Carta de los Mahatmas No. 92
Esta es la Carta N.° 92 en Las Cartas de los Mahatmas a A.P. Sinnett, 4.ª edición cronológica (en inglés). Corresponde a la Carta N.° 54 en la numeración de Barker. Ver a continuación contexto y antecedentes
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Rec. Simla Oct 1882 Ref. a CCM - V.D. etc.
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Página 1 - traducción, imagen y notas
Mi estimado amigo: la deposición y abdicación de nuestro gran "yo soy" es uno de los eventos más agradables de la temporada para su humilde servidor. ¡Mea culpa! exclamo, y voluntariamente coloco mi cabeza culpable bajo una lluvia de cenizas, de los cigarros de Simla si le parece, ¡porque fue obra mía! Algo bueno ha salido de eso en la forma de una excelente obra literaria — (aunque, de hecho, prefiero el estilo de usted), para la organización Matriz, pero nada en absoluto para la desventurada "Ecléctica". ¿Qué ha hecho él por esta? Se queja en una carta a Shishir Koomar Gosh (del A.B. Patrika) que debido a los esfuerzos incesantes de él (?) Hume, casi había "convertido a Chesney a la Teosofía" cuando el gran espíritu anticristiano del Teósofo rechazó violentamente al Coronel. Esto es lo que nosotros llamaríamos: manipulación de los hechos históricos. Le envío la última carta de él a mí, en la que verá que se encuentra bajo la total influencia de su nuevo gurú: "el buen Vedantin Swami" [que se ofrece a enseñarle la filosofía Advaita con un dios en ella como una forma de mejorarla] y del Espíritu Sandaram. Su argumento es, como usted verá, que con el "buen viejo Swami" aprenderá algo, mientras que con nosotros, es imposible que él "alguna vez aprenda algo". Yo, "nunca le di la seguridad de que todas las cartas no surgieron del fértil cerebro de la Vieja Dama". Incluso ahora, añade, cuando ha obtenido certeza subjetiva, de que somos entidades distintas de Mad. B, "No puedo decir lo que usted es: podría ser Djual Kul, o un espíritu del elevado plano oriental", etc. y cosas por el estilo. En la carta adjunta dice: ustedes (nosotros) "quizá sean tántricos" (mejor determinar el valor del cumplido
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que hace) y él está preparándose, más bien, totalmente preparado, para lanzarse desde el advaita extremo al teísmo trascendental una vez más. Amén. Se lo entrego al Ejército de Salvación. Sin embargo, no me gustaría verlo cortar su conexión con la Sociedad por completo; primero por su propio valor literario intrínseco, y luego, porque seguramente tendríamos un enemigo infatigable aunque secreto, que pasaría el tiempo escribiendo hasta que la tinta se seque en contra de la teosofía, denunciando a todos y cada uno en la Sociedad a todos y cada uno fuera de ella, y tornándose desagradable de mil maneras. Como dije una vez antes, puede parecer que él perdona, y es el tipo de hombre que se embauca a sí mismo ante su propio reflejo en el espejo creyéndose un perdonador magnánimo, pero en realidad ni perdona ni olvida. Fue una agradable noticia para M. y para todos nosotros oír cómo usted fue elegido presidente de manera unánime y silenciosa, y todos nosotros, "maestros" y chelas, saludamos fraternal y cálidamente su ascensión al cargo; un hecho consumado que nos reconcilia incluso con las tristes y humillantes noticias de que el Sr. Hume expresó su total indiferencia hacia los chelas e incluso hacia los maestros de estos, y agregó que le importaba muy poco conocerlos a cualquiera de ellos. Pero basta de aquel que puede describirse mejor en las palabras del proverbio tibetano: ". . . Como el ave nocturna: de día un gato agraciado, en la oscuridad una horrible rata". Un consejo, una seria advertencia de nosotros dos: no confíe en el pequeño Fern, cuídese de él. La plácida serenidad y sonrisas de él cuando le habla a usted de la "leve reprimenda atemperada con misericordia", y de que es mejor ser reprendido que expulsado, todo es fingido. |
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La carta de penitencia y remordimiento de él a M, que le envía a usted para que la guarde, no es sincera. Si no lo vigila de cerca, barajará los naipes por usted de una manera que quizá conduzca a la Sociedad a la ruina, ya que se juró a sí mismo que la Sociedad caerá o se levantará con él. Si vuelve a fracasar el próximo año —y con todos sus grandes dones, ¿cómo puede un pequeño jesuita y mentiroso tan incurable evitar el fracaso? — hará todo lo posible para derribar a la Sociedad con él, al menos en lo que respecta a la creencia en los "Hermanos". Intente salvarlo, si es posible, mi muy estimado amigo; haga todo lo posible para convertirlo a la verdad y al desinterés. Es una verdadera lástima que tales dones se ahoguen en un lodo de vicios, tan fuertemente injertados en él por sus primeros tutores. Mientras tanto, tenga cuidado y nunca le permita que vea alguna de mis cartas. Y ahora a C. C. Massey y las cartas de usted. Tanto la respuesta como la contestación de usted son excelentes. Sin duda, un hombre más sincero, veraz o de mente más noble (S. Moses no está exento) difícilmente podría encontrarse entre los teósofos británicos. Su único y principal defecto es: la debilidad. Si algún día llegara a enterarse de cuán profundamente ha ofendido a H.P.B. en pensamiento, ningún hombre se sentiría más abatido que él. Pero sobre esto más adelante. Si recuerda en mi carta a H. sobre el tema, "prohibí todos los acuerdos" por la simple razón de que la Soc. Teos. Brit. había colapsado, y prácticamente ya no existía. Pero, si mal no recuerdo agregué, que si la restablecían sobre una base firme con miembros tales como la Sra. K. y su amanuense, que
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no tendríamos ninguna objeción en enseñarles a través de usted, o palabras a tal efecto. Ciertamente objeté que mis cartas se imprimieran y circularan como las de Pablo en los bazares de Éfeso, para el beneficio (o tal vez burla y crítica) de miembros aislados que apenas creían en nuestra existencia. Pero no tengo ninguna objeción, en caso de un acuerdo, como lo propuso C.C.M. Solo deje que primero se organicen, y que dejen afuera a fanáticos como Wyld, estrictamente abandonados a su suerte. Él se negó a admitir a la hermana del Sr. Hume, la Sra. B. porque, al no haber visto nunca un fenómeno mesmérico, ella no creía en el mesmerismo; y se negó a admitir a Crookes, recomendado por C.C.M., según me contaron. Nunca negaré mi ayuda y cooperación a un grupo de hombres sinceros y ardientes por aprender; pero si por otro lado, hombres como el Sr. Hume han de ser admitidos, hombres que generalmente se deleitan en interpretar en cada sistema organizado en el que se meten, los papeles interpretados por Tifón y Arimán en los sistemas egipcio y zoroástrico, entonces sería mejor dejar de lado el plan. Temo que aparezca publicada nuestra filosofía expuesta por el Sr. H. Leí sus tres ensayos o capítulos sobre la cosmogonía de Dios (?) y vislumbres del origen de las cosas en general, y tuve que tachar casi todo. ¡¡Él nos hace ver como agnósticos!! Nosotros no creemos en Dios porque hasta ahora, no tenemos pruebas, etc. Esto es disparatadamente ridículo: si él publica lo que leí, haré que H.P.B. o Djual Khool lo nieguen todo; ya que no puedo permitir que nuestra filosofía sagrada sea
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desfigurada de esa manera. Dice que la gente no aceptará toda la verdad; que a menos que los complazcamos con la esperanza de que pueda haber un "Padre amoroso y creador de todo en el cielo" nuestra filosofía será rechazada a priori. En tal caso cuantos menos idiotas como esos oigan nuestras doctrinas mejor para ambos. Si no quieren toda la verdad y nada más que la verdad, son bienvenidos. Pero nunca nos verán (en todo caso) transigir y condescender con los prejuicios públicos. ¿Llama usted a esto "sincero" y, honesto "desde un punto de vista europeo"? Lea la carta de él y júzguela. La verdad es, mi estimado amigo, que a pesar de la gran oleada de misticismo que ahora inunda a una parte de las clases intelectuales de Europa, los occidentales hasta ahora apenas han aprendido a reconocer lo que nosotros denominamos sabiduría en su sentido más elevado. Hasta ahora, solo se considera verdaderamente sabio en su mundo a quien puede conducir los negocios de la vida con más inteligencia, para que produzcan la mayor cantidad de ganancias materiales: honores o dinero. La cualidad de la sabiduría, siempre fue, y será aún durante mucho tiempo, hasta el final de la quinta raza, negada a aquel que busca la riqueza de la mente por el simple hecho de hacerlo, y para su propio disfrute y resultado sin el propósito secundario de sacarle provecho para obtener beneficios materiales. La mayoría de sus compatriotas adoradores del oro denominarían a nuestros hechos y teoremas divagaciones ilusorias, los sueños de los locos. Si los Fragmentos
