutuos compartidos como las dos que aquí se incluyen. El tono indigno, amargo y sarcástico de una le dará a él tan pocos motivos para alegrarse como el tono indigno, insensato y pueril de la otra. Yo no habría mencionado este tema de no haber usted malinterpretado el sentimiento que inspiró mi última carta. Es mejor que sea franco con usted. El término "Alteza", al que no tengo derecho en lo más mínimo, sugiere mucho más una sátira que cualquier cosa que yo haya dicho hasta ahora. Sin embargo, como no le hago caso a "ningún epíteto colgará del cuello de la camisa de un Bod-pa", le aconsejo a usted que haga lo mismo y no vea ninguna sátira donde no la hay, lo cual no es más que franqueza al hablar y la definición correcta del estado general de sus sentimientos hacia los nativos. Su abogado lo debe tener claro, por supuesto. Si el párrafo en cuestión no es difamatorio, entonces todo lo que puedo decir es que es muy necesaria una completa recodificación de sus leyes sobre difamación. Seguramente usted tendrá problemas con ella en relación a la "rama femenina". El desprecio de ella por el sexo no tiene límites y difícilmente se la pueda persuadir de que algo bueno pueda surgir de eso. Una vez más, le seré sincero. Ni yo ni ninguno de nosotros —K.H. queda completamente al margen de la cuestión— consentiríamos en ser los fundadores, y mucho menos los conductores de una rama femenina; todos hemos tenido más que suficiente con nuestras anis. Sin embargo, confesamos que tal movimiento puede dar como resultado algo muy bueno, |
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y como las mujeres tienen tanta influencia en el hogar sobre sus hijos y los hombres, y usted es experto y experimentado en esa área, podría, con la ayuda del Sr. Hume, ser de inmensa utilidad para K.H., quien siempre mantuvo excluidas a las mujeres de su "naturaleza amorosa" (excepto a su propia hermana); y solo tuvo amor para su país y la humanidad. Él no conoce nada de estas criaturas, usted sí. Él siempre sintió que era necesario inscribir mujeres, pero nunca se involucró con ellas. Tiene usted la oportunidad de ayudarlo. Por otro lado, afirmamos saber más acerca de la causa secreta de los acontecimientos que ustedes, los hombres del mundo. Digo entonces que es la denostación y el abuso hacia los fundadores, la concepción errónea generalizada de los fines y objetivos de la Sociedad lo que paraliza su progreso, nada más. No hay falta de precisión en estos objetivos si se los explica correctamente. Los miembros tendrían mucho que hacer si lucharan por alcanzar la realidad con la mitad del fervor con que persiguen los espejismos. Lamento verlo comparar la Teosofía con una casa pintada en el escenario, mientras que en manos de verdaderos filántropos y teósofos podría llegar a ser tan sólida como una fortaleza inexpugnable. La situación es la siguiente: los hombres que se unan a la Sociedad con el único objetivo egoísta de lograr poder, teniendo a la ciencia oculta como su única —o incluso principal— finalidad, sería mejor que no lo hagan; están condenados a la decepción tanto como aquellos que cometen el error de dejarles creer que la Sociedad no es otra cosa. Ellos fracasan solo porque predican demasiado sobre "los Hermanos" y muy poco, si acaso, sobre la Hermandad. ¿Cuántas |
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veces habremos de repetir que, quien se une a la Sociedad con el único propósito de entrar en contacto con nosotros y, si no de adquirir, al menos de asegurarse de la realidad de tales poderes y de nuestra existencia objetiva, persigue un espejismo? Lo repetiré una vez más. Solo quien alberga en su corazón amor por la humanidad y es capaz de comprender cabalmente la idea de una Fraternidad práctica regeneradora, tiene derecho a poseer nuestros secretos. Solo un hombre así nunca abusará de sus poderes, ya que no habrá que temer que los utilice para fines egoístas. Un hombre que no coloca el bien de la humanidad por encima de su propio bien no es digno de convertirse en nuestro chela; no es digno de alcanzar un conocimiento más elevado que el de su prójimo. Si anhela los fenómenos, que se satisfaga con las travesuras del espiritismo. Ese es el verdadero estado de las cosas. Hubo un tiempo en que de costa a costa, de las montañas y desiertos del norte a los grandes bosques y colinas de Ceilán, había una sola fe, un clamor unánime: salvar a la humanidad de las miserias de la ignorancia en nombre de Aquel que fue el primero en enseñar la solidaridad de todos los hombres. ¿Cómo es ahora? ¿Dónde está la grandeza de nuestro pueblo y de la única Verdad? Usted dirá que estas son hermosas visiones que alguna vez fueron realidades en la Tierra, pero que se han esfumado como la luz de un atardecer de verano. Sí; y ahora estamos en medio de un pueblo conflictivo, de un pueblo obstinado e ignorante que busca conocer la verdad, pero no es capaz de encontrarla, porque cada uno la busca solo para su propio beneficio y gratificación individual, sin |
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dedicar un pensamiento a los demás. ¿Nunca verá usted, o más bien ellos, el verdadero significado y explicación de esa gran ruina y desolación que ha llegado a nuestro territorio y es una amenaza para todos los países, el suyo en primer lugar? Es el egoísmo y exclusivismo lo que mató al nuestro, y el egoísmo y exclusivismo matará al de ustedes; el cual, además, tiene otros defectos que no voy a mencionar. El mundo ha opacado la luz del verdadero conocimiento, y el egoísmo no permitirá que renazca, porque excluye y no reconocerá la absoluta confraternidad de todos quienes nacieron bajo la misma ley natural inmutable. Usted vuelve a equivocarse. Puedo reprochar su "curiosidad" cuando sé que esta es infructuosa. Soy incapaz de considerar como "impertinencia" lo que no es más que la libre utilización de las capacidades intelectuales para razonar. Es posible que usted vea las cosas bajo una falsa luz, y a menudo las ve. Pero usted no concentra toda la luz en sí mismo como lo hacen algunos, y esa es una cualidad superior que posee sobre otros europeos que conocemos. Su afecto por K.H. es cálido y sincero y, en mi opinión, esa es su cualidad redentora. Entonces, ¿por qué usted debería esperar mi respuesta con "nerviosismo"? Pase lo que pase, nosotros dos seguiremos siendo sus amigos, ya que no reprocharíamos la sinceridad incluso cuando se manifiesta bajo la forma algo objetable de pisotear a un chela postrado: el desventurado Babu. Atentamente,
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Contexto y antecedentes
Descripción física de la carta
El original se encuentra en la Biblioteca Británica, Folio 3. Según George Linton y Virginia Hanson, la carta fue escrita:
Con tinta roja en ambos lados de dos hojas de papel blanco tamaño carta. Esta carta es difícil de leer. [1]
Historial de publicaciones
Comentarios sobre esta carta
Notas
- ↑ George E. Linton and Virginia Hanson, eds., Readers Guide to The Mahatma Letters to A. P. Sinnett (Adyar, Chennai, India: Theosophical Publishing House, 1972), 83.