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e incluso las magníficas cartas de usted mismo ahora publicadas en Light, caen en manos de y son leídas por el público en general, ya sean materialistas, teístas o cristianos; diez a uno que el lector promedio fruncirá los labios con una mueca de burla; y con el comentario: "todo esto puede que sea muy profundo y erudito, pero ¿de qué sirve en la vida práctica?", quitará las cartas y los Fragmentos de sus pensamientos para siempre. Pero ahora la posición de usted con C.C.M. parece cambiar, y lo está convenciendo a él gradualmente. Él anhela sinceramente darle al Ocultismo otra oportunidad y está "abierto a la convicción"; no debemos defraudarlo. Pero, no puedo comprometerme a proporcionarles ni a ellos ni incluso a usted mismo nuevos hechos hasta que todo lo que ya he dado cobre forma desde el principio [vide los Ensayos del Sr. Hume] y se les haya enseñado a ellos sistemáticamente, y que ellos lo hayan aprendido y digerido. Ahora estoy respondiendo a su numerosa serie de preguntas, científicas y psicológicas, y tendrá suficiente material para uno o dos años. Por supuesto, siempre estaré listo con más explicaciones, por lo tanto, inevitablemente, adiciones, pero me niego terminantemente a enseñar más antes de que haya entendido y aprendido todo lo que ya se ha dado. Tampoco quiero que usted publique nada de mis cartas a menos que usted lo edite previamente y le dé forma. No dispongo de tiempo |
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para escribir "artículos" regularmente, ni mi capacidad literaria se extiende hasta ese punto. Pero ¿qué, hacer con la mente de C.C.M. tan prejuiciosa contra la autora de Isis y nosotros mismos, que nos hemos atrevido a intentar introducir a Eglinton en los recintos sagrados de la S.T.B. y denominar a + un "Hermano"? ¿No se interpondrán nuestros pecados y transgresiones conjuntas, "desde un punto de vista europeo", dolorosamente en el camino de la confianza mutua; y no conducirán a interminables sospechas y conceptos erróneos? No estoy preparado en este momento para proporcionar a los teósofos británicos la prueba de nuestra existencia en carne y hueso, o que no soy del todo el "cómplice" de H.P.B.; porque todo esto es una cuestión de tiempo y, Karma. Pero, incluso suponiendo que sea muy fácil probar lo primero, sería mucho menos fácil refutar lo segundo. Un "K.H.", es decir, un mortal de apariencia muy común y familiarizado tolerablemente bien con la filosofía inglesa, vedanta y budista, e incluso con un poco de trampas de salón, es fácil de encontrar y utilizar, para demostrar su existencia objetiva más allá de toda duda o reparo. Pero, ¿cómo ofrecer la certeza moral y absoluta de que el individuo, que pueda aparecer de ese modo no es un falso K.H., un "cómplice" de H.P.B.? ¿No fueron St. Germain y Cagliostro, ambos caballeros de la más alta educación y logros —y presumiblemente europeos— no "negros" de mi clase, considerados en ese momento, y aún considerados
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por la posteridad: como impostores, cómplices, tramposos y todo eso? Me veo moralmente obligado a calmar la mente de él —a través de la amable agencia de usted— con respecto a que H.P.B. lo engaña y abusa de él. Parece que cree haber conseguido pruebas de ello absolutamente irreprochables. Yo digo que no las tiene. Lo que ha conseguido es simplemente una prueba de la maldad de algunos hombres, y exteósofos como Hurrychund Chintamon de Bombay, ahora de Manchester y de otros lugares; el hombre que les robó a los Fundadores y a Dayanand Rs. 4 000, los engañó y se aprovechó de ellos desde el principio (desde la época de Nueva York), y luego expuesto y expulsado de la Sociedad huyó a Inglaterra y desde entonces está sediento de venganza. Y otros como el Dr. Billing, el esposo de esa mujer buena y honesta, la única médium verdadera y totalmente confiable y honesta que conozco, la Sra. M. Hollis-Billing; con quien él se casó por los pocos miles de libras de ella, la arruinó durante el primer año de su vida matrimonial, entró en concubinato con otra médium; y cuando H.P.B. y Olcott se lo reprocharon con vehemencia, dejó a su esposa y a la Sociedad y se volvió con amargo odio en contra de ambas mujeres; y desde entonces siempre busca envenenar en secreto las mentes de los teósofos y espiritistas británicos en contra de su esposa y H.P.B. Que C.C.M. junte todos esos hechos; desentrañe el misterio y trace la conexión entre sus informantes y
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los dos difamadores de las dos mujeres inocentes. Que investigue a fondo y con paciencia, antes de creer en ciertos informes —e incluso en las pruebas presentadas— para que no sobrecargue su Karma con un pecado más pesado que cualquier otro. Estos dos hombres no dejan piedra por mover para tener éxito en su malvado plan. Si bien Hurrichund Chintamon nunca dejó ni una vez durante los últimos tres años de entrar en confianza con todos los teósofos que conoció, vertiendo en sus oídos noticias falsas desde Bombay sobre la duplicidad de los Fundadores; y de difundir informes entre los espiritistas sobre los supuestos fenómenos de Mad. B, mostrándolos a todos como simplemente "trucos insolentes", ya que ella no tiene una verdadera noción de los poderes del Yoga; o además mostrando cartas de ella, que él recibió mientras ella estaba en Estados Unidos; y en las que se la hace aparecer como aconsejándole a él que finja: que es un "Hermano" y, así engañar más a los teósofos británicos; mientras que H.C. está haciendo todo esto y mucho más, Billing se está "ganando" a los místicos de Londres. Ante ellos finge ser víctima de su excesiva confianza en una esposa a quien descubrió que era una falsa y engañosa médium, ayudada y apoyada en esto por H.P.B. y H.S.O.; él se queja de su cruel destino y jura por su honor (!) que la dejó solo porque había descubierto que era una impostora, y su honestidad se rebela contra una unión así. Por lo tanto, es por la fuerza y la autoridad de los informes de tales hombres, y las personas demasiado confidentes, que, creyendo en ellos los ayudan que C.C.M. gradualmente llegó a negar y repudiar al repugnante y deforme suplantador que se le impuso bajo el disfraz de H.P.B. Créanme, no es así. Si él le dice que se le mostraron pruebas documentales, respóndale que una carta de su propio puño y letra y debajo su propia firma, la cual, si se colocara en manos de la ley lo enviaría en 24 horas al banquillo de los acusados, puede falsificarse tan fácilmente como cualquier otro documento. Un hombre que fue capaz de falsificar en un falso testamento la firma del testador y luego tomar
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la mano del hombre ya muerto, poner una pluma en ella y guiarla sobre la firma hecha, para dar a los testigos la oportunidad de prestar juramento de que habían visto al hombre firmarla, está listo para hacer un trabajo más serio que simplemente calumniar a una extranjera impopular. Cuando, resentido ante el desenmascaramiento y empecinado en la venganza H. Ch. llegó hace tres años de Bombay, C.C.M. ni lo recibió ni lo vio, ni escuchó su justificación, porque Dayanand, a quien reconoció y aceptó en ese momento como su jefe espiritual, le había enviado un mensaje para que no mantuviera comunicación con el ladrón y traidor. Luego sucedió que este último y C. Carter Blake, el jesuita expulsado de la Sociedad por calumniar en la Gaceta de Pall Mall tanto a Swami como a Hurrychund, se hicieron amigos íntimos. Carter Blake había movido cielo y tierra durante más de dos años para ser readmitido en la Sociedad, pero H.P.B. había demostrado ser una muralla china en contra de tal readmisión. Ambos excompañeros hicieron las paces, unieron sus cabezas y trabajaron desde entonces en la más encantadora armonía. Esto creó el enemigo secreto: N.° 3. La devoción de C.C.M. se interponía en su camino, se pusieron a trabajar para romper el objeto de esa devoción: H.P.B., minando la confianza de él en ella. Billing, que nunca podría esperar tener éxito en esa dirección —ya que C.C.M. lo conocía demasiado bien, tras haber defendido legalmente a su arruinada y abandonada esposa— logró despertar en él sospechas en contra de la Sra. Billing como médium y en contra de la amiga de ella H.P.B. que la había defendido y apoyado en contra de él. Así quedó el terreno bien preparado para sembrar en este cualquier tipo de cizaña. Luego vino, como un rayo, el inesperado ataque de Swami a los Fundadores que demostró ser el golpe letal para la amistad de C.C.M. Debido a que ella les había retratado a Swami como un elevado chela, un iniciado, él imaginó que este nunca lo había sido, y que en el celo desacertado de ella por promover la causa ¡H.P.B. los había engañado a todos!
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Pero ¿y S. Moses? Ah, al menos él, no es un hombre que pronunciaría una falsedad deliberada, y mucho menos repetiría un informe calumnioso. Él, al menos, al igual que C.C.M., es un caballero de pies a cabeza y un hombre honesto. Y ¿qué me dice de eso? ¿Usted olvida la profunda y sincera irritación de él con nosotros y con H.P.B., como espiritista el vehículo elegido por el que optó Imperator? C.C.M. ignora las leyes y los misterios de la mediumnidad y es amigo incondicional de él. Vuelva a fijarse en Luz y vea cuán claramente su irritación crece y se hace más fuerte en sus Notas por el Camino. Él ha malentendido completamente lo que usted quiso decir, o más bien las citas (seguidas de ninguna explicación) de una carta mía a usted, quien, a su vez, nunca ha entendido correctamente la situación. Lo que dije entonces lo repito ahora: Existe un abismo entre los grados más altos y más bajos de los Planetarios (esto a su pregunta: ¿Es + un Espíritu Planetario?) y luego mi afirmación de que: "+ es un Hermano". Pero qué es un “Hermano”, en realidad, ¿usted lo sabe? Por lo que H.P.B. haya agregado desde las profundidades de su propia conciencia, tal vez, no me hago responsable; porque ella no sabe nada con plena certeza sobre +, y a menudo "al soñar sueños" extrae sus propias conclusiones originales de los mismos. Resultado: S.M. nos considera impostores y mentirosos, a menos que no seamos más que una ficción; en cuyo caso el cumplido retorna a H.P.B. Ahora [¿]cuáles son los hechos y cuáles las acusaciones en contra de H.P.B.[?] Muchos son los puntos oscuros contra ella en la mente de C.C.M. y, cada día se vuelven más oscuros y feos. Le daré un ejemplo. Mientras estaba en Londres, en la casa de los Billing, en enero de 1879, C.C.M. le pidió a H.P.B., quien había producido una tetera de porcelana de debajo de la mesa, que le diera también algún objeto producido de manera fenoménica. Consintiendo hizo que un pequeño tarjetero, como los tallados en Bombay apareciera en el bolsillo del abrigo de él que estaba colgado en el pasillo. En el interior, ya sea en ese momento o después a la noche,
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se encontró un trozo de papel, con el facsímil de la firma de Hurrychund C. En ese momento, no se le cruzó ninguna sospecha por la mente, ya que realmente no había motivo para una. Pero ahora como usted podrá ver, él cree que eso fue, si no totalmente un truco, al menos un engaño a medias. ¿Por qué? Porque en ese momento creía que H.C. era un chela, prácticamente un gran adepto, según les permitió e hizo creer H.P.B.; y ahora él sabe que H.C. nunca fue un chela, ya que él mismo lo niega; que, nunca tuvo ningún poder, niega cualquier conocimiento o creencia en tal cosa; y le dice a todos que incluso Dayanand nunca ha sido un yogui sino que es simplemente "un impostor ambicioso" como Mohamet. En resumen tantas mentiras se les achacaron a los Fundadores. Y luego las cartas de ella, y los informes de testigos confiables sobre su confabulación con la Sra. Billing. De ahí la confabulación entre ella y Eglinton. Se ha demostrado, en cualquier caso, que es una archiconspiradora, una embaucadora, un personaje astuto; ¡o eso, o una lunática visionaria, una médium obsesionada! Lógica europea y occidental. ¿Cartas? Es muy fácil alterar las palabras, de ahí todo el significado de una oración en una carta. También tiene el Swami cartas de ella, que él libremente traduce, cita y comenta en la tapa del Suplemento de Julio. Ahora le ruego, complázcame leyendo cuidadosamente de nuevo la "Defensa". Tenga en cuenta las mentiras descaradas del "gran Reformador" de la India. Recuerde lo que se le admitió a usted y luego se le negó. Y si mi palabra de honor tiene algún peso con usted, entonces debe saber que D. Swami era un yogui iniciado, un chela muy elevado en Badrinath, dotado hace algunos años de grandes poderes y un conocimiento que desde entonces ha perdido, y que H.P.B. le dijo a usted la verdad, como también que H.C. era un chela de él, que prefirió seguir el "sendero de la izquierda". Y ahora mire lo que ha sido de este verdadero gran hombre, a quien todos conocimos y pusimos nuestras esperanzas en él. Ahí está, alguien moralmente destrozado, arruinado por su ambición y jadeando para recobrar el aliento en su última lucha por la supremacía, que, él sabe que no dejaremos en sus manos. Y ahora, si este
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hombre, diez veces mayor moral e intelectualmente que Hurrychund, pudo caer tan bajo y recurrir a tan mezquino proceder, ¡de qué no sería capaz su examigo y alumno Hurrychund para satisfacer su sed de venganza! El primero tiene al menos una excusa: su feroz ambición que confunde con patriotismo; su otrora alter ego no tiene otra excusa que su deseo de dañar a quienes lo desenmascararon. Y, para lograr esos resultados, está preparado para hacer cualquier cosa. Pero usted tal vez se pregunte, ¿por qué no hemos interferido? ¿Por qué nosotros, los protectores naturales de los Fundadores, si no de la Sociedad, no hemos puesto fin a las vergonzosas conspiraciones? Una pregunta pertinente; solo dudo de que mi respuesta totalmente sincera se entienda con claridad. Usted no está familiarizado completamente con nuestro sistema, y si lograra explicárselo con claridad, diez a uno que sus "mejores sentimientos" —los sentimientos de un europeo— se verían alterados, si no peor, con una disciplina tan "impactante". El hecho es que, para la última y suprema iniciación a cada chela — (e incluso a algunos adeptos)— se lo deja actuar por su propia cuenta y criterio. Tenemos que librar nuestras propias batallas, y el conocido adagio: "el adepto se convierte en uno, no es hecho" es fiel a la letra. Dado que cada uno de nosotros es el creador y productor de las causas que conducen a uno o otro tipo de resultados, tenemos que cosechar lo que hemos sembrado. Nuestros chelas reciben ayuda solo cuando son inocentes de las causas que les acarrean problemas; cuando dichas causas son generadas por influencias externas. La vida y la lucha por el adeptado serían demasiado fáciles, si todos nosotros tuviésemos recolectores de basura por detrás barriendo los efectos que hemos generado a través de nuestra propia imprudencia
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y presunción. Antes de que se les permita ingresar al mundo ellos, — los chelas — están todos dotados de poderes más o menos clarividentes; y, con la excepción de esa facultad que, a menos que sea paralizada y vigilada los llevaría tal vez a divulgar ciertos secretos que no deben ser revelados, se los deja en el pleno ejercicio de sus poderes, cualesquiera que sean: ¿por qué no los ejercen? Así, paso a paso, y tras una serie de castigos, la amarga experiencia le enseña al chela a suprimir y guiar sus impulsos; pierde su imprudencia, su autosuficiencia y nunca recae en los mismos errores. Todo lo que ahora sucede es provocado por la propia H.P.B.; y a usted, mi amigo y hermano, le revelaré los defectos de ella, porque usted fue probado y evaluado, y hasta ahora solo usted no ha fallado —al menos no en una dirección— la de la discreción y el silencio. Pero antes de que le revele a usted una gran falla de ella (una falla, de hecho, en los desastrosos resultados, sin embargo a la vez una virtud) debo recordarle eso, que usted odia de todo corazón: a saber, que nadie entra en contacto con nosotros, nadie muestra el deseo de saber más de nosotros, sino se somete a ser probado y puesto en probación por nosotros. Por lo tanto, C.C.M. no podría más que cualquier otro escapar de su destino. Él ha sido tentado y permitió ser engañado por las apariencias y caer con demasiada facilidad presa de su debilidad: la sospecha y la falta de confianza en sí mismo. En resumen, se lo halla carente del primer elemento de éxito en un candidato: la fe inquebrantable, una vez que su convicción se basa y se ha arraigado en el conocimiento, no en la simple creencia en ciertos hechos. Ahora C.C.M. sabe que ciertos
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fenómenos de ella son innegablemente genuinos; la posición de él con respecto a eso, siendo precisamente la posición de usted y su señora, en referencia al anillo de piedra amarillo. Pensando usted que tenía razones para creer que la piedra en cuestión simplemente fue traída (como la muñeca) no duplicada, como ella afirmó, y disgustado usted en lo más profundo de su alma por un engaño tan inútil —como usted siempre creyó— de parte de ella, no la ha repudiado por todo eso, ni la ha desenmascarado ni se ha quejado de ella en los periódicos como él lo hizo. En resumen, incluso cuando le niegan a ella el beneficio de la duda en sus propios corazones, usted no ha dudado del fenómeno sino solo de su precisión al explicarlo; y aunque estaba totalmente equivocado, innegablemente tuvo razón al actuar con tanta discreción en ese asunto. No es así, en el caso de él. Después de sostener durante el período de tres años una fe ciega, en ella, casi equivalente a un sentimiento de veneración, al primer suspiro de calumnia exitosa, él, un amigo acérrimo y un excelente abogado cae víctima de un malvado complot, ¡y su respeto por ella se convierte en un categórico desprecio y convicción de su culpa! En lugar de actuar como usted habría actuado en ese caso, es decir o bien nunca mencionarle el hecho a ella o bien, pedirle una explicación, dándole a la acusada la oportunidad de defenderse y, así actuar de manera coherente con su naturaleza honesta, él prefirió dar rienda suelta a sus sentimientos en la prensa pública y satisfacer su rencor contra ella y contra nosotros adoptando un medio indirecto de atacar las afirmaciones de ella en Isis. Dicho sea de paso, y disculpándome por esta digresión, ¡él no, parece considerar la respuesta de ella en el Teósofo: "sincera"! Extraña lógica, cuando proviene de un lógico tan agudo. Si él hubiera proclamado en todos los periódicos y en voz alta que la autora o autores de Isis no han sido sinceros al escribir el libro; que a menudo y deliberadamente engañan al lector al retener las explicaciones necesarias y han dado solo
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partes de la verdad, si incluso hubiera declarado, como lo hace el Sr. Hume —que la obra está repleta de "errores prácticos" y afirmaciones erróneas deliberadas— habría sido gloriosamente absuelto, porque habría tenido razón, "desde un punto de vista europeo", y sinceramente excusado por nosotros, nuevamente debido a su forma europea de juzgar, algo innato en él y que no puede evitar. Pero llamar a una explicación correcta y veraz, no "sincera" es algo de lo que apenas logro comprender, aunque soy muy consciente de que su punto de vista es compartido incluso por usted. Ay, amigos míos, mucho me temo que nuestros respectivos estándares del bien y el mal nunca coincidirán, ya que el motivo lo es todo para nosotros, y que ustedes nunca irán más allá de las apariencias. Sin embargo, volviendo a la pregunta principal. Por lo tanto C.C.M. sabe; es demasiado inteligente, un observador demasiado agudo de la naturaleza humana para haber permanecido ignorante de eso, el más importante de los hechos, a saber, que la mujer no tiene ningún motivo posible para engañar. Hay una oración en la carta de él que, enmarcada en un espíritu un poco más amable, sobradamente demostraría lo bien que él podría apreciar y reconocer los verdaderos motivos, si su mente no se hubiese envenenado con prejuicio, debido, tal vez, más a la irritación de S. Moses, que a los esfuerzos de sus tres enemigos enumerados anteriormente. Él señala en passant, que el sistema del engaño puede deberse al celo de ella, pero lo considera un celo deshonesto. Y ahora, ¿quiere saber hasta qué punto ella es culpable? Sepa entonces, que si ella alguna vez fue culpable de un verdadero y deliberado engaño, debido a ese "celo", fue cuando en presencia de los fenómenos producidos, ella siguió negando constantemente —excepto en cuestiones tan triviales como las campanas y los golpes —que tuviera algo que ver personalmente con la producción de estos. Desde el "punto de vista europeo" de usted es francamente un engaño, una gran y estruendosa mentira; desde
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nuestro punto de vista asiático, aunque sea un celo imprudente y reprobable, una falsa exageración, o lo que un yanqui llamaría "un arrebato de emoción" con la intención de beneficiar a los "Hermanos" —sin embargo, si consideramos el motivo— un celo sublime, abnegado, noble y meritorio, no deshonesto. Sí; en eso, y solo en eso, fue constantemente culpable de engañar a sus amigos. Nunca se le podría hacer comprender la total inutilidad, el peligro de tal celo; y cuán equivocada estaba en su idea de que incrementaba nuestra gloria, mientras que, al atribuirnos muy a menudo fenómenos de la naturaleza más infantil, ¡no hacía más que rebajarnos ante la opinión pública y sancionar la afirmación de sus enemigos de que ella era "solo una médium"! Pero de nada sirvió. De acuerdo con nuestras reglas, a M. no se le permitió prohibirle tal proceder, en pocas palabras. Había que concederle plena y total libertad de acción, la libertad de crear causas que se convirtieron con el tiempo en su flagelo, su picota pública. En el mejor de los casos él pudo prohibirle que produjera fenómenos y, hasta este último extremo recurrió tanto como pudo, para el gran descontento de los amigos de ella y los teósofos. ¿Fue, o más bien es, una falta de percepciones intelectuales en ella? De ninguna manera. Es una enfermedad psicológica, sobre la cual tiene poco o ningún control. Su naturaleza impulsiva, como usted ha inferido correctamente en su respuesta, siempre está dispuesta a llevarla más allá de los límites de la verdad, a las regiones de la exageración; sin embargo sin una sombra de sospecha de que esté por lo tanto engañando a sus amigos o abusando de la gran confianza que ellos le tienen. La frase estereotipada: "No soy yo; no puedo hacer nada yo sola... todo lo hacen ellos, los Hermanos... No soy más que su humilde y devota esclava e instrumento" es una rotunda mentirilla. Ella es capaz de producir, y de hecho produjo, fenómenos, debido a sus poderes naturales combinados con varios años de entrenamiento regular y sus fenómenos son a veces mejores, más maravillosos |
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y mucho más perfectos que los de algunos chelas elevados e Iniciación|iniciados]], a quienes ella supera en gusto artístico y la apreciación puramente Occidental del arte, como por ejemplo en la producción instantánea de imágenes: observe, el retrato que ella hizo del "faquir" Tiravalla mencionado en Hints, y comparado con mi retrato de Gjual Khool. A pesar de toda la superioridad de los poderes de él comparados con los de ella; la juventud de él en contraste con la edad avanzada de ella; y la innegable e importante ventaja que él posee de no haber puesto nunca su magnetismo puro, sin contaminar en contacto directo con la gran impureza del mundo y la sociedad; sin embargo, haga lo que haga, él nunca podrá producir tal imagen, simplemente porque es incapaz de concebirla en su mente y pensamiento tibetano. Por lo tanto, aunque nos atribuye la creación de todo tipo de fenómenos tontos, a menudo torpes y sospechosos, es innegable que ella nos ha estado ayudando en muchos casos; ahorrándonos a veces hasta dos tercios del poder utilizado, y cuando se la reprendía —ya que a menudo no podemos evitar que lo haga por cuenta propia— respondiendo que no tenía necesidad de ello y que su única alegría era sernos de alguna utilidad. Y así siguió destruyéndose palmo a palmo, dispuesta a dar —para nuestro beneficio y gloria, según ella— su sangre vital gota a gota, y sin embargo, invariablemente negaba ante testigos que tuviera algo que ver con ello. ¿Llamaría usted a esta sublime, aunque tonta abnegación, "deshonesta"? Nosotros no; ni consentiremos jamás en considerarlo de esa manera. Para ir al punto: conmovida por ese sentimiento, y creyendo firmemente en ese momento (porque se le permitió) que Hurrychund era un chela digno (1) del Yogee Dayanand, ella permitió que C.C.M. y todos los que estaban presentes (1) Este último ciertamente lo fue, aunque nunca muy "digno", porque siempre había sido un granuja egoísta y conspirador, que trabajó a sueldo en secreto para el difunto Gaekwar.
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creyeran erróneamente que fue Hurrychund quien había producido los fenómenos; y luego continuó parloteando durante quince días sobre los grandes poderes de Swami y las virtudes de Hurrychund, su profeta. Cuán terriblemente fue castigada, todos en Bombay (incluido usted mismo), lo saben bien. Primero, el "chela" convirtiéndose en un traidor de su Maestro y sus aliados, y, un ladrón común; luego el "gran yogui", el "Lutero de la India" sacrificándola a ella y a H.S.O. por su insaciable ambición. Muy naturalmente, mientras que la traición de Hurrychund, aunque le pareció impactante en ese momento a C.C.M. y a otros teósofos no la afectó, ya que el Swami mismo al haber sido robado se hizo cargo de la defensa de los "Fundadores", la traición del "Jefe Supremo de los Teósofos del Arya Samaj" no fue considerada en su verdadera magnitud; no fue él quien había jugado sucio, sino que toda la culpa recayó sobre la desafortunada y demasiado devota mujer, quien, después de alabarlo hasta el cielo, se vio obligada en defensa propia a exponer la mala fides y los verdaderos motivos de él en el Teósofo. Tal es la verdadera historia y los hechos con respecto al "engaño" de ella o, en el mejor de los casos: "el celo deshonesto". Sin duda que ella ha merecido una parte de la culpa; indiscutiblemente tiende a la exageración en general, y cuando se trata de "inflar" a aquellos por quienes siente un gran afecto, su entusiasmo no conoce límites. Así ella ha hecho de M. un Apolo de Belvedere, cuya brillante descripción de su belleza física, lo hizo más de una vez comenzar a enojarse y romper su pipa mientras insultaba como un verdadero, cristiano; y así, bajo la elocuente fraseología de ella, yo mismo tuve el placer de escuchar que me metamorfosearan en un "ángel de pureza y luz", que le han cortado las alas. No podemos evitar sentirnos a veces enojados, y, más a menudo, reírnos de, ella. Sin embargo el sentimiento que impone toda esta ridícula efusividad, es demasiado ardiente, demasiado sincero y
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verdadero, como para no ser respetado o siquiera tratado con indiferencia. No creo que nada me haya conmovido tan profundamente en todo lo que presencié en mi vida, como el embelesamiento extático de la pobre y vieja criatura, cuando nos vio recientemente en nuestros cuerpos naturales, a uno, después de tres años, al otro, de casi dos años de ausencia y separación en carne y hueso. Incluso nuestro flemático M. se sintió desorientado, por tal exhibición, de la cual fue el héroe principal. Tuvo que usar su poder y sumergirla en un sueño profundo, de lo contrario se le habría reventado algún vaso sanguíneo incluidos los riñones, el hígado y sus "interiores", para usar la expresión favorita de nuestro amigo Oxley, ¡en los delirantes intentos de ella por aplastar su nariz contra la capa de montar de él manchada con el barro de Sikkim! Ambos nos reímos; sin embargo, nos sentimos conmovidos, ¿qué más podríamos sentir? Por supuesto, no está apta para ser un verdadera adepta: su naturaleza es apasionadamente cariñosa en demasía y no tenemos derecho a permitirnos apegos y sentimientos personales. Por lo tanto, nunca podrán conocerla como nosotros, ninguno de ustedes podrá juzgarla de manera imparcial o correcta. Ustedes ven la superficie de las cosas; y lo que llamarían "virtud", aferrarse solo a las apariencias, nosotros, juzgamos solo después de haber sondeado el objeto a su máxima profundidad, y generalmente dejamos que las apariencias se ocupen de sí mismas. En su opinión, H.P.B. es, en el mejor de los casos, para aquellos que la quieren a pesar de sí misma: una mujer peculiar y extraña, un acertijo psicológico: impulsiva y de buen corazón, pero no libre del vicio de la mentira. Nosotros, por otro lado, bajo el manto de la excentricidad e insensatez, vemos una sabiduría más profunda en su Yo interior de lo que nunca ustedes podrán llegar a percibir. En los detalles superficiales de su vida y asuntos cotidianos, hogareños, arduos y comunes, ustedes disciernen solo
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impracticabilidad, impulsos femeninos, a menudo absurdo e insensatez; nosotros, por el contrario, descubrimos a diario que los rasgos de su naturaleza interior son muy delicados y refinados, y que le costaría a un psicólogo no iniciado años de observación constante y aguda, y muchas horas de minuciosos análisis y esfuerzos extraer de la profundidad del más sutil de los misterios, la mente humana, y una de sus máquinas más complicadas, la mente de H.P.B., y así aprender a conocer su verdadero Yo interno. Todo esto usted tiene la libertad de decírselo a C.C.M. Lo he observado a él de cerca, y estoy bastante seguro de que lo que usted le dirá tendrá mucho más efecto sobre él que lo que una docena de "K.H." podrían decirle personalmente. "Imperator" se interpone entre nosotros dos, y me temo que lo hará para siempre. La lealtad y fe de él en las afirmaciones de un amigo europeo vivo nunca pueden ser sacudidas por afirmaciones en contra, hechas por asiáticos, que para él, si no meras invenciones, son "cómplices" sin escrúpulos. Pero, si fuese posible, le mostraría a usted la gran injusticia de él y el daño que le hizo a una mujer inocente, al menos comparativamente inocente. Por más loca y entusiasta que sea, le doy mi palabra de honor, ella nunca fue una impostora; ni nunca ha pronunciado voluntariamente una falsedad, aunque su posición a menudo se vuelve insostenible, y que ella debe ocultar una serie de cosas, como lo prometieron sus votos solemnes. Y ahora he concluido con la pregunta. Ahora voy a abordar una vez más un tema, buen amigo, sé que es muy repulsivo para su mente, porque lo ha dicho y escrito tan repetidamente. Y, sin embargo, para aclararle algunas cosas, me veo obligado a hablar de ello.
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A menudo usted ha hecho la pregunta "¿por qué los Hermanos deberían negarse a dirigir su atención a teósofos tan dignos y sinceros como C.C.M. y Hood, o a un sujeto tan preciado como S. Moses? Bueno, ahora le respondo muy claramente, que lo hemos hecho, desde que dicho caballero entró en contacto y comunicación con H.P.B. A todos se los probó y examinó de distintas maneras, y, ninguno de ellos obtuvo la calificación deseada. M. prestó una especial atención a "C.C.M." por las razones que ahora explicaré y, con los resultados actuales, que usted conoce. Podrá decir usted que una forma tan secreta de probar a las personas es deshonesta, que deberíamos haberle advertido, etc. Bueno, todo lo que puedo decirle es que quizá así sea desde su punto de vista europeo, pero que, siendo asiáticos, no podemos apartarnos de nuestras reglas. Nunca se puede sacar a relucir el carácter de un hombre, su verdadera naturaleza interior, si cree que lo están observando, o se esfuerza por un objeto. Además, el Coronel O. nunca había ocultado nuestro método, y todos los teósofos brit. deberían saber, si no lo supieran, que su organización estaba, ya que lo habíamos sancionado, bajo una probación regular. En cuanto a C.C.M., de todos los teósofos, él fue el seleccionado por M. y con un propósito definido, debido a las persistencias de H.P.B. y la promesa especial de él. "¡Algún día se volverá en contra de usted, pumo!" M. le dijo repetidamente a ella, en respuesta a sus ruegos para que lo aceptara como un chela regular con Olcott: "¡Que él nunca, nunca lo hará!" exclamó ella como respuesta. "C.C.M. es el mejor, el más noble, etc., etc., etc.": una sarta de adjetivos elogiosos y de admiración. Dos años después, ella dijo lo mismo de Ross Scott. ¡"Dos amigos tan leales y devotos, nunca
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tuve!" le aseguró a su "Jefe", quien solo se rio para sus adentros y me pidió que arreglara el matrimonio "teosófico". Bueno, uno fue probado y examinado durante tres años, el otro durante tres meses, con cuyos resultados casi no necesito recordárselo. No solo NO se pusieron tentaciones en el camino de ninguno de los dos, sino que a este último se le proporcionó una esposa más que adecuada para su felicidad y conexiones que algún día le resultarán beneficiosas. C.C.M., no tenía más que fenómenos objetivos e indudables sobre los que apoyarse; R. Scott recibió además, una visita en forma astral de M. En un caso, la venganza de tres hombres sin principios; en el caso del otro, los celos de una tonta y mezquina pronto acabaron con la jactanciosa amistad, y le mostraron a la "V.D." el valor que eso tenía, ¡Oh, la pobre, confiada y crédula naturaleza! Quítele a ella sus poderes clarividentes; bloquee en cierta dirección sus intuiciones —como era deber de M. hacerlo— ¿y qué queda? ¡Una mujer indefensa y con el corazón roto! Tomemos otro caso, el de Fern. Su desarrollo, que ocurre ante usted, le brinda un estudio útil y un indicio sobre métodos aún más serios adoptados en casos individuales para probar a fondo las cualidades morales latentes del hombre. Todo ser humano contiene dentro de sí vastas potencialidades, y es el deber de los adeptos rodear al aspirante a chela con circunstancias que le permitan tomar el "camino de la derecha", si es que cuenta con la capacidad. No tenemos la libertad para negarle la oportunidad a un postulante ni tampoco para guiarlo y dirigirlo hacia el curso adecuado. En el mejor de los casos, solo podemos mostrarle después de que su período de prueba haya terminado
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con éxito, que si hace esto, saldrá bien; si hace lo otro, mal. Pero hasta que haya pasado ese período, lo dejamos para que libre sus batallas lo mejor que pueda; y tenemos que hacerlo ocasionalmente con chelas superiores e iniciados como H.P.B., una vez que se les permite trabajar en el mundo, lo que todos nosotros más o menos evitamos. Más que eso —y es mejor que usted lo aprenda de inmediato, si mis cartas anteriores a usted sobre Fern no le han abierto los ojos lo suficiente— permitimos que nuestros candidatos sean tentados de mil maneras diferentes, para extraer toda su naturaleza interior y permitirle la oportunidad de seguir siendo conquistador de una forma u otra. Lo que le ha sucedido a Fern le ha sucedido a todos los demás que lo han precedido, sucederá con distintos resultados a todos los que lo sucedan. Todos fuimos así probados; y mientras un Moorad Ali —fracasó— yo, lo logré. La corona del vencedor es solo para aquel que demuestra ser digno de llevarla; para aquel que ataca a Mara por sí solo y vence al demonio de la lujuria y las pasiones terrenales; y no nosotros sino él mismo la coloca en su frente. No era una frase sin sentido la del Tathagata que dice: "quien domina el Yo es superior a quien conquista a miles en batalla"; no existe otra lucha tan difícil. Si no fuera así, el adeptado no sería más que una adquisición de poco valor. Por lo tanto, mi buen hermano, no se sorprenda y no nos culpe, tan fácilmente como ya lo ha hecho, por cualquier desarrollo de nuestra política hacia los aspirantes pasados, presentes o futuros. Solo aquellos que pueden mirar hacia adelante en las remotas consecuencias de las cosas están en una posición
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para juzgar en cuanto a la conveniencia de nuestras propias acciones, o las que les permitimos en otros. Lo que ahora puede parecer mala fe quizá al final demuestre ser la lealtad más verdadera y benevolente. Que el tiempo demuestre quién tenía razón y quién fue infiel. Alguien, que sea verdadero y aprobado hoy, puede mañana demostrar, bajo una nueva concatenación de circunstancias, ser un traidor, un ingrato, un cobarde, un imbécil. La caña, doblada más allá de su límite de flexibilidad, se habrá partido en dos. ¿Debemos acusarla? No; pero porque podamos compadecernos de ella, y lo hacemos, no podemos seleccionarla como parte de esas cañas que han sido probadas y demostraron ser fuertes, por lo tanto aptas para ser aceptadas como material para el templo indestructible que tan cuidadosamente estamos construyendo. Y ahora, a otros asuntos. Tenemos una reforma en mente, y espero que me ayude. La molesta e indiscreta interferencia del Sr. H. con la Sociedad Matriz, y su pasión por dominar todo y a todos, nos han hecho llegar a la conclusión de que valdría la pena intentar lo siguiente. Hágase saber "a todos los interesados" a través de el Teósofo y las circulares emitidas a cada Rama, que hasta ahora han mirado con demasiada frecuencia e innecesariamente al Organismo Matriz en busca de orientación y como un ejemplo a seguir. Esto es bastante impracticable. Además del hecho, de que los Fundadores tienen que mostrarse e intentar sinceramente ser todo para todos y todas las cosas, ya que hay una gran variedad de credos, opiniones y expectativas que satisfacer, no pueden posiblemente y al mismo tiempo satisfacer a todos como les gustaría. Intentan ser imparciales y nunca negar a uno lo que pueden haber concedido a otra parte. De este modo
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han publicado repetidamente críticas sobre el vedantismo, el budismo y el hinduismo en sus diversas ramas, sobre el Veda Bashya de Swami Dayanand, su aliado más firme y en ese momento más valioso; pero, debido a que tales críticas estaban dirigidas contra las religiones no cristianas, nadie le prestó la menor atención. Durante más de un año, la revista salió regularmente con un anuncio hostil al del Veda Bashya y se imprimió junto con este para satisfacer a los vedantistas de Benarés. Y ahora el Sr. Hume hace público su castigo a los Fundadores y busca prohibir la publicidad de folletos anticristianos. Por lo tanto, quiero que tenga esto en cuenta y señale estos hechos al Cnel. Chesney, quien parece imaginar que la teosofía es hostil solo al cristianismo; cuando, en realidad, no es más que imparcial, y cualesquiera que sean las opiniones personales de los dos Fundadores, la revista de la Sociedad no tiene nada que ver con ellos, y publicará con igual disposición críticas dirigidas contra el lamaísmo como contra el cristianismo. En cualquier caso, aunque ambos estemos dispuestos a que H.P.B. acepte siempre y con gratitud el consejo de usted en el asunto, fui yo quien le aconsejó a ella que diera "coces" como ella dice contra los intentos de autoridad del Sr. H, y usted tiene la libertad de informarle del hecho. Ahora en vista de arreglar las cosas, ¿qué piensa de la idea de colocar a las Ramas en una posición bastante diferente? Incluso la cristiandad, con sus divinas pretensiones de una Hermandad Universal, tiene sus mil y una sectas, las cuales, aunque estén todas unidas bajo un estandarte de la Cruz, sin embargo son
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esencialmente hostiles entre sí, y la autoridad del Papa es anulada por los protestantes, mientras que los católicos romanos se burlan de los decretos de los Sínodos de estos últimos. Por supuesto, yo nunca contemplaría, incluso en el peor de los casos tal estado de cosas entre las organizaciones teosóficas. Lo que deseo, es simplemente un escrito sobre la conveniencia de remodelar la formación actual de las Ramas y sus privilegios. Que todas reciban la carta constitutiva y sean iniciadas como hasta ahora por la Sociedad Matriz, y que dependan de ella nominalmente. A la vez, que cada Rama, antes de recibir su carta constitutiva, elija un objeto para trabajar, un objeto, naturalmente, en consonancia con los principios generales de la ST, pero un objeto propio claro y definido, ya sea en el ámbito religioso, educativo o filosófico. Esto permitiría a la Sociedad un margen más amplio para sus operaciones generales; se realizaría un trabajo más real y útil; y, como cada Rama sería por así decirlo, independiente en su modus operandus, quedaría menos espacio para quejarse y par consequence: para interferir. En cualquier caso, este impreciso boceto, espero, encontrará un suelo excelente para germinar y prosperar en su mentalidad práctica; y si usted pudiera, mientras tanto, escribir un artículo basado en las explicaciones antes mencionadas de la verdadera posición del Teósofo, dando todas las razones mencionadas anteriormente y muchas más para la edición de diciembre, si no para la de noviembre, de hecho, nos haría un gran favor a M. y a mí.
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Es imposible y peligroso, encargar un tema como este, que requiere un manejo muy delicado, a alguno de nuestros dos directores editoriales. H.P.B., nunca dejaría pasar la oportunidad de romper las cabezas de los padri en una oportunidad tan buena, ni H.S.O. de agregar uno o dos elogios elegantes para congraciar a los Fundadores, lo cual sería inútil, ya que me esfuerzo por mostrar que las dos entidades de directora editorial y fundadora son bastante distintas y separadas entre sí, aunque estén en una misma persona. No soy un hombre práctico en estos asuntos y, por lo tanto, me siento totalmente incapaz para la tarea. ¿Me ayudaría, amigo? Sería mejor, por supuesto, que el "sondeo" apareciera en noviembre, como si fuese en respuesta a la carta muy descortés del Sr. Hume, que, por supuesto, no permitiré que se publique. Pero usted podría usarlo como base y fundamento para formular su respuesta editorial. Volviendo a la reforma de las Ramas esta cuestión por supuesto deberá considerarse y sopesarse seriamente antes de que finalmente se resuelva. No debe haber más decepción entre los miembros una vez que se han asociado. Cada Rama tiene que elegir su misión bien definida para trabajar, y se debe poner el mayor cuidado en la selección de los Presidentes. Si a la "Ecléctica" se la hubiese colocado desde el principio, en una posición de independencia distintiva de ese tipo, podría haberle ido mejor. La solidaridad de pensamiento y acción dentro del esquema general de los principios fundamentales y generales de la Sociedad siempre debe existir entre la organización Matriz y las Ramas; sin embargo a estas últimas se les debe permitir a cada una su propia acción independiente en todo lo que no entre en conflicto con
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esos principios. Por lo tanto una Rama compuesta por cristianos moderados que simpatizan con los objetos de la Sociedad podría permanecer neutral en lo que atañe a cualquier otra religión, y completamente indiferente y despreocupada de las creencias privadas de los "Fundadores", con el Teósofo haciendo espacio con la misma predisposición tanto para himnos sobre el Cordero, como para slokas sobre el carácter sagrado de la vaca. Si usted pudiera desarrollar esta idea, yo se la presentaría a nuestro venerable Chohan, quien ahora sonríe suavemente con el rabillo del ojo, en lugar de fruncir el ceño como de costumbre, desde que vio que usted fue elegido presidente. Si el año pasado, debido a la truculencia del expresidente, no me hubieran "enviado a la cama" antes de lo previsto, yo lo iba a proponer. Tengo una carta de alto reproche, fechada el 8 de octubre, del "yo soy". En ella, él lo manda a llamar a usted el día 5 y explica su falta de voluntad para seguir ocupando el cargo y el gran deseo "de él" de que usted tome su lugar. Condena "por completo el sistema y la normativa", de nuestra orden. A él le parece "bastante mala". Termina diciendo: "Por supuesto le pido que haga que la V.D. se abstenga de proponerme para el consejo de la Sociedad". Ni hablar, ni hablar de esto; él puede dormir profundamente y sin ser molestado y verse en sueños como el Dalai Lama de los teósofos. Pero debo apresurarme a ingresar una indignada y enfática protesta contra su definición de nuestro sistema "defectuoso". Porque, logró captar solo unas pocas chispas perdidas de los principios de nuestra Orden, y no se le pudo permitir examinar y, remodelar la totalidad, todos debemos ser, ¡como él desearía representarnos! Si pudiéramos sostener las doctrinas que él desea imponernos
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a nosotros; si en algo nos pareciéramos al dibujo que ha hecho de nosotros; si pudiéramos someternos durante una sola hora a permanecer en silencio bajo el peso de las imputaciones que nos ha lanzado en su carta de septiembre; ¡ciertamente mereceríamos perder toda credibilidad con los teósofos! Deberíamos ser despedidos y expulsados de la Sociedad y de los pensamientos de la gente por charlatanes e impostores: lobos con piel de oveja, que vienen a robar los corazones de los hombres con promesas místicas, abrigando todo el tiempo las intenciones más despóticas, buscando esclavizar a nuestros confiados chelas y alejar a las masas de la verdad y la "revelación divina de la voz de la naturaleza" hacia el ateísmo vacío y "desolador"; es decir, un total descreimiento en el "bondadoso y misericordioso Padre y Creador de todo" (del mal y la miseria, ¿debemos suponer?) que se recuesta desde la eternidad, reclinándose con la columna vertebral apoyada en un lecho de meteoros incandescentes, y se limpia los dientes con un relámpago en horquilla... Sí, sí, ¡ya tenemos suficiente de este incesante tintineo en el arpa de boca de la revelación cristiana! M. piensa que el Suplemento debe ampliarse de ser necesario y hacer que dé cabida a la expresión del pensamiento de cada Rama, por muy diametralmente opuestas que sean. Se debe hacer que El Teósofo asuma un color distinto y se convierta en un espécimen único. Estamos listos para proporcionar las sumas adicionales necesarias para ello. Sé que usted captará mi idea por muy vagamente expresada que esté. Dejo nuestro plan completamente en sus propias manos. El éxito en esto contrarrestará
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los efectos de la crisis cíclica. ¿Usted pregunta qué puede hacer? Nada mejor ni más eficiente que el plan propuesto. No puedo concluir sin contarle un incidente que, por ridículo que sea, generó algo que me hace agradecer a mis estrellas por ello, y a usted también le complacerá. Su carta, adjunta a la de C.C.M., la recibí a la mañana siguiente de la fecha en que usted la entregó al "pequeño hombre". Yo me encontraba entonces en el vecindario de Pari-Jong, en el gun-pa de un amigo, y estaba muy ocupado con asuntos importantes. Al recibir la notificación de su llegada, estaba cruzando el gran patio interior del monasterio; concentrado en escuchar la voz del Lama Ton-dhub Gyatcho, no tuve tiempo de leer el contenido. Entonces, después de abrir mecánicamente el grueso paquete, simplemente lo miré y lo puse, según creí, en la bolsa de viaje que llevo cruzada sobre el hombro. En realidad, sin embargo, había caído al suelo; y como había roto el sobre y había vaciado su contenido, estos últimos se dispersaron al caer. No había nadie cerca de mí en ese momento, y mi atención estaba completamente absorta en la conversación, ya había llegado a la escalera que conduce a la puerta de la biblioteca, cuando escuché la voz de un joven gyloong llamando desde una ventana y regañando a alguien a la distancia. Al volverme comprendí la situación de un vistazo; de lo contrario nunca habría leído su carta ya que vi a una vieja y venerable cabra a punto de transformarla en una comida matutina. La criatura ya había devorado parte de la carta de C.C.M., y se preparaba cuidadosamente para darle un mordisco a la suya, más delicada y fácil de masticar con sus viejos dientes que los duros sobre y papel de la epístola de sus corresponsales. Rescatar
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lo que quedaba de esta me llevó tan solo un instante, a pesar del disgusto y la oposición del animal, ¡pero quedaba muy poco de esta! El sobre con el emblema de usted casi había desaparecido, el contenido de las cartas se tornó ilegible; en resumen me quedé perplejo al ver el desastre. Ahora sabe por qué me sentí avergonzado: no tenía derecho a restaurarla, ya que las cartas provenían de la "Ecléctica" y tenían relación directa con los desventurados "Pelings" por los cuatro costados. ¡Qué podía hacer para restaurar las partes faltantes! Ya había resuelto pedir humildemente permiso al Chohan para que se me permitiera un privilegio excepcional en esta extrema necesidad, cuando vi su santo rostro ante mí, con sus ojos parpadeando de una manera bastante inusual, y escuché su voz: "¿Por qué romper la regla? Lo haré yo mismo." Estas simples palabras Kam mi ts'har — "Lo haré yo", contienen un mundo de esperanza para mí. Él ha restaurado las partes que faltaban y lo ha hecho además con bastante prolijidad, como podrá ver, e incluso ha transformado un sobre roto y arrugado, muy dañado, en uno nuevo, con el emblema y todo. Ahora sé el gran poder que se tuvo que usar para tal restauración, y esto me lleva a esperar una relajación de la severidad uno de estos días. Por lo tanto le agradecí de todo corazón a la cabra; y como no pertenece a la raza Peling condenada al ostracismo, para mostrar mi gratitud fortalecí lo que le quedaba de dientes en la boca y coloqué los dilapidados restos firmemente en los alvéolos, para que pueda masticar alimentos más duros que las cartas inglesas durante varios años por venir.
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Y ahora unas palabras sobre el chela. Por supuesto usted debe haber sospechado que ya que al Maestro se le prohibió la más mínima exhibición de tamasha, también al discípulo. ¿Por qué debería haber esperado entonces, o "sentirse un poco decepcionado" por la negativa de él a enviarme las cartas de usted a través del Espacio, en su presencia? El pequeño hombre es un tipo prometedor, mucho mayor de lo que parece, pero joven en sabiduría y modales europeos y, por lo tanto, comete varias indiscreciones, que, como le dije me hicieron sonrojar y me hicieron sentir tonto por los dos salvajes. ¡La idea de acudir a usted por dinero fue absurda en extremo! Cualquier otro inglés excepto usted los habría considerado después de eso como dos viajeros charlatanes. Espero que haya recibido a estas alturas el préstamo que le devolví con muchas gracias. Nath tiene razón sobre la pronunciación fonética (vulgar) de la palabra "Kiu-ti"; la gente generalmente la pronuncia como Kiu-to, pero no es correcta; y él tiene una visión equivocada sobre los Espíritus Planetarios. Él no conoce la palabra, y pensó que usted quería decir "devas", los servidores de los Dhyan-Chohanes. Son estos últimos los que son los "Planetarios" y por supuesto es ilógico decir que los Adeptos son más grandes que ellos, ya que todos nos esforzamos por convertirnos en Dhyan-Chohanes al final. Sin embargo ha habido adeptos "más grandes" que los grados inferiores de los Planetarios. Por lo tanto los puntos de vista de usted no van en contra de nuestras doctrinas, como él le dijo, sino que lo estarían si usted hubiese querido decir "devas" o ángeles, "pequeños dioses". El Ocultismo ciertamente no es necesario para que un Ego bueno y puro se convierta en un "Ángel" o Espíritu dentro o fuera del Devachán
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ya que la Condición Ángélica es resultado del Karma. Creo que no se quejará de que mi carta sea demasiado corta. Pronto la seguirá otra voluminosa correspondencia "Respuestas a sus muchas Preguntas". H.P.B. está reparada, si no completamente al menos por algún tiempo. Con verdadero cariño, Atentamente,
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Contexto y antecedentes
Esta carta se escribió desde un monasterio en el vecindario de Phari Dzong o Phari Jong, una gran fortaleza en Pagri, Tíbet, justo al otro lado de la frontera de Sikkim en la ruta a Lhasa. Esta carta se menciona en la Carta de los Mahatmas N.° 91 como: escrita "a medida que puedo". Parece probable que se dictara mentalmente a un chela y luego se la precipitara, si la prohibición contra este método de comunicación se hubiera eliminado para ese entonces. Se entiende que se quitó en algún momento, pero se desconoce cuándo exactamente. El método generalmente produjo más correcciones, y en esta carta algunas palabras han sido borradas, algunas han sido corregidas y otras han sido tachadas.
Descripción física de la carta
El original se encuentra en la Biblioteca Británica, Folio desconocido. Según George Linton y Virginia Hanson:
Esta muy larga carta está en letra de trazo grueso de KH en tinta azul oscuro en 17 hojas de papel blanco de tamaño completo. Algunas palabras se han borrado, algunas se han corregido y otras se han tachado. [4]
Historial de la publicación
Comentario sobre esta carta
Notas
- ↑ Jagadis Chunder Bose, Sir Jagadis Chunder Bose, His Life and Speeches, Madras: Cambridge Press, 19??. Available at Project Gutenberg
- ↑ Samanth Subramanian, "The Long View: the Partition Before Partition," International Herald Tribune (October 3, 2011). Available at New York Time web page.
- ↑ Edward Balfour, The Cyclopaedia of India and of Eastern and Southern Asia (India: B. Quartitch, 1885), 662. [1]
- ↑ George E. Linton and Virginia Hanson, eds., Readers Guide to The Mahatma Letters to A. P. Sinnett (Adyar, Chennai, India: Theosophical Publishing House, 1972), 153-154.